No se parecen en nada los sueños de un animista en el campo y de la misma persona en un apartamento. A un animista que vive entre manglares no lo visitan individuos, lo visitan ejércitos. Si se traslada a un hogar aséptico y tiene visita sólo puede ser su madre reclamándole una llamada.
La Tienda
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Cuento los días para volver a juntarnos todos en la Tienda. Como las aves
que emigran, viajan miles de kilómetros y vuelven cada año a su punto de
partida....
Hace 2 semanas
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