viernes, 31 de enero de 2014

Ibrahim Maalouf




La música molinera del verano que viene.

Con la edad nos estamos volviendo muy previsores, o quizá es que acordamos tácitamente mirar a los mismos días para disfrutarlos con tiempito, para cocerlos por adelantado. La niña nos empieza a mandar la música  "para que bailemos cuando nos reunamos". 

Después de escucharla me sorprendo de como ha evolucionado durante estos años su concepto de baile. Pero está bien, a altas horas y en ese valle y con esos parlantes, esto puede derivar en danza.

De momento ha pasado la prueba del pichi, y a este pájaro no le gusta cualquiera




jueves, 30 de enero de 2014

Sin ascensión


Sus coincidencias textuales siempre fueron absolutas, nunca habían disentido por un tiempo verbal, una hipérbole o una coma, todo fue como un sueño hasta que se encontraron con aquel escollo insalvable: los personajes del uno bajaban y los del otro descendían.

-Aquí te quedas, y no me sigas.

Dijo el primero subiendo las escaleras.

miércoles, 29 de enero de 2014

+ Ayutuxtepeque







No fue así nomasito, pero esta noche me parece que fue así, que me dijeron en sueños:

-Elegíte un país, pues

Y yo cogí el más chiquito.

Me pego la vida mirando con el rabillo a ese otro lado, al pulgarcito de América Latina, al paisito, a la república guanaca. Me llegan sonidos, aunque no vea al vergazo gente la oigo ahora que skipeo con el Padilla. Ésta tarde estuve haciendo hablar a su sobrina, que es una bichita de dos o tres años, y me sonó bien rico. A la vista también le llega un poco: hasta vi por fin la montañona en unas fotos del fb, cuando yo estaba en Chalate no se podía subir a la montañona, estaba minada, y también vi el cierre de campaña rojo, rojo, en ese que aún es un buen trozo mi barrio, Ayutuxtepeque.

Y fue casi como poder oler las guayabas y oír anunciar los elotes cuando caía un aguacero y ahí tenías que quedarte parada, frente a la iglesia y frente al volcán, esperando que se pasara el vergazo de agua. Creo que casi podría identificar cada adoquín de aquella vereda que se volvía de tierra al llegar a la tiendita el calvario, luego había que bajar muchas escaleras hasta el pasaje, que apestaba a jazmín, y, por fin, se llegaba a aquella casa con  orquídeas y colibríes en el patio, jardín en el salón y dirección de novela fallida: Ayutuxte 44.

(Soy bruta, ni modo, pero qué regusto que se trincaran al Flores en la frontera, qué regusto que se equivocara tanto aquel que dijo en el himno que El Salvador sería la tumba de los rojos, qué regusto que vuelvan a ganar el domingo. Desde aquí celebrará esta expatriada con ustedes. Y luego… ya veremos…si hay que hacerlo, pues se les siembra en maicillo)


martes, 28 de enero de 2014

Volvió el momento de labrar.






El huerto es una parte del cielo, donde reinan los dioses, ya que las hierbas pueden vencer la muerte. 
                                                                                                  LUXORIO, poeta latino del siglo VI.





Encuentro matinal con Girondo.



Lado Tevdoradze

¿Publicar?¿Publicar cuando los mejores publican 1.071% de veces más de lo que debieran publicar?...
Yo no tengo, ni deseo tener, sangre de estatua. Yo no pretendo sufrir la humillación de los gorriones.Yo no aspiro a que me babeen la tumba de lugares comunes, ya que lo único interesante es el mecanismo de sentir y de pensar. ¡Prueba de existencia! Lo cotidiano, sin embargo, ¿no es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo? Y cortar las amarras lógicas, ¿no implica la única y verdadera posibilidad de aventura? ¿Por qué no ser pueriles, ya que sentimos el cansancio de repetir los gestos de los que hace 70 siglos están bajo tierra?  Y ¿cuál sería la razón de no admitir cualquier probabilidad de rejuvenecimiento? ¿No podríamos atribuirle, por ejemplo, todas las responsabilidades a un fetiche perfecto y omnisciente, y tener fe en la plegaria o en la blasfemia, en el albur de un aburrimiento paradisíaco o en la voluptuosidad de condenarnos?¿Qué nos impediría usar de las virtudes y de los vicios como si fueran ropa limpia, convenir en que el amor no es un narcótico para uso exclusivo de los imbéciles y ser capaces de pasar junto a la felicidad haciéndonos los distraídos? Yo, al menos, en mi simpatía por lo contradictorio-sinónimo de vida-no renuncio ni a mi derecho de renunciar, y tiro mis Veinte poemas, como una piedra, sonriendo ante la inutilidad de mi gesto.

Oliveiro Girondo.

lunes, 27 de enero de 2014

A la recherche...





Si he hecho algún viaje largo, quizá sí, empezó en un salón como este, en su clónico del bloque de al lado, en la biblioteca del padre de José Mari. No imagino mayor festín lector que el que compartimos el señor Milagro y yo, ¡todo lo que había detrás de aquellos cueros, en aquellos papeles de cebolla!  Lo que más recuerdo son Las mil y una noches traducidas por Cansinos Assens,  que eran un festín etimológico, también había muchísima ciencia ficción, de la buena, y clásicos, todos, y algo con lo que hoy me siento como si me hubiera estado esperando treinta y algún año: “Gog”, de Giovani Papini. ¡Las veces que yo he hablado de Gog desde entonces!

Gog es un rico estrafalario en quién creí localizar la esencia de la megalomanía. Ayer leí “Mi filosofía” de George Soros y hoy he dejado de chapotear en el lodo inabordable en el que llevaba tres semanas: la palabra filantrocapitalismo. Voy a delimitar para intentar entender un cachito. Estoy segura de que encontraré claves en los parecidos entre esos dos. La literatura es una máquina de prever.

domingo, 26 de enero de 2014

La absoluta verdad





Nunca dura mucho rato y además no sabes por donde va a aparecer. Hoy estaba en el supermercado, delante de la estantería acristalada, cuando esperábamos una botella de JB, ¡mierda! ¡con lo mal que me sienta! entonces le he dicho a Tati cosas que, de tan verdaderas, ahora casi ni las recuerdo, mientras, la chica del super, que en realidad es una tienda, buscaba la llave.

Kivu, Nairobi, Ámsterdam, Barcelona, Callosa, Madrid, Utebo, París, Kivu.

¡Cómo no sentirse elegida!¡De las once a las ocho la Tati y sus territorios seulement pour moi!

viernes, 24 de enero de 2014

martes, 21 de enero de 2014

Cristi Love y el estímulo de lo difícil.


Emanuel Röhss 



Las gordas somos más observadoras, al menos en esta familia. Ayer desayuné con mi prima Cristina y volví a confirmarlo, de una conversación con la tía Aurora saco más información valiosa que de las de todo el año con los demás.

La cosa es que ayer cuando Cris dijo “yo soy muy observadora” me precipité y pensé-ya estamos con el taladro de la vanidad-pero no, cuando esas dos dicen esa frase están prestas a justificarla y entonces empieza un festín.

Vi a la madre con los dos hijos en un funeral y lo entendí todo, han empezado a parecerse tanto que no sabes a quién miras, es un viaje al origen. ¡Veo tanto en cómo eligen donde sentarse en las comidas!  Estas navidades vi una mirada al tendido de alguien que buscaba un sitio lejos de mí y eso ya condicionó el resto, aunque se sentara enfrente después de hacer sus cálculosDeberías escribir aquella conversación tan sabrosa en casa de tu madre, cuando tu madre dijo que estabas guapa pero muy gorda y metió la pata porque lo dijo delante de mí, y tú les dijiste “pues vosotras tendréis tipito, pero estáis apergaminadas”.  Me encantan esas partidas de ping-pong porque mi cabeza registra todos los gestos, ese día me convertí en nosotras cuatro, ¡hasta me sentí delgada y apergaminada un rato por solidaridad con mi hermana! además sé que las recordaré enteras. En ocasiones creo que sé cosas que no debería saber, y está bien y mal. A ver si consigo explicarme: me sorprende saberlas pero ha dejado de sorprenderme que sucedan. Eso también puede hacerme sospechar que soy susceptible y entonces me siento muy mal. En todo caso vivo bien desde que me dejo absorber por problemas difíciles, mi cabeza necesita problemas difíciles, en este momento prefiero los matemáticos.Y hablando de temas difíciles de entender, entiendo un montón a mi hijo porque se parece a ti y te conocía antes. ¡Cuántas veces le digo que es igual que tú! ¡De qué iba a esperar tener un hijo que se pareciera a ti!

Cristina es un ama de casa autodidacta que en lugar de estudiar macramé aprendió por su cuenta todo lo que sucede en las tripas de una compu y luego, ¡con dos narices! aprendió a programar. Ahora está colgada con las matemáticas. Nos vemos poco pero cuando viene a verme primero diagnostica los ordenadores y luego me mira a mí. Cuando ya se ha hecho a la idea del curro que le guardo me dice que me peine y nos bajamos al bar.



lunes, 20 de enero de 2014

Frío y reflexivo paseo con un interlocutor triestino.





Lado Tevdoradze



Él ha dicho:


(...)Quienes creen que el encanto es algo fácil, son fáciles presas del cinismo reactivo cuando el encanto revela sus grietas o deja de manifestarse. En el desencanto, como en una mirada que ha visto demasiadas cosas, se da la melancólica conciencia de que el pecado original ha sido cometido, de que el hombre no es inocente y el yelmo de Mambrino es una vacía. Pero se da también la conciencia de que el mundo de vez en cuando es tan encantador como el Edén, de que los hombres débiles y malvados son también capaces de generosidad y amor, de que un cuerpo efímero  y mortal puede ser amado con pasión y el yelmo de Mambrino, aun inencontrable, refleja su resplandor en las cazuelas oxidadas. El desencanto es un oximorón, una contradicción que el intelecto no puede resolver y que sólo la poesía es capaz de expresar y custodiar, porque dice que el encanto no se da pero sugiere, en el modo y en el tono en que lo dice, que a pesar de todo existe y puede reaparecer cuando menos se lo espera. Una voz dice que la vida no tiene sentido pero su timbre profundo es el eco de ese sentido. Fue la ironía de Cervantes, que desenmascaró el fin y la torpeza de la caballería, la que expresó la poesía y el encanto de la caballería.

El desencanto que corrige a la utopía refuerza su elemento fundamental, la esperanza. ¿Qué es lo que puedo esperar? Pregunta Kant en la Crítica de la razón pura. La esperanza no nace de una visión del mundo tranquilizadora y optimista, sino  de la laceración de la existencia vivida y padecida sin velos, que crea una irreprimible necesidad de rescate. El mal radical-la radical insensatez con que se presenta el mundo-exige que lo escrutemos hasta el fondo, para poderlo afrontar con la esperanza de superarlo. Charles Pegury consideraba la esperanza como la virtud más grande, precisamente porque la propensión a desesperar está tan fundada y es tan fuerte, y porque es tan difícil, como dice en su "Portico del misterio de la segunda virtud", reconquistar la fantasía de la infancia, ver como todo se va desarrollando y sin embargo creer que mañana irá mejor.

La esperanza es un conocimiento completo de las cosas, observa Gerardo Cunico, no sólo de cómo estas aparecen y son, sino también de aquello en lo que se tienen que convertir para conformarse a su plena realidad aun no desplegada, a la ley de su ser. Se identifica con el espíritu, como enseña Bloch, y significa que tras cada realidad hay otras potencialidades que hay que liberar de la cárcel de lo existente. La esperanza se proyecta en el futuro para reconciliar al hombre con la historia., pero también con la naturaleza, esto es, con la plenitud de sus propias posibilidades y pulsiones. (…)

Claudio Magris.

jueves, 16 de enero de 2014

Recesito silábico y dar chance.








Me dirigía al spotify dispuesta a escuchar algo con chelo y bien triste, luego iba a irme al sofá, a leer algo bien pesado y sesudo, cuando se han revelado y rebelado los elementos y yo, dócil al azaaar, he obedecido. Miltón Nascimento levanta la niebla y  el ebook se ha abierto solo por la Breve historia del erotismo de Bataille, a ver qué tal me va.

Antes de todo eso he estado pensando mucho rato en la palabra chance. Entonces, por fin, le dio chance. ¡Yo sólo le estaba pidiendo un chancecito! ¡Mire seño, me da chance, pues! Pedir chance está un paso más allá de pedir permiso, es una antecámara de la suerte y  no significa sólo oportunidad, me da oportunidad para la suerte se traduciría.

Vaya jueves con pinta de viernes. Cada vez me llegan los días más disfrazados.

miércoles, 15 de enero de 2014

Otro poema árabe y otra imágen de Nils Udo







Siguiendo con los territorios: está siendo muy agradable continuar la exploración árabe


Certeza

No estoy inquieta
Me cuesta expresarme
y no me inquieta
Con abrazos rugientes
te abro la temporada de las confesiones
y entonces me elevo
estrella
tras estrella
en tu noche blanca

Widad Benmoussa

lunes, 13 de enero de 2014

Espacios no lineales: de cuando el territorio no es un contenedor.







No sé si todos somos igual de conscientes de estar mutando, de estar asistiendo y siendo afectados por procesos absolutamente nuevos que apenas se dejan entender y además tienen la costumbre de preguntarse por sí mismos. (¡Entonces! ¿Cómo, con qué los vamos a juzgar?)  

Yo estoy bastante obsesionada con la existencia de nuevos espacios tan diferenciados como el que comparto con mis alumnos: después de cinco años teniendo la misma cita nuestro grupo de skipe es mucho más real que cualquier cafetería.  Por eso no dudé cuando me llamó el último número de la revista Anthropos desde una estantería de Antígona y he pasado las navidades pegada a ella como una lapa, llevándola a dónde tuviese que ir (generalmente a no-lugares como las salas de espera de urgencias) dibujando círculos y tachaduras de un montón de colores que anoche, ya muy tarde, me condujeron a un monólogo infantil:- menos mal que no va a ocurrir, pero podría pegarle a quien me la quisiera quitar- me descubrí pensando. 

Nuevos territorios e innovación digital, se titula, Virtualidad, diversidad cultural y construcción social de los espacios, se subtitula, y me está proporcionando un montón de matices para conceptos que ya conocía y había padecido, como el de no-lugar, pero también palabras para nombrar espacios no lineales o territorios rediculares o espacios vacíos para los que no tenía nombre, y en los que sin embargo habito.Y hasta planes sobre desterritorialización y reterritorialización que parecen saludables me está inspirando. 

 P.D. A las posibilidades sociales de la técnica las precede siempre la potencialidad de la literatura No ha sido nunca otra cosa que fabricar espacios virtuales contar. Y algo me recordaba hace un rato a Kafka y las habitaciones con dos puertas

domingo, 12 de enero de 2014

Hallazgo trasnochador y paseo por las estaciones con Nils Udo




Nils Udo




Ella me trae un vaso de sed, y lo bebe conmigo.

Abdelmajid Benjelloun

viernes, 10 de enero de 2014

La oportunidad y el arte de acariciar










Poco antes de irme a dormir suelo tener felices hallazgos. Hoy he mirado al final, al final, al final de la página del servidor y allí estaba agazapado un correo de la niña B con dos caricias musicales.  

Quizá no sea un don la oportunidad, quizá sea otra habilidad de los que viven muy atentos.


miércoles, 8 de enero de 2014

Tres poemas de Don Julio Reija.









Ya he soltado el rollo sobre el Oulipo en clase y he descansado, ahora me parece una malhumorada insoportable la que escribió el post de abajo. Después me he quedado un rato con Julio Reija, que siempre me encandila. Ahora me parece una pesada, entrañable pero incapaz de enmendar sus predilecciones, la que ha escrito la línea anterior. Pero ¡qué poetazo el Reija!




Yo me reía
de todas las señales del destino.
Tú tenías un dios. Yo, sin saberlo,
comencé a adorar
a un ídolo que había protegido
a multitud de corazones bárbaros.
Pensé que era una broma, como el mundo,
hasta que... Hasta que nada
me dijo que estuviese equivocado.
El frío de septiembre
entró en octubre, y empleó mis huesos
como amplificador de su potencia.
Tus besos entornaron mi ansiedad
e hicieron malabares con mis miedos
hasta hacerme sentir que los temblores
de mi tálamo óptico amainaban.
El único dios bueno, me dijiste
(o leí entre las líneas de tu mano),
es aquel que responde a las plegarias
que no salieron nunca
de los labios de nuestros subconscientes.


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un dios significado en cada cosa,
en los cierres del aire,
en el nudo del árbol,
en la cadena de la producción
o el ojal luminoso de unos labios,
transcendencia enredada en nuestras fibras,
comunión del aliento y el sudor,
que no fuese siquiera,
armonía del cuerpo de los cuerpos,
que apenas estuviese,
humilde umbral entre la acción y el hecho,
tibio crisol trenzando
necesidad y azar:
así yo lo querría si quisiese
reposar la cabeza en un regazo
y tomar de unas manos generosas
los símbolos del mundo definido,
aliviar esta carga de ser nudo
nacido y escuchado, dicho y hecho,
ojo que significa cada cosa

martes, 7 de enero de 2014

Oulipitos.








Dícese de unos cuantos listos que utilizan las estrategias del OULIPO como propias sin citar jamás  la fuente y contraviniendo el principio fundamental del movimiento oulipiano: enseñar la tramoya, compartir la trastienda del escritor. “Llamamos literatura potencial a la búsqueda de formas y de estructuras nuevas que podrán ser utilizadas por los escritores como mejor les parezca” decían Italo Calvino, Georges Perec, Raymond Queneau, Marcel Benabeau, Francois le Lionnais... El procedimiento de los oulipitos es justo el contrario: se apropian de esos recursos y los exhiben como prueba de su ¡modernidad!

Se les reconoce porque están convencidos de haber inventado los palíndromos, hablan mucho de matemáticas y literatura sin concretar nada, dicen desconocer al OULIPO o le restan importancia y suelen oscurecer sus textos para fingir que manejan una lógica superior a la de sus lectores y para reafirmar su fuerte personalidad. 

Aunque yo preferiría decir que se reconocen porque a poco que te fijes dicen unas tontadas que tiembla el misterio aunque, como todos, alguna vez atinen.

(Voy a empezar el año definiendo para aclararme. El neologismo es de Gonzalo Escarpa, la definición es mía)

lunes, 6 de enero de 2014

Regalo de reyes




Éste año no ha traído papá los reyes, han traído los reyes a papá, con buen humor y pocos dolores.



domingo, 5 de enero de 2014

De manos y memoria y de muerte y ternura.





Me sorprende el rigor cronológico de mi subconsciente. Esta mañana acababa de encontrarme con la tía Marcelina, estábamos a punto de darnos un abrazo, cuando ha sonado el teléfono. Era mi padre y eran buenas noticias, le daban el alta. Hace un momento me he dado cuenta de que  hoy hace veintiocho años que murió Marcelina. El día anterior fui a verla y le di un petit suisse, al día siguiente, antes del entierro, el primero que se celebró sin ceremonia religiosa en este pueblo, me fui a Granada con Roberto en uno de aquellos trenes con cajitas llenas de personajes dentro. Entonces no sabía que aquellos tres días iban a ser imperecederos. Recuerdo hasta al compañero de vagón, un señor de Fuentevaqueros, y que Miguel Ríos era el rey negro de la cabalgata.

La tía Marcelina tuvo por lo menos tres vidas. En la primera parió nueve hijos, fusilaron a su marido, era analfabeta, sobrevivió rabiando. En la segunda vivió con Regina y Cesar en París, allí tuvo por primera vez nutrientes para una inteligencia feroz. En la tercera volvió aquí y se quedó ciega. Así que la tía que se me murió era una ancianita de cara redonda y luminosa, presumida y ciega, que hablaba francés y oía mucho la radio. Estos días he aprendido un concepto nuevo, desexilio, que algo tiene que ver con que mi abuela, que nunca dejó de ser campesina descalza, no entendiera las costumbres de aquella hermana suya tan fina que iba tanto a la peluquería.

Pero si me he puesto a escribir es para al menos mencionar las manos de mi tía, primero una mano sobre mi pierna mientras se comía el petit suisse, y después el apretón con mucho más que fuerza para despedirse, lúcida, tranquila, volviendo a pedir, por si acaso, que no la llevaran a ninguna iglesia. Qué belleza de arrugas las que se reúnen en cien años. A veces creo que ese es el momento más intenso que he logrado registrar.

Muchos años después pasamos por su puerta y, como siempre, la abuela, que ya tenía otro ciento por lo menos, exclamó:

-¡Cuánto te quería tu tía Marcelina! Pobre, ¡cuánto hace que se murió!

A lo que mi madre le contestó con rasmia.

-Pero no llores, porque ahora tendría ciento dieciséis. Y eso es exagerar.

Roberto me decía con frecuencia que yo le había quitado el miedo a la muerte. A mí me lo quitó la tía Marcelina.


viernes, 3 de enero de 2014