Nuestro modo de narrarnos está contaminado también de ese
relato lineal que quiere el progreso. Siempre se abusa de las metáforas
deportivas: saltar obstáculos, superar, dejar atrás, y el yo complejo, exhausto
y asustado de nuestra época sigue perdido en bucles, claroscuros, idas y
venidas.
La vida nos da siempre el vuelto. Yo no quería tener hijos y
me pusieron un parque infantil en la puerta, no quería tener fechas señaladas
pero cada 18 de agosto desde hace tres años me modifica. No se entiende la vida
en la primera vuelta, hay que darle chance al mismo dolor para que nos siga
cambiando.
Mamá gata sí que sabía dar saltos en el relato. Extraer lo
significativo. Abrir preguntas. Suspender el juicio. Como a Buñuel le gustaría
leer unos cuantos periódicos de tanto en tanto. Cuando los leo por ella celebro
todos los disgustos que se ha ahorrado. Si no estar alienado es que nada te
resulte ajeno, una de las personas menos alienadas que conocí era mi madre.