lunes, 3 de mayo de 2010

Llueven chuzos de punta


Anoche, durante la cena, me decían que cuando cuento historias o las escribo aquí digo muchos nombres de personas desconocidas. Soy partidaria de bautizar a los personajes enseguida, y no me parece necesario cambiar los nombres ni preferir la ficción (la Santón nos contó mil horas después que mi primo David es un cielo, pero utiliza demasiado el vocativo, ella dice con naturalidad cosas así, y lo mío será otro herencio)

Hoy he preferido volver despacio, en autobús, para poder mirar. Desde la ventanilla del AVE la vegetación se evapora. No conviene viajar siempre tan rápido, a veces hace falta una despresurización para que no se nos subleve el reptil que llevamos al fondo.

Como soy espíritu de contradicción me apetece escribir sólo nombres, los de los personajes de una familia feliz que come coquinas y comete acciones, se escucha y se interrumpe, está siempre sorprendiendo y sorprendida, mira, lee, dice, toca, abraza, colabora, improvisa, cuenta, fuma, bebe y habla, habla y habla, y escucha, escucha, escucha, durante tres días enteros al año, ¡y se ríe y baila! porque el relato va de una familia numerosa, variopinta y feliz de estar junta, encantada de influirse.

Mientras miraba por la ventanilla también nombraba: Yolanda, Antonio, Mercedes, Javier, Manuela, Koke, Nacho, Carmen, Carmina, Diego, Pepe, Tiago, Uberto, Sonia, Joan, Ángel, Paco, Rodolfo, Pere, Yoana, Silvia…que también podrían llamarse: Experimenta, Antonio Gómez, Ediciones la Velóz, Imanes Permanentes, La Gusanillo, La Lata, La bolsa, La Más Bella, MAE: Museo de Arte extemporáneo, Revista Bostezo, Rodolfo Franco, Pere Soussa, en3palabras, Joan Casellas…(Y también se colaban algunos estupendos nombres de los que no han estado in corpore este año: Braulio García Noriega, La canana de Pancho Villa, Gonzalo Escarpa, Benito del Pliego, Carmen Camacho, María Salgado, José Blanco, Juanje…

¡Me he debido dejar a un montón de gente imprescindible fuera! Pero es tarde. Me voy a la cama no sin antes contar que me senté al lado de Laura a mitad de una presentación y le dije:

-He soñado que tenía insomnio

-Y cuando me he despertado estaba muerta, jajaja- respondió sin inmutarse.

Así que salimos zumbando, menuda es nuestra flemática, a escribir ese hiperbreve veloz a cualquier bar. Lo íbamos a titular banalizando la realidad, pero no sabemos aún que haremos con la obra.