viernes, 11 de abril de 2008

El hombre jazmín


Ayer tuve un ataque animista, pensé que Unica Zürn llevaba demasiado tiempo en el coche y la subí a casa. Después de cenar abrí el libro por cualquier página y volví a leer esto.

-Pero ¿no estás curada?-le preguntan
-Oh,no-responde ella tristemente-, no puedo coser con mi máquina
-¿Por qué?
-¡Es horrible! En mi máquina de coser viven dos o tres hombrecillos muy pequeños, más pequeños que mi pulgar. Y, cuando coso, empiezan a gritar y a llorar porque se les clava la aguja en el cuerpo. Y por las noches no puedo dormir porque ellos lloran en mi máquina de coser, porque tienen heridas en todo el cuerpo, y les duele mucho. No sé cómo terminará esto, porque yo me gano la vida cosiendo
¡Menudo problema!
-¡Tú oyes voces!, dice la pelirroja tranquilamente-.Oyes algo que no existe. Eso es todo.
-Oh, yo sé muy bien lo que ocurre cuando uno oye voces. Ya me lo han explicado, eso lo sabe todo el mundo. Pero es que las voces las oye la gente sólo dentro de su cabeza, pero yo oigo las voces de los hombrecillos dentro de mi máquina de coser. Es distinto.
-Lo que tienes que hacer es comprarte otra máquina-dice la suicida delgada a la suicida gorda.
-No tengo dinero. Es la respuesta.
-Entonces tendrán que desmontar la máquina de coser y sacar a los hombrecitos. Tiene que ser bonito verlos tan chiquitines.
-¡Oh no!, dice la gorda-.¡Imagínate que espanto, todos pinchados y llenos de sangre! Sería insoportable ver eso
-Pues tendrás que volver a tirarte por la ventana-dice la delgada sin compasión, y las tres ríen como locas.


Unica Zürn El Hombre Jazmín. Editorial Siruela