No se parecen en nada los sueños de un animista en el campo y de la misma persona en un apartamento. A un animista que vive entre manglares no lo visitan individuos, lo visitan ejércitos. Si se traslada a un hogar aséptico y tiene visita sólo puede ser su madre reclamándole una llamada.
plebeya proposición primera
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*https://archivoorsini.com/2025/03/20/plebeya-proposicion-primera/*
[...] *no escribir ya más que poesía o como poesía** o desde la tripa
afuera y desde...
Hace 1 día