miércoles, 9 de julio de 2014

Desde el limbo




Me he dado plantón a mí misma, un plantón de una semana. El jugo de la soledad es ese, poder hacer del tiempo un candíl. Retrasarte unas horas, unos días, abrir una franja en el limbo y quedarte agazapada allí una semana entera.

Hay una intensa comunicación Congo-Utebo-Ámsterdam-Almuñecar desde ayer. Que cuándo venís de una vez, dice José, el hombre.Que me bajo la zodiac y la arreglo, dice Justo, el saxofonista de la playa.Que llames al banco, dice Martín, no todo iba a ser lindo ¡Qué me arreglen la moto! Exclama el rubiux.

Así que pronto habrá una bajada catártica por nuestras curvas, con el hermanito, que me quitará miedos, vértigos, soledades y miopías.

Quería degustar una semana más las ganas de volver a casa, y también los tomates y las compañías de este lado. Creo que el limbo es un tiempo, no un espacio, un tiempo que no es ni tuyo, sin propietario.