No se parecen en nada los sueños de un animista en el campo y de la misma persona en un apartamento. A un animista que vive entre manglares no lo visitan individuos, lo visitan ejércitos. Si se traslada a un hogar aséptico y tiene visita sólo puede ser su madre reclamándole una llamada.
La musica popular aragonesa (I) . Primera mitad del siglo XX (Audio)
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No es que me haya teñido de pelirrojo para simular la imagen de un
pinchadiscos à la page, porque el asunto no va de moderno. Sucedió que así
salió la foto...
Hace 1 hora