viernes, 23 de noviembre de 2007

Regreso a Dylan Thomas


No siempre puedo leer a Dylan Thomas.

Generalmente lo que leo me cambia el ánimo, pero con
Dylan Thomas no, para leerlo tengo que sentirme ajena a todo lo demás, sólo así puedo asomarme a las visiones que esconde en cada pliegue. A veces he pensado que para leer a Dylan Thomas es recomendable estar borracha, ser su compañera en el delirium. Prometo tomarme unas cuantas copas una de estas tardes antes de volver a leer "El mapa del amor".

Anoche estuve buscando un texto para ponerlo aquí después de tres cafés. Es fácil que me haya equivocado:



"Volar era una locura, y sin embargo voló. Era una locura de la sangre ser invisible, pero él lo era. Razonaba y soñaba irracionalmente a la vez, sabedor de sus flaquezas y de la locura de volar, a pesar de lo cual no tenía la fortaleza necesaria para conquistarla. Voló como un ave sobre los campos, pero pronto desapareció el cuerpo del ave, y el pasó a ser una voz voladora. Lo atrajo una ventana abierta por el aleteo de los postigos, tal como atrae un espantapájaros al ave sabia, con el estremecerse de los harapos, y se coló por la ventana hasta detenerse en una cama, junto a una muchacha durmiente:
-Despierta, muchacha, le dijo. Soy tu amante que llega de noche
Ella despertó al oír su voz
-¿Quién me llamaba?
-Yo te llamaba
-¿Y dónde estás?
-Te hablo al oído desde la almohada en que apoyas la cabeza.
-¿Quién eres?
-Soy una voz
-Deja de hablarme al oído y salta a mi mano, que pueda tocarte y acariciarte. Salta a mi mano, voz.
Se tendió quieto y cálido en la palma de su mano.
-¿Dónde estás?
-En tu mano
-En que mano
-En la izquierda, la que tienes sobre el pecho. No cierres el puño o me aplastarás. ¿No sientes la calidez en tu mano?. Estoy junto a la base de tus dedos.
-Háblame
-Yo tuve un cuerpo, pero siempre fui una voz. Tal como soy en verdad, vengo a ti en la noche, una voz en tu almohada.
-Sé quién eres. Eres la voz quieta y susurrante a la que no debo escuchar. Me han dicho que no haga caso de esa vocecilla quieta y susurrante que habla en la noche. Es perverso escucharte. No debes volver por aquí. Ahora debes marcharte.
-Pero yo soy tu amante
-No debo escucharte, dijo la muchacha, y de pronto cerró el puño con fuerza.

Dylan Thomas Relatos completos. Editorial. Debolsillo.

¿Y ahora que me acuerdo dónde y cuándo perdí la edición de Bruguera?.