viernes, 5 de junio de 2009

Elogio de la infelicidad

A veces me echo en brazos de Emilio Lledó, o de los griegos con su mediación. Fue tutor mío en la UNED, claro que eso y nada, sobrino del tío ninguno, pero aún tengo apuntes.

Contaba que las preguntas de Aristómenes de Egina eran, obviamente, previas a la de Shakespeare, y sobre todo de mayor calado:

¿quién es uno? ¿quién no es?

Pitíca VII 95-96

La imagen de Wilfredo Lam