miércoles, 31 de diciembre de 2008

Feliz año y sosegantes aromas. Y más sobre el miedo.


Yo tengo poco miedo de antemano. Por experiencia sé que todas esas señales que nos provocan habitualmente miedo no indican la dirección adecuada y nos rompen la brújula, como bien cuenta Isaac Rosa en este libro, El país del miedo, que recomiendo encarecidamente: ya es hora de que hablemos de lo que nos afecta y nos paraliza.

Pienso que si tengo miedo en un garaje, en un descampado o durante una tormenta sin ningún motivo, sólo porque estoy en el garaje en un descampado o cae una tormenta, estoy perdiendo una cantidad de adrenalina que luego quizá necesite para reaccionar cuando la amenaza sea real
(que le pregunten a mi hermanita)

Hay una cosa que no menciona Isaac Rosa en esta novela aunque no cese de hablar de ella y es el olor del miedo, ese olor es en realidad lo que nos hace vulnerables. Aparece en la novela un aparte con recomendaciones para turistas en Guatemala y, pobres turistas, los mandan al matadero, en lugar de instrucciones parece un perfume letal lo que les regalan en ese folio. Quienes pateamos barrios como la Chacra o Mejicanos, los que nos fuimos a pelo trasbordando en autobuses, los que conocemos bien los lugares que nombra, sabemos que quien nos agrede, primero nos huele, y que es el miedo el que exhala el perfume que excita la violencia.

Pero vaya que yo lo que quería era contar una historia amable sobre el miedo que recordé ayer:

Estábamos viendo un video en casa de unos amigos con sus padres, allí aparecían los cuatro miembros de la familia subidos en camellos. Luego el hijo bajaba del camello y se acercaba a un acantilado.

En ese momento la madre se sentó al borde del sofá y se puso a gritar como una posesa, dos años después de la grabación:

-¡ese chico, ese chico que se va a caer!

Valor y Feliz año a todos.


P.D Pienso mucho en la necesidad de ahorrar palabras y emociones que no se deben desgastar con un mal uso, por ejemplo no soporto que digan de una discusión normalita que fue atroz o de un cualquier chorradita que es inhumana, porque entonces, cuando ocurren masacres como la de Gaza ¿qué palabras utilizamos?.

Esos crímenes, esos desplantes, esa irracionalidad por parte del poder, de un estado, ese si es un miedo real que deberíamos compartir.
Ya siento ser aguafiestas.
La imagen es de Claudia de Monte
Otra pd: se me ha vuelto a borrar el disco duro, a veces creo que lo hago con el coco, y llevo unos días sin acceder a algunos de los correos quien no haya sido contestado que reenvie a martasanuy@literaturas.com: merci.