
Teníamos la puerta abierta. A mí me gustaba cerrarla con llave por la noche, porque prefería que hubiese un fantasma dentro de la habitación en vez de pensar que pudiera entrar. A Jack, en cambio, le gustaba dejarla abierta. Nos lo echamos a cara o cruz y ganó él. Oímos un ruido en la puerta de entrada y unos pasos por el pasillo de la cocina
Dylan Thomas Relatos completos
Imagen Vlad Artazov