miércoles, 31 de diciembre de 2008

Feliz año y sosegantes aromas. Y más sobre el miedo.


Yo tengo poco miedo de antemano. Por experiencia sé que todas esas señales que nos provocan habitualmente miedo no indican la dirección adecuada y nos rompen la brújula, como bien cuenta Isaac Rosa en este libro, El país del miedo, que recomiendo encarecidamente: ya es hora de que hablemos de lo que nos afecta y nos paraliza.

Pienso que si tengo miedo en un garaje, en un descampado o durante una tormenta sin ningún motivo, sólo porque estoy en el garaje en un descampado o cae una tormenta, estoy perdiendo una cantidad de adrenalina que luego quizá necesite para reaccionar cuando la amenaza sea real
(que le pregunten a mi hermanita)

Hay una cosa que no menciona Isaac Rosa en esta novela aunque no cese de hablar de ella y es el olor del miedo, ese olor es en realidad lo que nos hace vulnerables. Aparece en la novela un aparte con recomendaciones para turistas en Guatemala y, pobres turistas, los mandan al matadero, en lugar de instrucciones parece un perfume letal lo que les regalan en ese folio. Quienes pateamos barrios como la Chacra o Mejicanos, los que nos fuimos a pelo trasbordando en autobuses, los que conocemos bien los lugares que nombra, sabemos que quien nos agrede, primero nos huele, y que es el miedo el que exhala el perfume que excita la violencia.

Pero vaya que yo lo que quería era contar una historia amable sobre el miedo que recordé ayer:

Estábamos viendo un video en casa de unos amigos con sus padres, allí aparecían los cuatro miembros de la familia subidos en camellos. Luego el hijo bajaba del camello y se acercaba a un acantilado.

En ese momento la madre se sentó al borde del sofá y se puso a gritar como una posesa, dos años después de la grabación:

-¡ese chico, ese chico que se va a caer!

Valor y Feliz año a todos.


P.D Pienso mucho en la necesidad de ahorrar palabras y emociones que no se deben desgastar con un mal uso, por ejemplo no soporto que digan de una discusión normalita que fue atroz o de un cualquier chorradita que es inhumana, porque entonces, cuando ocurren masacres como la de Gaza ¿qué palabras utilizamos?.

Esos crímenes, esos desplantes, esa irracionalidad por parte del poder, de un estado, ese si es un miedo real que deberíamos compartir.
Ya siento ser aguafiestas.
La imagen es de Claudia de Monte
Otra pd: se me ha vuelto a borrar el disco duro, a veces creo que lo hago con el coco, y llevo unos días sin acceder a algunos de los correos quien no haya sido contestado que reenvie a martasanuy@literaturas.com: merci.

martes, 30 de diciembre de 2008

Hablando de coincidir


Estoy leyendo dos libros que clasifican el miedo.

Una novela de Isaac Rosa, El país del miedo, y una antología de textos editada por Vicente Domínguez y titulada Los dominios del Miedo.

Isaac Rosa me interesa mucho desde que leí El Vano Ayer, es alguien con quien comparto algunas preocupaciones centrales e incluso algunos procedimientos. En la entrevista que le hace este mes Jordi Corominas en
literaturas.com le pregunta por sus futuros planes y él dice:

Quiero hablar sobre el mundo del trabajo más allá de situaciones anecdóticas, como ha cambiado, en qué situación está.

Vaya, yo también. Reconforta coincidir con gentes a las que admiras. Pero hablando también de no coincidir el otro día estuvo Isaac Rosa en Alagon, el pueblo de al lado, evalué y preferí no ir. Nada desvirtúa tanto como estar rodeado de popes de provincias, y a mi no me interesan ya algunos circos.

Hace un año me preguntaba qué pensaría este chico inteligente y serio de la versión cinematográfica de Las trece rosas, curioso que un año después, exactamente, llegué su respuesta.


Espero que me lleguen pronto muchas respuestas para poder hacerme otras preguntas.

(El otro día no dejábamos hablar a mi padre y nos amenazó -seguid así y os vais a quedar sin conocer mi pregunta-pasamos la tarde insistiendo y no nos la hizo)

El país del miedo es un libro que enumera, un catálogo del miedo. Hace unos días escribía yo que enumerar tranquiliza, pero ya no lo sé:


-¿Temer es una superstición para conjurar y que lo temido no suceda?
o bien
-¿lo que se teme se provoca?-como cree el Doctor Jeckyll.

p.d. Y hablando de coincidir y del miedo, todavía no he tenido tiempo para hablar de la muerte de Francisco Casavella, uno de los autores de novela que me han interesado y a quién conocí: da mucho miedo que se muera alguien que tiene dos años más que tú y con quien te tomaste más de dos gin-tonics. Siguiendo con lo de coincidir tropecé casi literalmente con Javier Losilla, que fue quien presentó El triunfo cuando teníamos Carmen París y yo la librería. Después de quince años sin vernos y una semana después de morirse Casavella nos encontramos en Antígona, un espacio imantado, y fue un hermoso encuentro. Nos callábamos los dos o decíamos al unísono me acordé de ti, nos mirábamos reconociendonos y no reconociendonos al mismo tiempo.

La imagen es de Gilberto Zorio

viernes, 26 de diciembre de 2008

Lobo de Azafrán y Lobo en curda




Será amor de discípula. Será que asistí a la gestación y me familiaricé con las palabras del libro cuando aún eran frases y moneda suelta. Será que nos encontramos porque nos íbamos a parecer, o para parecernos, y que la pequeña, pequeña, soy yo.
Seguramente es que yo creo con Larrea, con Escarpa, con Barreiro, y muchos más, que la poesía es ritmo, ritmo y ritmo.
Es un gran regalo de navidad tener con tapas verdes Lobotomía sobre la mesa.
Hoy si lo tengo difícil, pero elegiré dos poemas:

Lobo de Azafrán

Vierte en la nieve su insomnio.
Es pequeño y le abruma su problema.

"¿Sabré hacerme respetar?"
"Ser más que nadie"-repite-
y aturdido por el mito
se pincha
para ver su sangre sobre la nieve,
Ou, Ou-exclama-
y es pequeño el auditorio.

Ya sale de las montañas
y se interna en un campo desplumado.
Comienza a amanecer
y el lobo-casi sin saberlo-
refleja el sol en sus lomos.

Lobo en curda

Se exalta hablando solo
y su camino en la noche
es hiato, renglón torcido y pesadilla.

Busca compañía para no tolerala
y, tal vez,
una loba a la que dejar hendida

Todos los huecos están cerrados,
puertas y madrigueras albergan sueño
mientras lucidez y oscuridad lidian en su amalgama.

Retará a la imaginación,
al poder y al sentido común,
se verá poseído de fuerza y de agonía.

Una ráfaga de ternura,
el viento que canta lo que pudo haber sido y no fue,
descontrol motriz y, en la garganta,
el aullido atravesado,
la otra fiera,
el antesdeayer inicuo
que convierte en guiñapo feróz
aquella ráfaga de ternura.

Javier Barreiro Lobotomía Ed.Renacimiento

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Feliz no sé qué

Yo conocí a Don Ignacio Fernández gracias a esa frase. Estaba empezando con la escuela y envié una de esas felicitaciones que odio. El nunca bien ponderado director de Literaturas.com respondió con ese “Feliz no sé qué” y hasta ahora.

Hace tanto frío que no hemos ido a por el botín a lo de Pepito. Mister Hide se ha ido. Es estupendo ir a comprar libros con el doctor Jekyll, pero creo que se ha dormido. No coge el teléfono. No se ven ni los olivos por la ventana, estamos otra vez dentro de un vaso de leche. Ah, Carlos se ha comprado un ordenador muy, muy pequeño, y me ha regalado a mi el suyo, que es muy, muy grande.

Alguien me dijo el otro día que con los blogs se pierde intimidad. Yo creo que no, yo creo que la intimidad no es un gas.

Claro que con el sentido de la intimidad ocurre como con la sexualidad; cada cual tenemos el nuestro/a y los demás nos parecen raros.

Aunque lo tengo complicadísimo siempre consigo volver a casa por navidad. El truco es irme a Madrid la semana anterior (aquí Blanca se ha reído, ha parado y me ha dicho sooosaaa; pero ella sabe que a veces Madrid está muy lejos)

Además no siempre he vuelto a casa en navidad. A veces me he ido. Fueron estupendas las navidades con los Lobera Latorre, una vez tuve los mejores suegros que imaginar se pueda, y con los Diego Vicente en el Molino.

Este año hubiese estado encantada de fugarme con mi otra familia pero la reunión es en Quito y no pudo ser. La presencia de la ausencia, esa no me falla: veo desde aquí a mama Conchita y a José, que vuela en nochebuena y llegará justito, y a Blanca y a Rene, y a Monica brindando, Emilito y a Antoñito estan pero los pequeños no brindan, y también estaran desde Inglaterra Luchi, Brian, Martín y Moira, no hay nada que reúna tanto como pensar en lo mismo al mismo tiempo:

SALUD

Los Sanuy Aina estamos bien, anoche tuvimos reunión catarsis, Matías nos propuso comernos la mitad de la cena ya que estábamos los cuatro íntimos y solo teníamos un problema el día siguiente: que iba a sobrar. ¿Asamos hoy el cochinillo?-dijo. A mi me pareció lo más sensato. Mapi y mi madre, que no tienen mucho sentido del humor y estaban friendo virtualmente un trozo de foie, se pusieron como una furia.

La semana que viene hay diáspora y tiene muy buena pinta. Yo subiré a ver a Gonzalo y a la chica Pájaro a una casa rural al Pirineo y quizá pase la noche vieja en la Sierra de aquí de Madriz con Marisa y Guillermo.

Ya lo siento por el resto de los lectores. Pero en estas fechas es imprescindible escribirle a la familia unas líneas.

A todos los demás, gracias por aguantar otro año estas chapas y felicísimo no sé qué ,bueno sí, celebramos la entrada en las tinieblas, dice Marisa (también conocida como mama china) hay que dejar muy limpia la casa para cuando vuelva a salir el sol, dice también.

Hoy Gotan Proyect: porque han sacado disco, porque son la banda sonora de las navidades molineras, porque me encantan.

Y sin su permiso la estupenda felicitación desde México de Inés, parece que me está soplando

martes, 23 de diciembre de 2008

Al borde de la pizarra



Y de la súmula nunca infusa de excepciones morfológicas, me acuerdo de la pizarra de Ayutuxtepeque 44, del taconeado seguro del clarión en el encerado, de la otra conversación, la de la pizarra.

Del polvo de la tiza. Del borrador.

Cómo no, de un párrafo de Paradiso:

"-Éste es, éste es-decía el bulto aclarándose, en un ingurgite empotrado, como si los ojos le fueran a reventar en la redoma de su mundo de brumas-. Éste es-continuaba-el que pinta el paredón. Éste es, decía mintiendo, el que le tira piedras a la tortuga que está en lo alto del paredón y que nos sirve para marcar las horas, pues sólo camina buscando la sombra. Éste nos ha dejado sin hora y ha escrito cosas en el muro que trastornan a los viejos en su relaciónes con los niños.

Cemí, despues de sumar esta ringlera de espantos, estaba espantado. No tropezaba en el cristal de su redoma, como el gritón, pero había abandonado su realidad y navegaba"

José Lezama Lima Paradiso Capitulo II

viernes, 19 de diciembre de 2008

no soy marta


(la que no está aquí)

No, no te confundas, no soy la Sanuy. He llegado y he ocupando su lugar, aún no sé si ella quiere, da igual, no pienso esperar. Hay ron, alguien dice desde la cocina, pero no hay Coca Cola, la vida no es perfecta apostilla; busco los guiones medios para apostillar esa frase, pero no los encuentro. Me siento frenética ante este teclado sucio, negro, que no responde. En casa de herrero...

No, no soy la sanuy, se nota

me duele la cabeza pero soy feliz, no pienso decirte quien soy, sólo que no soy ella, se nota. no pienso dejar de beber hasta que la cabeza estalle, mañana madrugaré otra vez.

la foto se la dejo a ella

tener casa, ventanas frente a mí es nuevo, tener una ventana abierta con ventanas en frente es nuevo, quisiera tener la pierna rota y ser un james


es de noche, y pienso que la palabra denoche debería escribirse junta


alguien retira mi flequillo de la cara, me enternezco, reecuerdo, me confundo, el mundo va al revés

me volvió a quitar el flequillo de la frente, me acarició la frente, aún no sabe que me gusta tener un ojo oculto tras el pelo negro


desde la cocina dicen que no nos va mal para estar en una casa que acaba de sufrir una debacle emocional


el marini é rosso



Ella (yo)



Sobre las mutaciones del parentesco: ¿por qué me elegí tía y madrastra?



Terapia: anotar las cosas que me han gustado mucho estos días, también para que no se me olviden:

Ir a buscar a Javi al cole al trote con la perra. Inma haciendo tortilla de patata en casa de Marisa con su delantal y que se quedarán a dormir Javi y ella. Que Inma y Marisa aún no se conozcan. Que mis padres hayan adoptado como nietos a Amanda y a Javi. Que mi padre tenga ganas de coger el AVE para venirse a cenar con Inma (por lo que decía Lucrecia Martel, porque me interesan sobre todo las relaciones que nos se dejan definir) 

Los diálogos. 

-Javi ha suspendido dos

-Pues dale dos hostias cuando tengas seguro que no te pueden pillar, que tú eres lista.

-Vale, vale Matías, yo siempre te hago caso. 

Minutos después en la cocina 

-Mama me aburro

-Pues lo mejor es que te demos dos hostias  y te vas a jugar al niño maltratado

-Eso, ven que te las de, que para algo soy tu madre. 

Y los tres muertos de risa. 

Me gusta mucho que Inma y Amanda  hablen y se rían. Que Amanda analice con Inma el test de Javi y luego nos explique, tan bien, con los mapas de la mano y la oreja dónde tenemos cada órgano, en la consulta de su madre. Encontrarme al lado del ratón un estetoscopio, dormir con una lámpara de clínica en el espacio curativo donde está normalmente la camilla. 

Que venga por la mañana Marisa de su guardia y nos den las tres de la tarde fumando en la cocina y hablando de lo divino y de lo humano, siguiendo la pista de conversaciones que se han prolongado casi quince años, y que Marisa le diga a Amanda, que tiene 41 de fiebre, ¡venga que hoy no te puedes apurar, que tienes a tus dos madres aquí! Y que le ponga unas agujas, Marisa es acupuntora, y le baje la fiebre. Que en la cena Marisa le cuente a Guillermo, su armónico y estupendo novio, el día que nos conocimos y luego, a dos voces, lo que decía Amanda cuando era pequeña. 

Pero lo mejor, lo mejor ha sido la sesión de risoterapia que me ha metido esa mona en cuanto se le ha ido la fiebre delante de su ordenador. La madre del video podría ser yo, estoy mejor de tía y de madrastra,  esta claro para todos . Tan desbloqueada me he quedado después de las carcajadas que estoy preparando una receta que Blanca y yo descubrimos en Nueva Granada ¡impresionante! 

Ternera con ron y mango.

PD. y esta bien decirle a Amanda por el messenger que ya está este post y casi la comida, de la cocina al estudio. Pero lo mejor lo mejor es que pusieramos la misma canción de Vetusta Morla sin haber hablado de ellos, con dos días de diferencia, y sin contacto alguno, en el blog,  esa sincronía nos tiene entusiasmadas: Salvese quién pueda)

martes, 16 de diciembre de 2008

Una ternura rabiosa



Ayer apareció el maestro Barreiro con su ayudante en la presentación del libro de Eugenia, luego nos tomamos un par de vinos con Nacho, la edad nos está volviendo intensos y contenidos. La cuestión es que nos dio tiempo a decir mil barbaridades recordables.

-Lo que nos hace falta es una ternura rabiosa.

dijo Javier, por ejemplo

Javier acaba de publicar un libro de poemas "Lobotomía", y la verdad es que no le da mucha importancia. Quedan muchos ejemplares de "Dientes en un cofre" y eso me alegra un montón, me encargaré de hacérselo llegar a los buenos lectores.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Nada puede hacernos entrar en calor

 

Yo discutía mucho con Carmen, pero me gustaba Carmen, era exceso de confianza,  tengo por ahí unos cuantos libros suyos, ¡qué casas y qué bibliotecas tenían los amigos de mi madre!, allí mismo, en la replaceta. Durante la infancia era fácil, cruzar la calle Hospital y cambiar de mundo.

Quizá, aun después de tanto convivir, y de tanto querernos y de tanto enfadarnos, decida recordar siempre a Carmen por su primer préstamo, se sintió un poco culpable, pero al final me dejó los poemas de Miguel Hernández, aunque:

-no soy partidaria, tienes mucha urgencia, creo que te pueden crear confusión 

Tenía su punto de sensatez Carmen y yo doce años. Carmen, Carmen; ya siempre seguimos ponéndonos polémicas y complicadas, pero siempre nos poníamos alegres al vernos. 

Iba con una sartén el otro día Carmen Pinilla; nos la encontramos mi hermana, mi madre y yo por lo oscuro: nos contó como se quitaba la ansiedad de haber dejado de fumar, y no iba mal.

-Carmen, ve a  nadar

-ya pero paso mucho frío 

Repetir eso se había convertido en un rezo entre nosotras. 

Siempre se llevaba a su casa a quién necesitara ayuda, todos los pobres y los dementes tuvieron cariño en aquel patio de hortensias; eran gigantes las hortensias de Carmen, y nos daba chitos todos los años. Tenía un perro y paseaba por el río y pintaba; el pasillo de esta casa está lleno de cuadros suyos. Y siempre eran dos, Carmen y Paca, su madre. 

A Carmen la ha degollado esta tarde Miguel, su hermano. 

Paca, su madre, está en el hospital. Mi madre repite por teléfono, como si fuera el guardia de seguridad de la salud mental, que no se trata de desahogarse con insultos, que Miguel es un enfermo. Mi madre puede dirigir la circulación mental de mucha gente en situaciones de urgencia. Mi tía Enma está con Paca, que es consciente de lo que ha ocurrido. Esto no es un relato, aunque aún sea increíble. 

Yo necesitaba, no escribirlo, sino releerlo, para empezar a creerlo. 

¡Y pensar en todo lo que no había sucedido, todavía, a las cuatro de la tarde!

Estamos todos muertos de frío.

p.d. Los motivos de la discusión se desconocen, dice la noticia, y no se desconocen, se esconden, se enmascaran, no se asumen, y son una de las mayores causas de muertes violentas en el mundo: las enfermedades mentales mezcladas con alcohol, una pesadilla cotidiana que mata, algunas veces de verdad, siempre y a demasiada gente, a veces cercana, todos los días, de miedo.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Sobre inabarcables patios interiores


 

Ayer me quedé encerrada en la galeria durante una hora. Contaba con una ventaja, sabía exactamente cuando iba a ser rescatada. La tía Pili  cumple a raja tabla con sus relojes. 


 Estar encerrado siempre inquieta, enumerar sin embargo tranquiliza, así que jugando a Casa Tomada me di cuenta de que no había tenido mala suerte con aquél rincón: había agua, un jamón con su cuchillo, estaba el frigorífico, abundaban las naranjas, las manzanas y las cebollas, la cerveza sin alcohol y el fairy. Tenía tabaco en el bolsillo, fuego,  y llevaba la toquilla puesta. Una vez tranquila abrí un poquito la ventana y me puse a mirar el patio de luces, estaba lloviendo, así que también había música. Era agradable el sonido del agua sobre el tejadito de plástico verde de la vecina. 


Siempre me han fascinado esos túneles verticales. Las fachadas de los edificios son la máscara, los patios de luces son un íntimo y variadito crisol. Allí se sabe uno distinto: nadie piensa en las flores  de la su vecino cuando elige las rallas de su cortina. Ni cuando hace una confesión cromática  con cada colada. Paradójicamente, la gran paleta de los patios interiores debe su intensidad a ese gris perpetuo o blanco lechoso que los ilumina. 


En casa de mi tía, en Barcelona, el ascensor pasa por un patio así. Yo dormía en aquella habitación cuando era pequeña y  me sentía tomada por una imaginación parecida a la de Emma Bobary, aunque no  la conocía, cuando el ascensor subía o bajaba a mitad de noche: ¡qué bailes de cenicienta, qué enigmas! 


Superada  ya del todo la posible crisis del encierro me he sentado en la banqueta de la esquina, entonces me he dado cuenta de que esos tres cuartos de hora que quedaban eran un regalo. Llevaba en la mano a Ángel González y no lo había visto hasta entonces. Muy estrecho este rincón de la banqueta. Y que me gusta sentarme en las encimeras, mejor al lado de las manzanas. Cuando quité el dedo gordo, casi dormido, del centro del libro, señalaba este poema: 

 

Ilusos los Ulises

 

Siempre, después de un viaje,

Una mirada terca se aferra a lo que busca,

Y es un hueco sombrío, una luz pavorosa,

Tan sólo lo que tocan los ojos del que vuelve.

 

Fidelidad, afán inútil.

¿Quién tuvo la arrogancia de intentarte?

Nadie ha sido capaz

-ni aun los que han muerto-

De destejer la trama

De los días

 

Leí muchos más. Y tuve más de tres cuartos de hora, la tía Pili volvió a y diez. Dice que mi madre acababa de fregar el suelo y habia estado esperando a que se secara. ¡Qué delicadeza!


La imagen es de Grace Fully

martes, 9 de diciembre de 2008

Este año agua y pan ácimo

 

No es la austeridad sin más, sino el gusto por la austeridad, lo que me interesa. La austeridad sin adornos morales (hay una belleza en la austeridad tan delicada que cualquier ornamento le molesta)

 Por eso me gusta tanto la broma con José Luis, la de pasar las navidades escondidos debajo de la escalera de su casa con agua y pan ácimo. Debe tener veinticinco años esa broma y nunca llega el momento. 

El día seis los llamé, que era su aniversario de boda, cogió el teléfono Carmen, José Luis iba conduciendo. Aún así lo oía retransmitiendo: 

-Dile que estoy arreglando el suelo debajo de la escalera

-Y dile que ha llegado el año, que yo pongo el pan ácimo.

-Dile que la mato si trae agua de marca. 

domingo, 7 de diciembre de 2008

Las Trenzas de Tania




Llegó un correo tan importante que al Outlook le costó  digerirlo.


Decía:
¿Ideay maje? Reaparecimos pues, acá seguimos irredentas, insofrósticas ¿te acordás de la palabra?, venenositas y bellas, ahora gordas y siempre poderosas, revolcaditas de culo pues porque la vida es así, pero insistiendo en volver a volar siempre.


Ya hacía mucho que yo estaba taloneando a  Lataniamontenegro, además cerca andarán Mara y la Ñata


¡Qué alivió!

viernes, 5 de diciembre de 2008

Desdoblamiento


Todo está empezando a ponerme nerviosa. No recordaba cuánto aguijonea recuperar la personalidad. ¡Con lo que me había costado perderla!

Sin avisar se ha presentado en casa esa histérica que no soporta la voz monótona de los cocineros, que es capaz de reírse y llorar al mismo tiempo, que sabe, segurito, que no hay nada especial que decir, al menos de momento (arremete ininterrumpidamente contra lo que ha dado en llamar inane, pero no deja de prestarle atención) Desperdicia mi energía y mi tiempo durmiendo o en tareas perecederas, y se cansa mucho y en balde; luego me invade con su agotamiento.

A veces me escapo unos segundos y me da tiempo a pensar sin su supervisión: ¡Si la tuviera a la distancia adecuada la querría más y nos entenderíamos mejor!


La imagen es de Claude Cahun

lunes, 1 de diciembre de 2008

+Sobre la baba que nos rodea, la cosa gelatinosa que amenaza con ahogarnos, nos quita el tiempo y nos deja pegados a nosotros mismo; lo inane


No voy a desperdiciar una comida con amigos o unos minutos de lectura con chorradas sobre monjas maravillas. Resultan demasiado evidentes las tonterías, se les ve muy bien la tramoya, otra vuelta de tuerca es que además adopten estas empresas de opinadores la sagrada forma del matrimonio; tanto me da Grandes-Montero que Lindo-Molina. Me ofenden las industrias matrimoniadas y las otras. Esos premios, Savater… y a otra, los litros de saliva escandalizada para la cúpula, las visiones de Juan Manuel de Prada, ella, Rosa Montero, o el más allá de la inteligencia transmutada en éxito según Zafón.

Nos rodea un ejército de inanes muy bien organizado.

Seguramente voy a seguir aquí, pero porque estoy consiguiendo que aquí en términos nacionales no signifique casi nada, como si hubiera conseguido llegar a ningún sitio.

Encontré el blog de Paco Gómez Nadal después de tantos años de todo, después de tantos años del viaje a Blufields en el que nos conocimos, ese viaje que contaron incluso quienes no estuvieron. Lo encontré por azar, y no podía pasar nada mejor este fin de semana que ese reencuentro y poder leerlo. Se lo dije a él y lo repito aquí. Gracias. Hacía mucho tiempo que alguien no me despertaba tanto y con palabras tan exactas.

Seguramente voy a seguir aquí por el apego a lo concreto. A la barca del pueblo innombrable con la que ayer no pudieron cruzar porque el río estaba muy crecido, a los atardeceres rojos del Castellar, a mi tiempo lento (ese que me intenta fregar con sus chorradas el ejercito de inanes). A las comidas con amigos que se explican con Quevedo, que cuentan admirados las conversiones y suspenden el juicio. Tengo la suerte, rotunda, de conocer a unos pocos capaces de parar la verborrea en seco con palabras enjundiosas, como quién asusta las judías con un jarro de agua fria y luego les sube el fuego, para que no sea siempre todo, inevitablemente, tan inane, tan inane.

y menos mal, porque como Javier recitó ayer:

A los suspiros di la voz del canto,
la confusión inunda l'alma mía:
mi corazón es reino del espanto.