martes, 23 de agosto de 2016

Más Julio Reija






Mar atrapado
en la huella de un niño
que anda ya lejos


domingo, 21 de agosto de 2016

Las islas son el regalo hecho al mundo en días de paz para su gozo.






Pero ese carácter de graciosa donación con que las islas se nos muestran en nuestra imaginación espontánea, está unido a otro que es como su base: la isla nos parece ser el residuo de algo, el rastro de un mundo mejor, de una perdida inocencia: la sede de algo incorruptible que ha quedado ahí para que algunos afortunados lo descubran. Algo así como el testimonio de que el hombre, la criatura humana, ha sido alguna vez más pura, es decir, más verdadera: de que siendo más "sí mismo" ha estado en viviente comunidad con la naturaleza. Y eso también, ¡la naturaleza en la isla siempre es más dulce, más amiga, más prodigiosa! De las islas se espera siempre el prodigio. El prodigio de la vida en paz, de la vida acordada en una armonía perdida y cuyo lejano eco es capaz de confortarnos el corazón: de una edad en que ninguna palabra había sido prostituida, en que el trabajo era alegre siempre y el amor no arrojaba de su luminoso cuerpo la sombra de la envidia.

Me acaba de decir María Zambrano. Estos días alterno la escucha: un rato doña María y otro Carson McCullers y por la noche, después de nadar, buscamos palabras exactas, con mi niña Blanca. Eso que dice la Zambrano de las islas bien podría servirnos para el molino.


jueves, 18 de agosto de 2016

Sobre literatura no hay nada escrito.









Le acabo de decir a Rolando para provocarle la carcajada después de recomendarle que cambiase un párrafo de sitio. Rolando es un psicoanalista que disfruta escribiendo y con quien es muy gustoso hablar de literatura. Va y viene del taller, y cuando vuelve es una fiesta. Hay dos necesidades para aprender: divertirse y enseñar. Sólo entre todos lo sabemos todo.

Le han venido muy bien a mis neuronas estas vacaciones de la teoría literaria. He vuelto con mucho brío

Alberto nos contó anoche que en el entierro de su abuela la oyó cantar una jota castellana, la de ya se murió el burro...y que ya sabe que era su cabeza, pero que está seguro de que también era la de su abuela. Ese era el prólogo para hacerse entender: para él es obvio que me he tragado a mi madre, y que eso hace que esté mejor que en año anterior y el anterior y el anterior.

Él me conoce bien, estábamos los mismos que ahora en el molino tal día como hoy de hace dos años, y sabe que como a él su abuela, mi madre de algún modo se me ha añadido.

-Qué no te estoy hablando de fuerzas raras, que ya me conoces.

-Baja más a la playa me decía, y acabo de estar nadando entre bancos de peces.¿A eso te refieres?

sábado, 13 de agosto de 2016

Ventajas de mantener la misma conversación




No os dejéis engañar, las brujas brujas, las de verdad, celebramos aquelarres los sábados por la mañana y siempre debajo de un árbol.

Nos reunimos para mejorarnos los relatos.  Se vale repetir historia, pero hay que contarla cada vez con más salero.

A veces abro el I-Ching y me recomienda ir a ver a un sabio, entonces atravieso este pueblo tan largo cogiendo capazos por el camino. Hoy el azar de los capazos ha estado excelso: con dos Fuertes, Piedad y Miguel, por separado, y con Merche, con lo que quiero a esa panadera. Tienen muy buen olor los apapachos de panadería y me gusta esa pregunta ¿estás ahora aquí? en la que todos se han puesto de acuerdo desde hace veinte años. ¡¡¡Prueba!!!! Les contesto. Y así los toco.

Qué no sabrá de mí esa mesa rosa pink.

Y al final siempre rezamos lo mismo: ¡¡¡¡No será pa tanto!!!!

Ya lo decía mi madre: Para conversadora de lujo la Susi.

http://lamujersinatributos.blogspot.com.es/2009/11/de-susi-maria-jesus-de-utebo-suchitoto.html




viernes, 12 de agosto de 2016

¿Qué otra cosa con lo que ha llovido en Puebla?




Y una idea gansa que anoté anoche ya dormida en la nueva libreta:

Cuando te mueves todo cambia de sitio. La distancia no es medible porque es imposible la inmovilidad.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Pensando en la falda del Popocatépetl






Estoy borrando Bajo el Volcan para luego reescribirlo. Le estoy dejando los símbolos pero ya me he volado un chingo de dramatismo y otro chingo de alcohol.

Hoy llueve mucho por allí, pero aún les deben quedar cuchillos para clavarlos en dirección al norte.

lunes, 8 de agosto de 2016

Alysson y sus personajes: el precio de querer mucho es extrañar mucho.



Hace poco hubo otro domingo por la mañana así, de ricos gritos. Alysson se había ido a San Luis sin documentación y la pilló la migra. Menos mal que el conductor del autobús esperó dos horas. Todos sabemos que le puede ocurrir a una colombiana indocumentada en una comisaría de México. Y menos mal que me llegó el mensaje y enseguida le mandamos fotos de su pasaporte y su permiso de estancia. A todos nos daba mal fario aquel viaje de la niña díscola. Mil veces le dijimos que no fuera. Pero menuda es.

A Aly me la presento Malu la noche que actuó en La Morada, recuerdo exactamente que me dijo que volvería para quedarse. Yo estaba bien liada en la barra y sin embargo congelé aquel momento. No sabía entonces que era su cumpleaños y había decidido celebrarlo sola bajo el volcan. Un par de semanas despúes volvió y empezó otra fiesta. Trajo un saco de verdura recién cogida, lo dejó en la cocina y dijo: esto lo he comprado para todos. Luego nos fuimos a ver a Timoneki. Desde entonces convivimos con sus mil personajes: la niña que lloraba cuando la dejabas sóla y te ibas a leer, la borracha enfadada que gritaba "gonorrea",  la voladora, la viajera, la farmaceutica, la tejedora, la madrugadora que prepara jugos extraños, la iniciadora, Alysson es una gran actriz, y yo ya tengo un collar para perseguirla por los teatros del mundo, me lo regaló Marta.

Pero de lo que estaba acordándome es de la mañana que volvió sin avisarnos. Era domingo y se oyeron gritos de monos, de aves, de tigres, de leones, de un gato que no era Max. El zoológico entero era Alysson ensayando, ni lo podíamos imaginar.

Ahora ya sé describir como me siento cuando conduzco. Como Alyssson  cuando grita y da muchas vueltas.

El guacamayo de la foto también se enamoró de ella.


viernes, 5 de agosto de 2016

La Niña Santa sin pajaritos.



Cuando me preguntaban qué era lo que más me había gustado de México siempre contestaba lo mismo.

-Juan y las mujeres.

Metí a Juan porque es verdad y para no crear confusión, al principio decía sólo las mujeres y se sospechaba mi lesbianismo cuando lo que a mí me interesaba decirles es que miraran bien, que estaban rodeados de mujeres fuertes, capaces, guapas, sensibles, imantadas.

Estoy por alargar la respuesta y decir:

Juan, Tuss, Valentina y Alysson, ¡esas colombianas!Luis Camey, Carlos y Luis Mario, colombianos también, Gregorio, Alessandro, un italiano, Ernesto, Miki y los chicos de Zonica, Pedro, Uvalle . Y Lolita, que un día fue española. La feliz hibridación gallego-mexicana con que nos salpimenta Mari Carmen.  ¡¡¡¡ Y las mujeres mexicanas!!! De las que tanto, tanto he aprendido.

Para muestra un botón, hoy toca en la morada nuestra Niña Santa. Una sabia del apapacho.

Están bien chidos los enamoramientos colectivos.

Y el grito de guerra de la banda: "No hay pedo wey"

martes, 2 de agosto de 2016

Un hombre entra a un restaurante







Un hombre entra a un restaurante
Ordena un par de huevos con salchicha
Pan tostado y café
Sale, y encuentra un mundo que se desmorona
Un hombre sale del mundo
Para entrar a un restaurante.

                                            Juan Cruz Moctezuma


(el poema que con más matices y en más escenarios he oído recitar)

A la recherche de la anécdota lingûistica


Benito del Pliego


A todas las músicas se les puede danzar

(oído a Benito del Pliego en una entrevista)

Discrepancias de pareja



Entonces el perro, melón, se comió las tres gallinas, compramos diez más y yo le dije a la Mari:
-Mari, que no les pongas nombre a las gallinas
Pero ella las volvió a bautizar y...

(oído anoche en la cena)

lunes, 1 de agosto de 2016

Cierta gente




cierta gente 

Cierta gente huyendo de cierta gente.
En cierto país bajo el sol
y bajo ciertas nubes.
Dejan tras de sí su cierto todo,
campos sembrados, ciertas gallinas, perros,
espejos en los que justamente se contempla el fuego.
Llevan en la espalda cántaros y hatillos,
cuando más vacíos, cada día más pesados.
Tiene lugar calladamente el detenerse de alguien,
y en el tumulto, el arrancarle el pan alguien a alguien
o el sacudir al niño muerto de alguien.
Continuamente ante ellos un cierto no hacia allá,
un no es éste el puente que nos falta
sobre un río extrañamente rosa.
Alrededor ciertos disparos, más lejos o más cerca,
y en lo alto un avión que, un poco, se balancea.
No estaría mal una cierta invisibilidad,
una cierta parda pedregosidad,
y aún mejor un cierto no-haber-sido
por un tiempo corto o hasta largo.
Algo ocurrirá todavía, pero dónde y qué.
Alguien les saldrá al paso, pero cuándo, quién,
de cuántas formas y con qué intenciones.
Si es que puede elegir,
quizás no quiera ser un enemigo
y los deje con una cierta vida.

Wisława Szymborska