jueves, 27 de noviembre de 2008

Salvese quien pueda





Yo necesito una catarsis, me voy a encajar la gorra y me voy a bailar con los Vetusta Morla.

Gracias chicas por tenerme tan bien orientada.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Barroco, esteticismo y antídotos. El chorizo.


 

-Aún estamos a tiempo de evitar que se pudra la fruta- le digo a Marisa- le voy a insistir a Inma 

-Hay un montón.

-Podría preparar una convocatoria para que los que estén en Madrid y quieran mangos y chirimoyas se acerquen por tu casa

-Dale

-¡Qué va Marisa! Si va Inma, desde Leganés hasta Alto Extremadura a por una bolsa de fruta tropical, es por razones sentimentales, por comerse un poco el molino, y por conocerte. Pero olvídate, ni modo chamaca, repártelo entre vecinos y pacientes, algo es algo. 

 

Hoy con el tema de la fruta podrida me ha venido a la memoria Peter Greenaway, tan barroco, tan esteticista, tan decadente. Me he puesto a buscar en youtube  (una ha llegado a creer que todo esta en youtube  o en google y las palabras mágicas en la memoria, más no, que decía la andaluza) 

Luego me he ido de una a otra y me he acordado de un concierto de Michael Nyman en el Teatro Principal. El público pidió tantos bises que a mi se me fue totalmente la olla. Solamente era capaz de notar con verdadera intensidad el olor a chorizo de Leonardo, y solamente era capaz de pensar en el olor a chorizo que debíamos exhalar todos. Veníamos de merendar (tú estabas aquella noche Antonio ¿te acuerdas?)

Por supuesto oculté durante años ese rapto plebeyo, que  fue tan intenso porque se produjo a traspiés, en medio de unas cuatrocientas catarsis.  Pero a estas alturas no puedo seguir omitieno que marcó mi biografía. 

Y de una a otra me acuerdo de Leonardo. Durante años no fuimos sólo amigos, parecíamos una prótesis el uno del otro, hasta nos dio una temporada por estudiar matemáticas.  Leonardo: Argentino-Israelí. Pelirrojo. Desertor. Kiburtziano. Siempre fingía ser torpe hablando en castellano para poder hablar poéticamente, al pedo, ad libitum, todo el rato. Y lo mejor. En situaciones  especiales de indignación o borrachera, Leonardo juraba en Hebreo.  

Lo voy a buscar en el google.

martes, 25 de noviembre de 2008

Para dar aliento

 

 

 

Mis amigas antitaurinas quieren que les explique, otra vez, qué quiere decir eso de  templar, mandar y parar que, de pronto, tan bien les suena

 No es  fácil explicar a los antitaurinos lo que aprendimos en la plaza, la importancia de la distancia en el embroque.

 

lunes, 24 de noviembre de 2008

¿Entonces?


La noticia de divulgación científica que más me ha impactado es que uno se puede quedar ronco de pensar. Parece que el pensamiento activa las cuerdas vocales aunque no pronuncies ni una sílaba. 

Hay conocimientos que mejor no tenerlos. De no saber eso no me preguntaría durante un segundo de angustía si tengo voz cuando llaman a la puerta o suena el teléfono.

He cambiado de lámpara.  Si supiera darle la debida importancia a este cambio de luz no me quedaría ronca.  Además tengo buenos consejeros. Mi padre me dijo ayer, mientras me explicaba otra vez la crisis:

-Marta no pienses en nadie, ni siquiera en tí misma.


Robert Y Shana Parkeharrison


viernes, 21 de noviembre de 2008

Un colmo de la música: James Carter .Y otro colmo para lo que queda de tarde; Rof Carballo

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Dos inmejorables amigos e inmejorables lectores sin relación entre sí y menos hiperbólicos que yo, de esos que ya sólo leen cosas que les puedan cambiar, me persiguen, desde hace años, con la violencia y la ternura de J. Rof  Carballo.

Este libro que me dejó José y  que además es de la tía Julia se titula “Terapéutica del hombre”, y empieza diciendo: 

“Nace este libro de la reunión de tres principios que, en estos últimos años he visto con asombro manifestarse a lo largo e mi vida: la coincidencia, la convergencia y la aceleración” 

Vaya, para seguir leyendo. 

Buen fin de semana.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Tarea para hoy



pienso en el calor que teje la palabra alrededor de su hueso, el sueño que se llama nosotros                                            

                                                                                                        Tristan Tzara


El cuadro es de Peter Pommerer

domingo, 16 de noviembre de 2008

El funeral del Tío José María

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Fue decir paso de músicas y tener que ponerme a buscar una versión de A las barricadas. No había preparado la bandera ni la música por la superstición de que cuando lo tuviera todo listo se iba a morir del todo. Por fin ha logrado morirse, también del cuerpo, mi tío José María, mi maestro, mi camarada, a los 94 años.

Pasamos la tarde organizando por teléfono en secreto. Manolo y Sandra las flores, rosas rojas, ¡claro! dijo Mapi. Con la frase de la cinta hubo acuerdo inmediato.
El bien más preciado es la libertad. Amanda encontró una versión de a las barricadas de Gotan Proyect estupenda que yo no encuentro aquí. Pedro encontró una bandera de terciopelo en Barcelona. Mientras yo ya había quedado con una amiga de Javier en recoger una tabla con la bandera hecha con pétalos para cubrir el ataúd, Mapi se encargó de recogerme en la estación para ir a buscarla. Todo listo. Un detalle. El texto. Sólo lo habíamos leído Pedro y yo, los Peña lo recibieron todos juntos en la oficina y dieron su aprobación, todos los demás también.

Sobre las siete y media, antes de que Mapi se fuera a trabajar , cuando había mucha gente. Pedro paró al público y dijo lo que había que decir, Sandra puso la música bajita, Noelia, creo, me pasó el agua, y yo leí el texto:
 

José María era anarquista, a los anarquistas siempre nos acusan de utópicos. U-Topos es un lugar que no existe. Y la ponderosa no existía hasta que José María la inventó, por lo tanto se cumplió su Utopia. La ponderosa, quienes crecimos allí lo sabemos, era la República Utópica del tío José María.

José María perdió la guerra pero no los ideales. Reprodujo en la Ponderosa el sueño de su paraíso y nos convirtió a sus sobrinos en sus camaradas, a sus sobrinos y a los amigos de sus sobrinos y a quien viniera por allí. Nosotros tampoco hemos perdido los ideales que nos enseñó, y por eso esta iniciativa de tomar la palabra, como un homenaje a quien nos educó y nos aguantó tantas tardes de verano.

Porque el tío José María nos enseñó las cosas más importantes, pero eso lo hemos ido descubriendo con la edad: nos enseñó historia en primera persona, nos enseñó a compartir, nos enseñó que el pecado no existía y el cuerpo era algo sano, y que el bien más preciado es la libertad, y que solos no somos nada, que es de las más profundas la palabra colectivo, que solos no somos nada, nos enseño que no importaba ser utópico, siendo utópico puedes conseguir la mitad de lo que te propones, y haces mejores a los demás, aunque no quieran.

Quiero dar las gracias a todos los que ayudaron para que lo hicieramos bien. A mis primos y a mi hermana por ser una maquinaria tan bien engrasada, made in Ponderosa. Pero sobre todo a Amanda, que oyó mil versiones de la canción hasta que encontró la que era, y a Lola Vicioso, que bajó de propio desde Torrero. 




viernes, 14 de noviembre de 2008

No estoy para músicas, o bien, subir es fácil; ¡pero bajar!


¿Cómo va a ser el despertar de este encantamiento masivo? ¿Cómo es deseable que sea?,

Me llevo preguntando eso toda la mañana. Esta vez es a lo bestia la maldición china, la de
Ojala vivas tiempos interesantes.

Y recuerdo de pronto el basurero de un restaurante, lleno de muslos de pollo rellenos, y huevos duros mordisqueados un poquito, y ensaladas de atún, nada más volver a España (odie a todos los occidentales más jóvenes que mi abuela durante muchos días) me acordaba de Antoñita y sus ataques de asma, incurables porque llevaba tres años de retraso de crecimiento por el hambre.

Es jodidísimo volver a la tribu, luego se olvida, pero durante unos años sabes exactamente lo que hay en ti de tribu. Era difícil mirarse en ese espejo bifronte cada opulenta navidad.

También he visto a muchas buenas cabezas de mi generación atontarse en las garras del glamour y los privilegios. Espero que recuperen pronto la lucidez. 

Vamos a pasar por tan malos tiempos que habrá que administrar hasta la compasión. 

Menos mal que nunca hay que administrar la empatía.

No hay nada bueno en la pobreza, la pobreza nos hace crueles, y mezquinos y lo que es peor, culpables (sobre todo después de tanto fingir que la aparente riqueza era un mérito, la virulencia de la pobreza va a ser asoladora, después de tantos años jugándonos el pellejo al triunfo y al fracaso crematístico) En todo caso en la pobreza hay una cultura inmensa llena de cosas estupendas que espero que no se haya olvidado en unos pocos años: estirar un pollo para tres comidas o algo tan difícil para nosotros: compartir.

Los grandes perdedores de esta partida de monopoli son los que nunca jugaron, como siempre. Los mileuristas sin hipoteca pasan a tener una situación envidiable. Porque hay muchos, muchos sueldos de seiscientos euros, que además son inestables, y que ahora les interesan a los españoles, y además hay muchos, muchos inmigrantes con hipoteca. Menos mal que, algo bueno les tenía que pasar, aun se acuerdan de estirar los pollos y de compartir.

Además habemus crisis con peculiaridad,
como bien apunta Jesús, algunos dicen saber a qué hora termina. ¡Vaya crueldad añadida tenernos mirando el reloj!

La imagén es de Juan Muñoz.

martes, 11 de noviembre de 2008

Más memoria, más Centroamérica y más Inés


Marisa y Guillermo se han ido al molino. Me he acordado de aquella nota que encontré en una nevera: no hay nada más placentero que tener una casa para que tus amigos puedan ir a descansar.  Ya esta. Ya la tengo. ¡Oh Molino!. Se han llevado cajas vacías para recoger fruta y yo me he quitado un peso raro de encima. Me duele en un sitio indeterminado cuando imagino la fruta pudriéndose. ( recuerdo de Chalatenango dónde siempre estaba o muy verde o muy madura y todos tenían, bueno teníamos, hambre)

Ya dije que Inés se iba y volvía. Y aquí está, como un huracán.  Y casi he vuelto, leyéndola, a aquella manifestación de maestros en San Salvador, rodeados de militares apuntando desde el tejado del congreso. Y a las escuelas populares, y he visto a Clara, aquella chica de dieciséis años que dirigía una escuela con sensatez. Los maestros populares van a ser segurito la gente más hermosa que voy a conocer, los mejores conocedores de una clave importante, la de enseñarse en cadena y porque sí. 

Leer a Inés me ha devuelto al impacto de los primeros días, hay que aprovechar muchísimo al principio. El pensamiento presocrático es tan importante porque es el del asombro, todos somos presocráticos cuando percibimos y pensamos algo por primera vez.



Las imagenes son de Do-Hosuh

Paseos con el maestro


Me extrañó, pero había un cuervo en un balcón, a las ocho y media de la tarde, en la calle San Miguel, el centro de la ciudad. Se lo dije a Javier que inmediatamente se puso a preguntar, con esa voz, a la señora que estaba en balcón de al lado, que si había visto el cuervo que tenía allí mismo. La señora huyó despavorida. El cuervo no se movió ni un milímetro. Luego le conté que el cuervo era de escayola, pero estaba sobrecogido por la aparición y ese detalle no le interesaba. Claro, de todas maneras, es raro poner en el balcón un cuervo de escayola. 

-¿Y tú por qué lo has visto?

-pues porque también soy escritora y veo a los cuervitos

-ya, pero, ¡si no escribes! 

Y se puso a contarme que está asustado porque su médico nuevo tiene faltas de ortografía, y él siempre deposita su pedazo humanidad en un solo médico de confianza, como en el XIX.

-¡Y si confunde un adverbio con un verbo!¡que va a ser de mi!


El autor de ese cuervo se llama Thierry De Cordier

viernes, 7 de noviembre de 2008

Mi padre dice que soy de concepción francesa, pero yo sé que lo dice para consolarme

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¿A que ese título podría ser de

Estaba imitando su rotundidad,aprovechando que hoy la voy a conocer personalmente ¡por fin!

Vencredi, music, he estado sacándole información musical gélida e información musical francesa un buen rato a esa chica. ¡Le he dado una paliza!. Siempre está ahí, tenaz esa rubia, cálida sin derretirse nada, es la dama de hielo. 

Sonia presenta Electra se quita el luto en Zaragoza.

Hay una contención, una sensualidad que es francesa.  Tiene razón Sonia.

Ojala tuviera razón también mi padre. 

jueves, 6 de noviembre de 2008

Para poder contar sólo con los dedos


Nadar cincuenta minutos seguidos cambia la configuración cerebral. Respirar acompasadamente conduce al trance. Sobre todo con el sol del medio día en invierno sacándole sombras, ya casi doradas, al Castellar que parece gritarme: despierta. 

Nado  casi debajo de un árbol al que por aquí llaman desmayo blanco  (a saber cómo se llama). Lo estoy mirando crecer desde hace unos años. En verano me siento debajo. También miro mucho hacia una morera china, ¡me gustan las moreras chinas!, crecí debajo de una; les caen esos flequillos tupidos y parece que te quieren abrigar. 

¡Por qué seremos tan crueles con lo agradecido que es el cuerpo!, me pregunto cuando subo paseando, es un rito pensar eso cruzando el puente de la acequia, por el molino, este otro molino al lado del que crecí y que ahora es la biblioteca. 

Después de comer sardinas, mejillones y rucula he dejado otra vez de ser atea. 

Y por aquello de no cometer actos menudos y perecederos me he puesto a leer a Lezama y me he parado aquí:


 de Filosofía del clavel 


Ah, que tú escapes en el instante

en el que habías alcanzado tu definición mejor.

Ah, mi amiga, que tú no quieras creer

las preguntas de esa estrella recién cortada,

que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.

Ah, si pudiera ser cierto que la hora del baño,

cuando en una misma agua discursiva

se bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:

antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos evaporados,

parecen entre ensueños, sin ansias de levantar

los más extensos caballos y el agua más recordada.

Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses

hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar, 

pues el viento, el viento gracioso,

se extiende como un gato para dejarse definir. 


Para terminar me he puesto a escribir esto, quizá sea la meta, por qué no, dejar que llegue este momento, y poder pensar, o sentir, o contar, o lo que sea, solo con los dedos 

La imagen es de Graciela Iturbide y se titula Juego de manos.


miércoles, 5 de noviembre de 2008

Inespiral




A Inés la ha recibido México con la fiesta de los Muertos y  se ha puesto a disparar. 


A mi la palabra que más me gusta es mira, luego me gusta mucho, mucho, como, y en tercer lugar me gusta borbotones, no lo puedo evitar.  Estaba pensando en eso cuando ha llegado el primer correo de Inés desde el otro lado. 

En el correo dice mucho mira y dice mucho es como, mientras la leo la oigo hablar y habla entusiasmada, a borbotones, haciendo bullir con soltura palabras nuevas.        

Los primeros días la ciudad me pareció de lo más normal, ahora ya no... 



     Hoy las fotos son de Inés Giménez Delgado

lunes, 3 de noviembre de 2008

Aunque seamos malditas


Parece un espejismo, pero es un espejismo que se ríe 
Eugenia Rico


Cuando leí La muerte Blanca no conocía a Eugenia Rico. Era verano y recuerdo la certeza, mientras leía esa novela, de que aquella autora concebia la escritura como yo, había un montón de briznas que comunicaban la aparente sencillez con otra cosa, se notaba que sabía aludir disimuladamente, y también que sabia borrar.

 Luego la conocí en una fiesta y nos convertimos en cuatro que me gustan, a veces nos juntamos las cuatro: somos dos amigas que toman un té en una cocina desdobladas en lectora y escritora. Parecemos salidas de una invención de Italo Calvino. 

La ultima vez que la ví, hace unas semanas, me dijo: casi 500 páginas. Y yo llevo repitiendo eso como un mantra desde entonces: 

-¿Más de 450 páginas sin paja Eugenia?, le volví a preguntar por teléfono.
-Tranquila que es buena-Me contestó. 

Y no era vanidad, era la sorpresa de quien más que escribir transcribe.

He estado merodeando alrededor del ejemplar que llego el viernes (aunque ya había trasteado en el pdf que aún me asustaba más) y hasta esta mañana no me he atrevido a abrirlo. Ahora estoy aliviadísima. Llevo 107 páginas y he parado: es buena y, lo que es ¡casi más importante!, no es larga.

¡Estoy salvada otra vez del nepotismo cuando escriba la reseña!