viernes, 17 de septiembre de 2010

La muerte

Hasta ahora me había ocurrido que siempre que me decían el nombre de un muerto, y sólo con decir el nombre y la palabra muerto, se borraba su retrato. A algunos los conocía de convivir, pero aún así todos se borraban.

Hace poco la palabra muerto perdió sus potencias amnésicas.

Ayer se mató con el camión Carlos de Paz y desde que lo sé lo veo entrar y volver a entrar; sonriendo, abrazando y diciéndome prima, aunque no nos alcanzaba un galgo.

No tenía ninguna conciencia de conocer tan bien su sonrisa, su tono de voz y sus rasgos.

“desde que se va al otro mundo alguien a quien quisimos mucho, ya estamos denunciados allí por seguir viviendo”

He recordado que decía Gómez de la Serna.