jueves, 14 de mayo de 2015

La Vorágine



Se ha montado un callejón latinoamericano Paco que está revolucionando la ciudad. Nada nos hace tanta falta como las conversaciones concatenadas, ese género de la otra orilla: unos llegan y otros se van pero la conversa permanece, y eso no es paja, eso es pensamiento colectivo.

-Mirá vos, no hables con esos majes peninsulares que los conocemos y trabajan en un periódico requetecontra de derechas, haceme caso eh Martita.

Me dijo Tania mientras Mara y la Ñata asentían. Como estaba tan entretenida con los cadáveres de barcos de la bocana de Blufields les prometí callarme, pero pensé que era bien chiquita esa barca para que consiguieramos no hablarnos. En esas que se puso una nica de la zona a contarnos su vida y rompió el fuego. Tres parejas por lo menos salieron de aquella conversación, se enamoraban todos los que transportaban la sandía de diez kilos que nunca nos cominos. Y amores de los otros a porrillo.

Disfruto proponiéndome alargar estos días mucho rato en la memoria, imaginando que vivo en Santander, que frecuento el callejón de la Vorágine, que vienen Isa y Eloisa a tomar vermout  y me espera en el Canela o en casa la familia Holandaluza.