jueves, 12 de junio de 2008

Una expedición social



He quedado con Javier para comer pero no hemos comido, nos hemos ido a la inauguración de El Plata a comer tapas, me encantaba ese espacio fuera del tiempo, lo han dejado casi igual. Hemos llegado tarde, pero parece que por allí había pasado todo el que es alguien en esta ciudad. Hace tanto tiempo que no hago vida social en Zaragoza que no tengo claro quienes son la mayoría, todas las caras me suenan pero envejecidas, a mi ya no me conoce casi nadie y me gusta. Han pasado dieciséis años desde que cerraron El plata. (poco antes de tuve el privilegio de ir una noche muy bien acompañada, por Don Rafael Conte, nada menos, ¡qué gusto hablar con él!).

Este maestro mío es un inquieto, no aguanta a casi nadie más de tres minutos, me ha presentado a un montón de gente, pero al final la cabra tira al monte y hemos terminado con las cupletistas, orondas, guapas, graciosas, son conocidísimas y respetadísimas Mary de Lis o Marga Castillo y hoy se reabría su espacio natural.

Y otra vez, como siempre en esta ciudad, ¡cuando tienes ganas de ver a alguien de verdad se acaba de ir!


Entre otras cosas Javier me ha estado hablando de Rosendo Tello, que está rejuvenecido, otro gran conversador Don Rosendo Tello, inolvidable aquel viaje en el que nos nombró cada matita de la carretera, cada flor, cada piedra, cada gesto con su eterna sorpresa.

Todos están sobreexcitados. Todo el mundo ve a al alcalde varias veces al día, corriendo con su mujer de inauguración en inauguración. Se han ensanchado muchísimos carriles las carreteras, han aparecido montones de plazas y toda la ciudad está recién enjalbegada.

Cuando he vuelto a casa, soy buenísima y he tomado bitter sin, me he puesto a cotillear en páginas aragonesas, me han llamado la atención muchas cosas pero he anotado esto:

Camioneros: Galeotes del Océano Asfáltico
José Antonio Román Ledo