jueves, 29 de noviembre de 2007

"Ve lengua, y canta las glorias del cuerpo misterioso".


Decía Santo Tomás.

¡Cuanta invisibilidad y qué montón de blanco y negro en este blog!. Todo parece pasado.

Acabo de encontrarme otra vez aquel librito desencuadernado. Interrogando a Lezama, y leo:

"El cuerpo humano es una de las más hermosas formas logradas. La cópula es el más apasionado de los diálogos, y desde luego, una forma, un hecho irrecusable. La cópula no es más que el apoyo de la fuerza frente al horror vacui. (...)De tal manera que para mí todo lo que haga el cuerpo es como tocar un misterio, superior a cualquier maniqueísmo modulario, pues es absolutamente imposible descubrir nuevos vicios y nuevas virtudes, ellas estuvieron desde el inicio y estarán en las postrimerías, y tal vez sería bueno recordar la visión memorable de una Santa a la que se le reveló que había un infierno, pero que estaba vacío"

Y como me gusta mucho habermelo encontrado precisamente hoy, cuando me he dado cuenta de que esto estaba frío y desangelado, lo copio, aunque no pegue, aunque solo sea para acompañar a esos hermosos y enigmáticos globulos rojos y para desquitarme (de la invisibilidad, o del blanco y negro).

Los juegos de la edad tardía























Cuando publicaron "Los juegos de la edad tardía" yo era una librera recien casada. Roberto y yo nos ibamos a Marruecos al día siguiente, los primeros ejemplares acababan de llegar, tengo que mirar la fecha. Me lo lleve y durante todo el viaje fui un desastre porque no podía dejar de leer:

-Mira Bereberes, joder, Marta, mira.

Recuerdo que me gritaba Roberto.

Unos días después de volver de aquel viaje nos encontrábamos
Carmen Paris y yo sepultadas por las facturas y desesperadas, azuzada por la carencia me acordé del afán y encontré el impulso:

-Voy a llamar a
Landero, que venga, además de llenar esto podemos conocerlo ¿te imaginas?

Por aquellos días, me lo contó muchos años después, Nacho hizo lo mismo que yo y con el mismo resultado: llamamos a información, nos dieron el número y un minuto después, como si nos hubieramos colado en la novela estabamos quedando con Landero.

Recuerdo que cuando llamé lo primero que le dije fue:

-Me debes un viaje a Marruecos, fui a Marruecos con tu libro y no he visto Marruecos (aún creo que me lo debe, se lo voy a recordar, hasta creo que lo haremos)

Y enseguida nos pusimos a comentar de los parientes, de Musil, de Kafka y de Chejov los primeros, bueno también de Proust, ah, y de Adorno.

Hablamos unas cuantas veces y al final vino. Sentí mucha vergüenza en la estación porque se vino media universidad a buscarlo, como si fuera el primo del pueblo, solo faltaba el chorizo, y tenía que haber ido yo sola. Aquel fue uno de los días en que más me he abochornado del mundo literario, el de los codazos para sentarse al lado de, durante la comida hubo alguien que metio las tetas en las albóndigas y exclamó

-después de cien años de soledad el mejor libro que he leido es el tuyo.

Claro que esa
Carmen Paris es una de las mejores contadoras que conozco y todo lo iba neutralizando, con su garbo y con el de Landero podían con todo.Y después huimos a casa, y después Landero cogio la guitarra, y Adelina recitó, y Carmen cantó y toco el piano.

No podía calcular entonces la dimensión del asunto, entonces no sabía aún que de ese libro se irian saliendo frases, imágenes, ideas, recursos, sosiegos, amor, amigos, hermanitos, gentes, durante tanto tiempo; y es que ese es el libro que nunca deja de cambiarme la vida:

Entonces, al principio, y ademas, fue otra vez el placer de un libro que corre de mano en mano y del que hablamos todos en la comida, en el café, en los paseos. Y un poco después, también, la imagen del día en que estabamos pescando en la Laguna Negra con mis padres y a la
Arse le pico una trucha, pero ni enterarse porque estaba leyendo a Landero a carcajadas, y cuando llego mi padre cabreadísimo la trucha ya se había largado. Siempre fue importante por el descubrimiento fundamental, a tiempo, de que la realidad es vaciyelmica. Y por otras muchas preguntas certeras (por qué tienes tantos electródomesticos, por ejemplo). Luego, siempre también, y sobre todo, por el affffffffffffffffaaaaaaaaaaaaaaann. ¡De las que me he salvado recordando que el afán es lo unico que nos mantiene vivos y voraces!.
Ahora porque acabo de colarme en la página del Circulo Faroni y he recordado al sabio Pepe Muelas, cuando era el único que sabía qué era un hipervinculo, en el pleistoceno, y una noche con Nacho Vazquez, en Punta Umbría, ¡hablaba con tanta propiedad de Miguel Espinosa el delegado Faro-Luso en la Calle la Gamba que creí que me había dormido!. Esa página sin actualizar, chatarra cibernetica, que diría el Presidente, anuncia aun un curso para el 2002, pero en ella está el gérmen de un montón de cosas que seguimos haciendo. Me siguen afectando, y mucho, Los Juegos de la Edad Tardía, ahora mismo estoy muy afectada, me voy al sofá a leer hiperbreves, (Jesús que bien maquetas, que currada, gracias, ¡si no fuera por vos!).

Hay algo despues de todo esto que tengo claro, y es que Faroni vive, (Faroni di algo, decía alguien por ahí). Pero ¿quién es Faroni?

Dice Landero:

Habían nacido y crecido en los suburbios del romanticismo y no iban por tanto a mancharse con el fango de la vulgaridad, ni a hacer concesiones morales, ni a sucumbir a un amor rutinario y mediocre, ni a caer en ninguna de las trampas que nos tienden los años. Ese había sido el pacto primordial con la conciencia. Y sin embargo ahora, pasados del cuarenta, allí estaban, convertidos en dos hombres más entre los hombres, que habían claudicado de sus ideales hasta llegar a ser el reverso de todos ellos. Y de pronto, cuando parece que todo está cumplido, se les ofrece la ocasión de actualizar sus ya casi olvidados afanes y de recuperarlos tardíamente desde la invención y la impostura. Y esa invención, ese sueño, se llama Faroni.

Es de un prólogo, quien quiera leerlo entero.



(no tengo ni idea de quién es ese tipo de los brazos cruzados,pero la del moño es
Carmen)