martes, 16 de octubre de 2012

Más cortedades.









Esclarecedor final de una conversación veraniega al borde del barranco con el niño Escarpa:

-Eso es, ¡¡¡Eureka!!! Eso exactamente somos:  ¡barrocos borrados!

Vómitos auditivos

Cuando oigo a alguien autodenominarse artista siento unas tremendas arcadas que empiezan en el pabellón y acaban en el lóbulo de la oreja: como si les oyera decir de sí mismos que son sabios o que son genios.

Uno puede decir que es pintor, o fotógrafo, o director de cine, músico o escritor y hasta, si me apuran, poeta. ¡Pero artista!

El placer del titubeo.

O la ración de adrenalina necesaria que nos traen los pequeños misterios.

Propósitos higiénicos

Mantenerse a una distancia prudencial del yo, alejarse el doble cuando se encuentre con halagos: esas potentes máquinas de hacer el vacío.