viernes, 29 de noviembre de 2013

Inés, fanfara tirana y tímida alusión a mis misoginias.







Mentí abajo, no es nada triste mi vida. Hoy volvía pensando que cada uno de vosotros me evoca una música. Javier sería sin duda un tango, Joselín sería jazz, la Tati  no sé por qué Caetano Veloso, Antonio clásica, Nacho es popi, el rubio es todo percusión africana y la niña Blanch una inclasificable. Podría seguir pero me tocaba Inés y su máscara acústica después de casi un año.

Y la Inesica me suena tan alegre y tan potente como Fanfara Tirana.¡Hasta una gasolinera que me tuve que ir a trabajar para encontrar a Inés! ¡Qué iba a saber yo entonces para qué era todo aquello!

Ahí le he estado contando mis misoginias. Porque si pensamos de verdad habrá que rascarse hasta el fondo y yo encuentro con frecuencia el equivalente femenino del machismo, su retroalimentación, y me irrita, pero no lo puedo contar. No hay como desahogarse con esa lúcida historiadora y una cerveza debajo de un árbol.