Ernesto Rancano
No hay sentencias máximas ni
aforismos de los que no pueda escribirse la contrapartida, dice
Paul Léautaud.
Lo que se escribe es lo que no se
puede decir hablando porque es demasiado verdad, dice María
Zambrano.
Si, como sostiene Léautaud, lo contrario
a cualquier sentencia también es cierto, de lo que no se escribe es
de lo que no se puede decir sino hablando. Además sospecho que es en
la conversación donde se cocina esa “demasiada verdad” a la que
alude Doña María.