miércoles, 21 de noviembre de 2012

Y los puntos de vista



Molly Taylor



Se le pasaba la vida en felicitarse.

Escribo. Podría estar mejor escrito pero ahí lo dejo. Luego me pregunto cuantos de mis conocidos se podrían dar por aludidos con esa frase. Me parece un asunto tan enjundioso que dejo de escribir. Se me va el santo al cielo, me pongo a hacer otras cosas. Pero cuando vuelvo a sentarme sale otra frase disparada:

Y tanto se disfrazaba que por mucho que lo desnudásemos sólo lo veíamos a él.


Hay que andar con mil ojos y doscientas mil orejas.


Por qué dicen “cambios en profundidad” y no “cambios profundos”. Todo plagado de venenosos matices.


Dale, me enseñas tu mundo y luego te enseño yo el mío.

Me he vuelto a acordar de que se va a ir Carluchi porque he leído en fb que también se va Paula, una amiga chilena, y me he puesto a pensar en los largos plazos y en los buenos pactos. Ni modo, bien que mal cumplimos. Veinte años, entre unas cosas y otras, nos costó la vuelta.

Es un lujo tener una doble vida. Le digo para animarlo. Y un segundo después me doy cuenta de que además de decirlo lo creo. ¡Qué mejor que otro tú, a quien has prestado mucha atención durante todos estos años desde aquí, te esté esperando allí! ¡Quién os viese saludaros!

El ph nómada-sedentario.

Debería existir un medidor que nos pusiera de colores dependiendo de nuestra relación con el espacio y el tiempo. 

Yo me pediría ser ph7, para poder mirar a los dos lados.