Carlos Padilla
El
tobogan.
Alejandra
Pizarnik cuenta en sus diarios que necesita estar muy mal
anímicamente para escribir. Eso
me hizo averiguar que a mí me pasa lo contrario. Cuando el tiranillo
del ánimo se me lleva por el tobogan abajo estoy demasiado ocupada
intentando que pare como para ponerme a escribir. Hoy,sin embargo, es
ineludible anotar que, con tanta niebla y tantas ausencias , parece
que los muertos somos nosotros.
Las
prioridades
He
leído ésta mañana un informe psiquiátrico sobre el mal de altura.
En realidad se llama síndrome narcisista. ¡Pobre gente! ¡Cuánta
incomunicación! Sigue siendo mi mayor aspiración una vida bien
conversada, cada vez creo más en aquella notita que leí en el país
hace mil años y que tanto me caló: para tener salud mental hace
falta tener una relación íntima al menos con dos personas.
Comunicarse sí es la tarea de lo serio.
Sueños
textiles
Ya
estoy acostumbrada a soñar cuando me destapo que las sábanas y
las mantas son las páginas de un libro.Pero ésta noche he soñado que dos de mis amigos íntimos estaban escondidos en el pañuelo del pelo
y yo oía sus conversaciones.
El
futuro.
Les deseo que cenen bien y conversen mejor. Yo me voy a cocinar con música para
remontar y que me de tiempo a disfrutar de otra copa con Pedro y la
Santón.