jueves, 24 de abril de 2008

Apuestas diabólicas



Este pueblo, que siempre fue agrícola, está lleno de laurel y todo el mundo compra el laurel en los supermercados.

¡A mi me pareció una idea brillante, casi un poema, que socializaran desde el ayuntamiento las especias!.

O propiedad privada o manadas depredando, no parece haber termino medio en nuestras cabezas.

Me escandaliza que mi madre compre el laurel. Acabo de bajar a por tres hojas para prepararme unas patatas con bacalao, desde luego no para hacerme una corona.

Sigue siendo lo que más añoró, esa época en la que llegaban invitados y decía:

-¿Os quedáis a cenar?. Bueno pues bajamos a por la cena.

Y recorríamos aquel pasillo de cien metros recogiendo patatas, tomates, ajos verdes, pimientos, cebollas, calabacines, fresas y melocotones para el postre. Hasta recuerdo que un día pensé: ¿qué sería de mi sin La ponderosa? . No sé para que me acuerdo ahora, después de tanto tiempo.

Mi madre sigue diciendo que debería haber nacido hace cien años, por lo menos, que no soy "de ahora", se escandalizaría si me viera robar laurel fresco.


ah: la canción para aquel lugar, el eden del tío José María:


y tambiennnnnnnnnnnnnnnnnn