miércoles, 11 de enero de 2012

El narrador o no es "yo" todo lo que lo parece


Aunque son trabajos delicuescentes y casi siempre sin consecuencias, paso días buscando al narrador, la historia importa poco si el encuentra la distancia y el tono adecuados. Es una actividad parecida al ensayo musical, en ambas se repiten, se comparan y se comprueban los sonidos muchas veces. Una vez que lo he encontrado no tiene tanta importancia escribir o no, lo que importa es tener la certeza de que el recuerdo, la historia o la anécdota, y con ellas la realidad entera, se han reajustado.


La finalidad es que el texto emita el crujido de las vértebras cuando se encajan.


Encontrar al narrador es mucho más difícil que elegir entre la primera o la tercera persona.


Pero dice Canetti:

La dificultad de escribir apuntes-si éstos han de ser precisos y escrupulosos-radica en que son personales y nosotros queremos precisamente huir de lo personal; tememos fijarlo por miedo a que luego no pueda metamorfosearse. En realidad todo se sigue metamorfoseando de muchas maneras, basta con que, una vez escrito, lo dejemos en paz. Es la relectura la que traza las calles del espíritu. Permaneceremos libres si tenemos la fuerza de releernos raras veces. Con todo, el temor al apunte personal puede superarse. Basta con hablar de sí mismo en tercera persona; él queda expuesto a cualquier confusión y sólo resulta reconocible por el propio escritor. Con ello se corre el riesgo de que esos apuntes caigan más tarde en manos de gente que no pueda diferenciar entre las distintas terceras personas y así, mediante falsas interpretaciones, arrojen una luz perversa e inmerecida sobre el autor. Quien esté interesado en la verdad e inmediatez de lo que va escribiendo, quien ame el pensamiento o la observación en cuanto tales, asumirá este peligro y reservará la primera persona para ciertas ocasiones solemnes en las que el hombre no puede ser sino yo.


Sin embargo la tercera persona de Canetti no confunde, cuando escribe sobre sí mismo en tercera persona es como un niño que se tapa los ojos y dice que no está.