viernes, 19 de julio de 2013

Lo que decía la dedicatoria del Paradiso que Lezama Lima le envió a Cortázar



         José Lezama Lima y Julio Cortázar en La Habana, 1974




Para mi querido amigo Julio Cortázar, el mismo día que recibí su magnífica Rayuela, le envío mi Paradiso. Entre usted y yo hay un cariño muy grande, sin habernos casi tratado; a veces se lo atribuyo al común ancestro vasco, pero otras me parece como si los dos hubiéramos estudiado en el mismo colegio, o vivido en el mismo barrio, o que cuando uno de nosotros dos duerme, el otro vela y lee en la buena estrella.

Observaciones vegetales.




-Tampoco hay que ser tan repulido. Las malas hierbas no le hacen mella a las plantas cuando están fuertes. Eso sí, cuando riegas lo riegas todo.

-No hay que abusar de los cactus, y eso que no hay belleza más escandalosa que la de sus flores. Tampoco hay que excluirlos, basta con tener mucho cuidado.

-Nunca estuvieron tan presentes los que intentan combatir el moralismo con moralinas, o quizá sí, pero como era sólo verbal luego limpiaba el viento y no se fijaban, o no se me fijaban.

-Quedarse al borde del no decir es distinto dependiendo de dónde se venga. Si se viene de lo inane puede resultar patético, y siempre se nota.

Otro de los trampantojos del verano, la impresión de estar a punto de pensar.