martes, 22 de mayo de 2012

De cuando éramos más jóvenes y yo más selvática






Acaba de aparecer después de muchísimos años. Llevaba dos días enfrentándome a montañas caóticas de libros y papeles, asustada por lo que pudiera encontrar o echar de menos, cuando ha saltado de un diccionario de la lengua Salvadoreña, como un premio.

No recuerdo de dónde es, puede ser Chalatenango, Nueva Granada, Sisiguayo, La Libertad, Nueva Esperanza, La Laguna de Alegría... ni quién la hizo, pudo ser Fran, Carlos, Monic, Marian, Joselín, Luis, David, Vladi.

Quizá es del día en que casi nos matamos comiendo jocotes con los hermanos luteranos y Vladi, o del día en que la niña Blanch se emborrachó de azufre en Alegría,  (nos dijeron que curaba las picaduras y después de una larga sumergida pasó tres días sin hablar), o del día que perdimos un huevo duro en la pila y la llave en el interior de un adoquín, o de cuando nos rescató la PNC con una lancha a mitad de nadada porque el suelo era puritito fango y el que pisaba el fondo no salía.

Casi seguro que esa noche nos volvimos a hacer un petate con la ropa como almohada. Por eso ahora abundan los mullidos donde apoyar la cabeza en nuestra casa.