viernes, 3 de octubre de 2014

Silencio y parloteo: dos tipos de empecinamiento.




 El Molino de 1663 actualmente.


¿Dónde podría poner las raíces, en qué supermercado? Le contesté al alcalde que me acusaba de desarraigo a pesar de que su megalomanía, en lo que él había convertido este pueblo, era un motivo más de mi huida. ¡Ya no se veía el horizonte por ningún sitio!¡Ni siquiera desde casa de María Jesús!

La población está ahora revolucionada porque el ayuntamiento va a peatonalizar una calle para que crezca mucho más Mercadona. Pero la población no se escandaliza ni castiga a su dueño cuando nos llama vagos a todos. Deberían considerarse delitos los insultos colectivos, existen las injurias contra los individuos pero no contra las mayorías. Si así fuera durarían segundos en el cargo los presidentes de la Confederación de Empresarios. Las empresas crean empleos, voila, a bajo precio y a cambio de terminar con el comercio local. Seguro que colectivamente no salen las cuentas, pero colectivamente no existimos. ¿Quién se asombra a estas alturas de que las empresas tomen las decisiones en los plenos de los ayuntamientos, en las diputaciones y en el gobierno central?

Sólo hay dos posibilidades: crecimiento y decrecimiento. Al crecimiento de este pueblo yo lo llamo siempre cancerígeno, no es fácil detenerlo, ni el capital ni estos poderes públicos van a tener contemplaciones con antiguallas como el comercio local después de todo lo que han tirado. El decrecimiento requeriría un acuerdo entre la población imposible de conseguir.

-¡Predicar conciencia en el consumo en el paraíso de los supermercados!¡qué desatino!

Diría mi madre.

Todos los que tenemos más de treinta o cuarenta sabemos lo complicado que es encontrar un rincón de nuestra infancia que no haya sido sustituido por un no lugar. Por eso me ha hecho más ilusión que Miguel Fuertes escribiera un libro sobre El Molino al lado del cual crecí, y que era de 1663.Nos ayudará a escaparnos un poco de este perpetuo presente que la modernidad y el progreso y las multinacionales nos exigen.

P.D. Esto es más o menos la conversación que no he tenido con mi madre esta mañana. Casi nunca parloteaba de política por aquí porque hablaba todo lo hablable, local, nacional e internacional, con ella.