martes, 18 de septiembre de 2007

Habemus conexión



Asi que como soy una precipitada pego, tal cual, lo que había anotado. Sin ordenes ni sentidos.


10/Septiembre/2007

Quedan trozos de noche, pienso siempre cuando llego al molino, y soy tan afortunada que estoy sentada en uno de ellos. Espero a que se vayan todos a dormir para que no haya ni una luz.

El infierno, al revés de lo que se cree, es un lugar ininterrumpidamente iluminado. En los lugares donde habitamos se llama oscuridad a la penumbra, pero la oscuridad de verdad sucede muy pocas veces y muy lejos de lo cotidiano.

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Mañana viene Rene, hace un año que no nos vemos. Pasará de ser lejanísimo a íntimo en cinco minutos. Pero esos cinco minutos son importantes. Nos permiten percibir mucho mejor que los días posteriores todo lo que hemos cambiado.

Las primeras preguntas y respuestas, su entonación, contienen todas las claves. No volveremos a mencionar los temas centrales, pero sabremos como irlos matizando. Sabremos influirnos, con qué bromear y en qué cuidarnos.

¡Ojala fuésemos capaces de acercarnos y alejarnos de los que nos importan más veces!.

Para desaprenderlos y desaprendernos, dirá Merche.
Para deconstruirlos y desconstruirnos dirá Rene.

aunque no es exactamente lo mismo.

Pero eso lo dirán después, dentro de unas cuantas cenas.

11/Septiembre/2007

Hay que, hay que, hay que. Tornillos, pintura, cristales, correo, periódicos, tabacos, llamadas, bancos. Hay que bajar a Almuñecar. El molino abduce y siempre es una mala noticia tener que bajar a Almuñecar. Pero Blanca sabe como estimular y recuerda las primeras navidades, cuando aquí no había nada más que sacos de cemento y una enorme chimenea donde terminábamos apiñados y dice:

- ¡Vamonos guajirita que nos estamos apropiando del espacio, no podemos parar!.

Y la verdad es que ¡cómo nos hemos civilizado!. Apropiarse del espacio es degustar todas estas fases como si fueran eternas. Sin aquellos lodos esto no tendría tanta importancia. Y ahora es un gran placer poder celebrar la llegada con todo recogidísimo y una nevera auxiliar repleta de bebidas frías.

La conquista del nuevo espacio prosigue, hay que pintar la habitación. Siento que esta es mi primera habitación propia (que nadie piense que esto es un guiño y que idolatro a la Wolf , solo me parece un modo exacto de nombrarlo), la cosa tiene otra miga que tengo que comentar con la psicóloga (de bolsillo le decimos y se dice), Merche, que ahora lee en el porche. Para empezar la habitación tiene dos paredes de cien años, una tiene la marca del pesebre, y otras dos paredes de tres años o por ahí. Por cierto que chupan tanta pintura las paredes muy viejas como las muy jóvenes.


12/Septiembre/2007


La Blanch se va a Madrid, no puede escaquearse, están grabando, en la recta final.
Sucede.

Extraño trío Merche, Rene y yo.

Conversación anual, terapia Roemesma para alejarse del propio ombligo y recoger las armas y actuar. Las grandes responsabilidades, lo importante, las tareas. El “para qué”.

Con Merche, conversaciones esclarecedoras también, atentas.


15/Septiembre/2007



Blanca ha venido el fin de semana. Hemos ido a las Alpujarras pero no nos hemos sentido muy impresionados, sigue siendo su mejor tirón la sonoridad de su nombre.

A la vuelta hemos pasado otra vez por el mar de plásticos. No hay nada peor que desear una sequía para que esta mierda se acabe. Creo que uno de los lugares que me ha dado más asco en el mundo es El Ejido, con sus ricos nuevos, analfabetos y esclavistas. Todo esta bien tapado, aunque se vea desde el espacio, los plásticos disimulan bien a los inmigrantes que trabajan y sobreviven ahí debajo, cocidos en sustancias tóxicas.

Luego, en las conversaciones de salón nos rasgamos las vestiduras: ¿Cómo pudieron convivir los centroeuropeos con los campos de concentración en la orilla de sus ciudades?, decimos, mientras saboreamos un inocuo tomate.

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Durante la cena Rene nos ha estado hablando de los Mai-Mai, tribu guerrera congoleña en la que existe la inmortalidad aunque exista la muerte. Solamente se muere en la batalla si se transgrede la ética de la guerra: si se roba a los vencidos o se viola a sus mujeres. Dicen los que quedan vivos.

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He rematado el día sentada dónde se intuye el mar, donde la montaña se hace noche, tomandome un gin-tonic a la orilla del rio seco, cuanto todos se habían ido a dormir y no quedaban luces. Y he notado que la imaginación y el tiempo son largos cuando te espera una habitación tan jóven y tan vieja y tan blanca.