sábado, 30 de abril de 2016

Alberto Szpunberg






Descansemos, amor, descansemos,
ahora que gustamos y vemos
la infinitud de los pasos,
la incertidumbre del rumbo,
la única certeza del encuentro
sobre la desnudez de las aguas.

¿La muerte?
Sólo un gran cansancio
a orillas del mar infatigable



El poema,
lento vértigo del diálogo
donde pensar en voz alta es la poesía

Entonces la risa infinita
del uno en el otro

Uno y otro

Otros.



¿Qué perdura del encuentro
para que los amantes
se despidan hasta siempre
como si las palabras
fuesen
y silencios
de qué mar,
junto a qué montaña,
en qué momento?





jueves, 28 de abril de 2016

Más reencuentros.



Es mirar el rostro de Ely y darte cuenta de que hay muchas cosas en las que pensar. Estudió publicidad para poder destrozar mejor los estereotipos, y eso es lo que les enseña a sus alumnos. Ayer iniciaba una campaña feminista y antirracista y nos invitó a Mar y a mí al debate en Cholula. Mar es abogada y lo que más veces dice al día es “derechos humanos”.
Los chavos nos achicharraron a preguntas, casi todas buenas. “Cómo no me va a interesar combatir los privilegios de los hombres, si somos un chingo de hermanas” dijo una quinceañera. Buen debate, al que se fueron incorporando todos los alumnos y todos los profesores, podría haber sido interminable. Además, entre las profesoras, estaba exactamente el hilo de Ariadna; la que estudia un master en Practicas Narrativas en La Universidad Indígena Campesina. Así que allá me voy con ellos, unos cuantos días más a la Sierra Norte.

La jornada no pudo terminar mejor, fui a ver “La plaza de la Soledad”, unas ochocientas personas en el teatro y una ovación cerrada cuando terminó el documental. Muchos más aplausos en el coloquio con las protagonistas. Conocí a la directora, Maya Goded, cuando vivía en Puerta de Toledo. El 2001 fue para mí un año latinoamericano en Madrid. Entonces ya había hecho unas fotografía maravillosas. Creo que es tan buena la película que todo el mundo la va a ver. Pocas cosas tan satisfactorias como los resultados de esos trabajos constantes y lentos.


martes, 26 de abril de 2016

Gran reencuentro





Ésta semana toda la gente que conozco en la ciudad (y no es poca) está en el cine. “Ambulante” es una gira de cine documental y hay tanta oferta que cada cual va con su folletito haciendo quinielas (luego nos las contamos). Eso sí, después de comer salimos disparados.

¡Hacía tantos años que no pasaba seis horas seguidas en una sala! Hacía tanto que no iba al cine. ¡Y mucho más que no tenía que sentarme en el pasillo hasta que se iluminara la pantalla para encontrar una butaca!

Me ha parecido atrevido, necesario y bien contado  todo lo que he visto (“Las Letras” de  P. Chavarría, Las cartas de un activista mexicano preso con imágenes de su mundo.“Behemoth” de Z Liang, una versión de "La Divina Comedia" ambientada en una mina a cielo abierto en China y luego cuatro cortos de postre). Pero “La manzana”, de Samira Makhamalbaf, una chica de 17 años, que es de ayer, era poesía. Entre peli y peli me ha dado tiempo para un café en el Zocalo y también era un documental. En casa están viendo otra pero me he subido huyendo.



lunes, 25 de abril de 2016

¡Están más negras que un betunero!




Así resumiría mi madre la situación de las mujeres mexicanas, ¡están de mírame y no me toques! No pueden con más muertas, con más desaparecidas, con más piropos: con más miedo. No están dispuestas a aguantar nadita. Y ya son muchas las que ante los embistes en la calle se vuelven y confrontan al tipo, cuando lo hacen la mayoría sale huyendo, se asustan por lo imprevisto de la respuesta. Es arriesgado pero diz que funciona.

Ponían los pelos de punta tantas cruces, pero pone los pelos de punta mucho más adentrarse en la criminalización de las víctimas. Tengo el privilegio de ver con que meticulosidad forense las gentes del Lado B van aíslando cada palabra, cada idea, cada emoción podrida en el subconsciente colectivo, y preguntan y preguntan y preguntan, y luego relacionan y combaten.

¡Qué marcha para el recuerdo la de ayer! Hacía muchísimo sol y mirara a donde mirara veía a un ser bello y conocido correteando con una cámara o una grabadora o ambas cosas: a Ambar, a Tuss, a Samy, a Karen, a Quetzal, a Mayita, a Ely, a Mar y a su madre...Lo dicho. Están muy hartas las mujeres en este país, y empiezan a estar muy unidas.





martes, 19 de abril de 2016

Francisco Ferrer Lerín





A UN ALMA PRECORDIAL, ASESINADA 
Japonesa
son tantas las cautelas y la previsión
de los hijos que
la escuela de poetas pobres y la lavandería
mecánica
adolecen estos días de crudo invierno
de los más indispensable enseres: aperos,
gasas, alcanfor en rama
y monumentales jaliscos.


¡Qué sumisión
a las normas establecidas! Guayaberas,
moriscos, hasta un terno fosco capihundido que el maestro
de ayuno
importó de las islas. Amo
en especial
aquellas tardes
de lectura, besos
de carmín a carmín, pintalabios, lápiz
de labios que, en nuestra lengua (tendida al fondo,
pacata)
son varias las acepciones
y las imágenes (hombreras
de plenilunio,
bombera,
pájaro carpintero,
dama de cobalto
en la cuna,
silenciada).

lunes, 18 de abril de 2016

Más bajo el volcán




A los cincuenta crees haber visto todo lo que viene del cielo y no imaginas una capa de ceniza cubriendo el patio, que kilos de fertilizante caigan solos sobre el jardín y todo se ponga tan blanco como en Los Pirineos.

Juraría que algo tenía que ver mi nerviosismo sin causa de estos días con el exabrupto que ha soltado esta noche el Popocátepetl a las dos de la mañana, con la tormenta energética que tenemos en el culo. Siempre tan atinada había previsto ir hoy a Cholula a verlo de cerca y he madrugado muchísimo y bien, sin el nudo. A las siete menos cuarto ya casi estaba el café y aún no había levantado la vista. He tardado un poco en intuir lo que pasaba y he contenido las ganas de despertar a la gente. Enseguida ha llegado Pablo que venía de la calle y ahí nos hemos quedado,en la cocina, mirando caer ceniza, cabeceando y acordando: ¡no nos damos cuenta de que vivimos muy cerca y tiene mucho poderío! 

Yo me siento con frecuencia cómo una brújula que ve girar su aguja a muchas revoluciones y luego pararse de golpe, imantada y desimantada por el viejo Popo.

Si llegara Pompeya todos, los poblanos y los foráneos, quedaríamos barriendo y confiados.

jueves, 14 de abril de 2016

Del jardín el barrio y el convento.



Contratamos a un jardinero para podar y vino el caballo de Atila. Cortó todos los girasoles, que ya nos llegaban a la rodilla, cortó agapantos, dientes de león, mis guisantes y todas las orquídeas de la viejita. ¡Qué manía con que el mundo parezca un campo de golf! Han florecido los rosales pero no es lo mismo levantarse y no tener el tiempo lento la savia, el estirón de un guisante, para calcular.

Apenas he conquistado la ciudad, pero conozco el barrio. Conozco a la señora que vende tamales a las seis todas las tardes, a los fruteros, hoy he estado de charla con ellos mientras elegía parsimoniosamente tres kilos de jitomates, a los de la herboristería, a Mónica, que ya llama al tocino panceta y sin palabras me pone un cuarto. A Miriam, la de la tiendita, paso sobre todo a comprarle carcajadas. He reflexionado mucho y tampoco quiero discriminar a los chicos del super, otros qué se saben lo que compro de memoria y bromean conmigo.

Tengo la impresión de tener una vida secreta, más desde que conozco a esas dos de la foto. Hacen unas chalupas impresionantes y ya nos hemos muerto de risa juntas viendo el serial un par de veces.


Los martes voy a comer con Lado B a un convento precioso, como el lunes hubo dos intoxicadas en la plantilla tuvimos dudas sobre volver o no, me gustó mucho la resolución: “no nos van a intoxicar todos los días buey, volvamos”



lunes, 11 de abril de 2016

Laura Casielles




OUJDA
BEYOND THIS PLACE THERE BE DRAGONS

¿Cómo serán allí?
¿Comerán trigo o recolectarán
cada verano peculiares semillas?
¿Cómo recorrerán la distancia que media
entre ciudades lejanas?
¿Tendrán barcos o miedo al mar?

¿Tendrán dioses? ¿Tendrán sabios?
¿Tendrán una palabra que diga desentristecer?

¿Quién levantó este muro: ellos, o nosotros?

¿Me amarían sus mujeres? ¿Amarán los perros?
¿Si vienen aquí será con fuego?

¿Qué es un dragón? ¿Quién fue el primero
que juntó las letras que dicen ten cuidado?

MODO DE EMPLEO

Estuve al borde del cinismo.
Afilé mis palabras,
cultivé alusiones,
desgrané tristezas.
Casi pensé
que era importante un gesto impenetrable
y hacer como si el dolor fuera asunto de risa.

Pero no.

Hay que acariciarse los ojos.

También nosotros necesitamos amor para ser valientes.


domingo, 10 de abril de 2016

Me volvió el habla.





Comenzar el curso ha sido como volver a llegar a México, esta vez de verdad, estar en algo, tener el tiempo medido, tres meses, para concluir ese guiso que lleva años cociéndose. Mis alumnos no son todos periodistas, hay una abogada que ha trabajado con Amnistía Internacional, una fotógrafa que da clase en bachillerato, un filólogo que trabaja como periodista y está escribiendo una tesis sobre literatura y periodismo, una periodista que estudia derecho, una jovencísima periodista de Huesca y Tuss, que maneja todos los recursos de edición habidos y por haber.

Después de la clase nos tomamos una cañita juntos y alguien me preguntó qué me había gustado más de México, lo tengo muy claro: las mujeres y Lado B. No hace falta ser feminista para saber que las mujeres que piensan juntas (y los hombres que las acompañan) van a cambiar el mundo, ojalá desaparezca pronto esa palabra tan fea, “empoderarse”, porque ya no hace falta. Por otro lado no soltamos los pucheros; son los que conducen la narración: el jueves Laura me enseñó a preparar chile poblano con crema, elote y quesillo envuelto con una elegantísima tortilla de maíz azul (nos lo terminamos Juan y yo de madrugada, Laurita, y nos estalló el paladar en direcciones beatíficas) La cocina poblana es de otro planeta, densa, barroca, laberíntica, hubiera hecho las delicias de Lezama y está haciendo las mías, también hicimos tortilla de patata para su cumpleaños. Ayer le enseñé a hacer paella a la madre y la tía de Juan y a María Dolores, una española que lleva veinticinco años viviendo aquí. Nos encontramos a las doce de la mañana y a las doce y media, cortando pimiento y cebolla, ya nos habíamos reído mucho, a la una, mientras dábamos vuelta al sofrito abrimos la primera cerveza y ya nos habíamos contado los nodos de nuestras cuatro biografías,y ya nos queríamos cuando echamos el arroz a las dos y media, y ya nos habíamos dicho lo esencial cuando llegaron los platos a la mesa a las tres. Tiene razón Carlos, no conoces a alguien hasta que no conoces a sus padres, y le sobran razones a Juan cuando dice que su madre es sabia. Los privilegios son para aprovecharlos así que no fuí a Guacamaya ni al concierto de Pablo, me quedé aquí platicando hasta las doce de la noche con Lolita que me regaló muchas maravillosas historias y valiosísimas orientaciones. Debería haberme levantado a las seis de la mañana para ir a una marcha en la Sierra Norte pero me he dormido, cuando ha llegado el mensaje de Samanta ya era tarde, y estaba soñando con mi madre.


Nunca se acaba la gastronomía, Uvalle, un hombre de negocios con muchas franquicias, se ha enamorado de las bolas de bacalao del tío José María, que por fin me salieron. Voy a fantasear un rato con que invade con ese el platillo México y me queda una pensión.

Recuerdo mucho desde aquí lo desesperada que es la literatura que se escribió a la orilla del Popol.
No sólo “Bajo el Volcán”, también “Las memorias de abajo” de Eleonora Carrington, desde Santander y antes de aquí, cuentan procesos de disolución terribles. Imagino que la energía del volcán más grande nos vapulea en muchas direcciones,cada día parece un mes. El martes probablemente fue el más largo de la semana, después de salir de mi grieta me colé en otra. Fui a visitar a Lado B, que se han trasladado a la 11 dejando la casa muy vacia (Mely siempre me dice la señora del té pero ahora me va a empezar a decir la señora del carrito). Hubo un error con la dirección, en la que tenía había una viejita en la puerta haciendo tamales y era un edificio casi derruido. Me puse baturra, insistí e insistí y a la tercera me dejaron pasar. Pocas imágenes de intrusa más deplorables que la que tuve de mí misma cuando atravesaba aquel laberinto de bajareque para desembocar en una ruina habitada por tres familias. Desde el principio me ladraron los perros rabiosos en la azotea, los contenía una niña limpia y planchada, con uniforme escolar, que parecía flotar sobre las vigas. Después apareció una señora a la que ya no le pregunté, sólo le dije que me había equivocado y le pedí que me acompañara a la salida. Lo hizo bien encachimbada, ¿quién era aquella estúpida señora del carrito que había sido testigo de su situación? La pobreza límite no soporta testigos, mantener la dignidad y el uniforme planchado es lo único que queda. Mira que ganas de comerte tienen estos perros, me dijo mientras me llevaba de vuelta. Ayer, Dolores, que ha sido monja y ahora es esposa y madre en este lugar, me contó que todos esos vestigios históricos, esas ruinas deliciosas para turistas,son compradas y vendidas, generalmente entre políticos, y arrendadas a quienes menos tienen.