
es un signo de conjunción y de comunicación, pero también de inversión simbólica, es decir, aquella zona en la cual se produce un cambio trascendental de dirección, o se desea provocar ese cambio. Por ello, la superstición utiliza el cruce de dedos, o de objetos. En las danzas medicinales se cruzan espadas y barrotes, para provocar el cambio (curación), es decir, para modificar el curso del proceso sin que éste llegue a su final ordinario.
Juan Edudardo Cirlot. Diccionario de Símbolos