jueves, 17 de diciembre de 2015

Una belleza oculta






Atrapamos la respiración del tiempo
y se ilumina el centro de la pregunta.
Imprecisa pero enérgica curva
que desciende por el ojo del huracán.
Las líneas del poema esbozan
una exacta estratigrafía y las huellas
desprenden un aroma gestual
de una entereza casi inextinguible.
El tiempo se exhala a sí mismo y nosotros,
ateridos, vivimos junto al pozo
de nuestra más sudada luz.
Respiramos el latido que se acaba,
caminamos en el centro del tiempo que,
sordo e inabarcable, brota de sí mismo
sin dejar de hacer preguntas,
mientras anuncia, una y otra vez,
el agujero dejado por las palabras,
el sentido de la belleza más oculta. 

Benito del Pliego