sábado, 28 de mayo de 2011

Ángel y Mari Cruz



Mari Cruz:

La historia comienza para mi cuando salté un bordillo con el Diane 6, a los dieciocho años ¡fue una catástrofe! ¡era muy alto!¡no podría salir de allí! Entonces una señora joven, de quien nunca hubiera esperado semejante gesto, se pone los dedos en la boca, pega el silbido más fuerte que he oído en mi vida y no me da tiempo ni a quedarme perpleja, porque acuden todos los chicos de la calle ipso facto y cuando me he dado cuenta ya me han sacado del atolladero.

Ese día Marí Cruz, la que silbó, me dijo con su tono autoritario.

-Ya está, vuela

Por supuesto me quedé un rato hablando con aquella madre de familia, sino no hubiéramos tenido una historia que contar, solo esa anecdotilla.

Siempre me ha seguido diciendo Mari Cruz: ¡vuela! y casi siempre le he hecho caso.


Ángel

El martes encontré a Ángel en Mercadona, entró por el pasillo de mi izquierda y salió deprisa por el de mi derecha, iba hablando con la cajera de algún error que le permitió pasar el primero. Lo perseguí con la mirada, y yo sé que aunque se hiciera el sueco hablamos:

-Y ahora tú, que nunca tienes prisa
-Espera Angelito que ya te pillaré sentado

Creo que nos dijimos. Me quedé satisfecha porque no me precipité, ni extendí la mano, ni me puse a llamarlo.


Mari Cruz

A Marí Cruz la atropelló una harley davidson cuando tenía cincuenta y pocos años. Desde entonces la han operado varias veces de las dos caderas, es majestuosa con bastón. De cara se da un aire a Chantall Maillard, aunque ella tiene el pelo blanco, muy corto. Es enérgica e irónica: es una chica cántabra.

Pero antes, antes, antes, tenía el pelo negro y una cocina que se comunicaba con el patio. Y nosotras hablábamos, hablábamos y hablábamos mientras sus hijos y diez o doce niños más descubrían lo reconfortante del círculo y atravesaban corriendo la cocina, el patio y la casa de al lado. Y también tenía unos primos santanderinos que iban a venir, y que ahora son Paz, Susana y Juan, y también tenía muy mala leche y mucha capacidad de intervención social, pero sobre todo tenía la extrañeza fresca de quién observa a otra tribu y aún sabe verbalizar meticulosamente las diferencias sin hacer juicios. ¡Vaya, una antropóloga natural!

Pero lo más raro es que tenía era un marido del que estaba enamoradísima y con el que no paraba de hablar.


Ángel

Ese edificio nervioso con apariencia de calma.

-Lo mejor y lo peor es que eres como la hipérbole de todos.

-¿Por qué tiene tanta prisa alguien que lleva veinte años jubilado y sabe que la prisa es su asesina?

-¡Pero a veces pienso que la prisa rejuvenece! Estás joven ¡no será tan malo correr! ¡Qué te voy a decir a estas alturas! ¡haz lo que quieras!

Y entonces venía la risa tranquila de Ángel.

Marí Cruz

Cuenta una historia que me da pudor contar porque la cuenta como un piropo. Ella dice que me vio la primera vez cuando tenía trece o catorce años. Dice que entré en los baños de la piscina y mi prima Miriam había abierto el grifo del agua caliente, salía el agua hirviendo, aquello se había convertido en una sauna y unas cuantas chicas le gritaban a la pobre Miriam, que se había encogido en un rincón. Mari Cruz dice que yo entré, miré, me envolví el brazo con una toalla, cerré el grifo, di la vuelta y me fui.

-¡A saber qué estaba leyendo! ¿Y tú qué hacías mientras?¿mirar?

-Tenía tiempo para observar antes de intervenir, era la mayor.

Esa imagen me parece hermosa por como la cuenta, y por sus conclusiones, y por la bronca que les echó luego a las chicas, y por el vapor, pero nunca la he recordado.

El insomnio y el vapor

Logré dormirme a las nueve de la mañana, a saber por qué ahora insomnio. A las diez sonó el teléfono, era mi madre, me acordé de aquella escena del vapor de la que no me había acordado nunca, me acordé como si siguiera soñando cuando supe que Ángel había muerto la noche anterior en la ducha. Lo primero que pensé es que tenía tanta prisa siempre porque lo que él quería era irse para seguir la conversación con Mari Cruz. Luego mi madre dijo ¡venga vamos, les tienes que dar un abrazo! y se enfadó cuando le dije que luego. Pero decidí que luego.

Y luego Mari Cruz dijó:

-No pude, Marta, ayer no pude

Lo había sacado de tres infartos

Dijó también: Ángel se ha ido, pero el amor no

Bea dijo ¡qué buen padre mi padre, verdad!

Y creo que, mientras temblábamos, las tres sonreímos muy adentro.

Luego nos fuimos todos a enterrar a Ángel, y me parecía oírle quejarse porque íbamos muy lentos y preguntar, cabreado, que a qué fin tantas flores.

Con esa sonrisa tranquila.

La foto es de un lugar en el que celebramos una fiesta estupenda y pasamos unos maravillosos días hace muchos años.

Atardecer con fondo de Chantall Maillard





-Y, sin embargo, como el deseo es al amor, como el verbo es a lo que oculta, así es la palabra a mi silencio.
Si me extraño, es al modo en que un tintero se extrañaría de la mancha que va formando la tinta al derramarse, cuando se vuelca


-Crees que tienes el destino en tus manos y el destino se pone a jugar contigo. Si esperas, te quita; si dejas de esperar, te da. Apenas crees dominar un párrafo de tu existencia, algo se divierte emborronando el texto y lo que queda, al final del día, es una pesada atmósfera que, ascendiendo desde tu estómago, se apresta a velarte la voz anudándose en la garganta. Tu voz, entonces, si logra pasar, será un balbuceo incomprensible, algo como un lamento. Si no eres capaz, a pesar de ello, de articular la palabra “confío”, sabrás que has sido vencida, una vez más.


-A veces pienso que vivo desasistida de mí y, entonces, me pregunto quién me estará viviendo.

-¿Y si no tuviese sentido la escritura? Nada más que un gesto compulsivo, una manera más de reafirmarse aquello que dice yo sin terminar nunca de creérselo del todo, ¿sería difícil asumirlo? Si todo, incluso las huellas que dejamos impresas, estuviese destinado a desaparecer como la carne, la carne que comprende tan bien nuestras emociones cuando no se lo impedimos.



Diarios 1996-1998

martes, 24 de mayo de 2011

Una historia sin título aún





En 1994, en un picap, Nora Franco dijo:


-Me he puesto correo electrónico


Y menos mal que hubo alguien en el carro que utilizó la maravillosa muletilla y le contestó:


-¡Ah! ¿de veras?


El “¡ah! ¿de veras?” es mágico. Tanto como decirle a alguien que no lo entiendes cuando dice una tontería, al tercer intento de explicarse ya sabe cuan tonto era lo que intentaba decir.


Y entonces ella se puso a explicar qué era exactamente “correo electrónico”. Pero aún así “electrónico” me sonaba muy antiguo, a los circuitos del Carlitos. En la U, bien lacónicos los salvadoreños al nombrar su Universidad, había ordenadores conectados desde muy pronto. La primera vez que mandé un correo fue con Joselín, yo tapaba la pantalla con mi vestido de verano para que sus alumnos no se dieran cuenta de que el cooperante de matemáticas no tenía ni idea de mandar correos. Aquel se lo mandaba a mi padre, que en aquellos tiempos remotos ya había aprendido a talonearme a través de Internet y ya estaba estudiando Html. ¡Mi papa!¡Un pelma en la avanzadilla!


Luego, creo que fue “La boletina” el espejo de lo posible: veinte años, ahí sigue.


Más tarde, pocos meses después, llegó un rubio que nos contó lógicamente que aquello iba a cambiar todas las cosas, y nos dijo que teníamos armas.


Cada tanto jodíamos al rubio, hemos tenido tiempo: ¿y la revolución?¿cuándo?


Pero él ni caso, él sin cables en la selva.


Hoy yo me voy a tomar algo fuerte a la salud de ese rubio que desde entonces ha capitaneado nuestras imaginaciones y buena parte de nuestra realidad


Ya empezó lo irreversible.


Salud René

Síntesis urgente


Hay que cambiar el paradigma desde "el pueblo unido, jamás será vencido", a "el pueblo distribuido, jamás será vencido"
Javier de la Cueva

lunes, 23 de mayo de 2011

domingo, 22 de mayo de 2011

Repetición y diferencia: Política


Facebook acaba de poner el botón “no me gusta”, ya era hora, yo sigo teniendo pendiente la lista de lo que no me gusta, seguro que no sigo por instinto de supervivencia, para no perecer aplastada por una enumeración.

Tendré que ir poco a poco. Empiezo:

No me gusta nada haber escuchado toda la vida que el voto es secreto, siempre me ha parecido que detrás de esa declaración se escondía una inmadurez política dañina, casposa.

Yo luego bajaré a votarle a Rosi Magallón Botaya, una excepción, pero por ella sí me siento representada. Vestida de rojo y negro, pero bajaré a votar

En todo caso tampoco me gusta conocer a tanta gente que se arroga patrimonios que no le corresponden y que piensa en pequeño. Hace un par de meses me encontré a dos militantes históricas de IU, cincuenta y tantos-sesenta, a una de ellas hacía mucho tiempo que no la veía:

-¿Nos ponemos en contacto en Facebook?

-Claro, además te pasaré muchos enlaces, nos sólo de literatura, también de política

-¿Tú de política? exclamó.

Y destapó la caja de los truenos con su exclamación disfrazada de pregunta. Por fin deduje lo que había pasado toda la vida: militar implica que “estas conmigo o contra mi”, y ese virus todo lo contamina. Además creo que le tienen poca simpatía a sus simpatizantes. “El que no utiliza mis armas es porque no lucha” algo así (odio ese lenguaje bélico, pero ni modo)

La caja de los truenos que destapó Isabel tuvo una representación clara en la Plaza del Pilar el otro día, los de IU tenían un mitin casi en la misma plaza, la caseta de turismo se convirtió en una línea invisible entre los unos y los otros, para mí, que conocía a gente de los dos lados fue un teatro.

-Veniros a tomar una cerveza-en el mitin había barra

-A este lado de la plaza hay consigna antibotellón, nos tomamos una cerveza pero en terraza y de vidrio

-Pero la manifestación no tiene nada contra IU

-Ni a favor, es antisiglas.

-¿Pero le votaras a mi hermana?

-Pues claro.

Ayer no reflexioné, soy lentísima y estaba reventada, pero por primera vez conocí muchas reflexiones y como creo en la inteligencia colectiva pasé un día magnífico.

Elegí dos, quiero compartirlas y de paso presentar los blogs de dos grandes Paula Figols y Joana Bravo.

¿Qué más? Pues imágenes, claro, la de la inquietud comiendo con Paula el miércoles, ¿nos lo estamos inventando, es algo que sólo sucede en Twitter? Y la conclusión de que dependía, por una vez, de nosotras. Las asasmbleas, mucha gente gente diciendo cosas sensatas. Pobres de los que nos intenten seguir llamando ignorantes. La imagen de Inés, Ester y Elvira disparando desde el escenario, tan concentradas que entre ellas no se vieron. El correo de Ester el martes. Lo pego para darme importancia:

Mira, Marta, que vas a tener razón, que igual gracias a las redes y al hartazgo le pegamos un buen picotazo masivo al elefante.

viernes, 20 de mayo de 2011

Invocando el contagio




...y entonces empezamos a comprobar que muchas grandes dolencias se pueden tratar utilizando ataques víricos...



jueves, 19 de mayo de 2011

Planes a corto plazo




y

Voto alternativo: Carne Cruda , recomendaciones de una buena cabeza, la de Víctor Sampedro, y de otra buena cabeza, la de Javier de la Cueva

y

Un arsenales de palabras y enlaces en Twitter:

martes, 17 de mayo de 2011

Pesadillas agrarias


Siempre me reconfortó el campito, que dice Eva, siempre me han arropado campesinos, jardineros y agrónomos con ese otro sentido del tiempo. Tienen la concentración alegre que da estar asistiendo todos los días a un montón de milagros pequeños, la tranquilidad de tener iniciados diálogos infinitos, la riqueza de conocer cada matita por su nombre.

Ellos dicen que esto es mentira, que es mi imagen idílica, pero todos cultivan sus propias hortalizas. Yo me arrimo para que me cuenten historias pormenorizadas, lentas y hermosas, pero me he equivocado de época: desastres me cuentan. Me obsesiona que tanto progreso haya conseguido sólo una triste proeza: que todos los tomates, todas los pepinos y todas las rosas sean iguales.

Una vez hasta trabajé en El Salvador con Veterinarios sin Fronteras, iba a cubrir un congreso, así que estuve leyendo bibliografía y viajando con ellos meses, aquella vida, aromatizada por memorias de África, es una de las más repulsivas que he aspirado Empezaba la fiebre de la soja, por el día convivíamos con la más indescriptible pobreza, por las noches las criadas escanciaban pernod y los expertos proyectaban la evolución de las cosechas, que miraban sin demasiado interés mientras hablaban de su próximo viaje a África o jugaban a su idilio a la francesa. Ahora que recuerdo aquella mansión, en medio de un paraíso, y aquellas poses cinematográficas, me indigno más, entonces estaba tan indignada por las consecuencias inmediatas de Monsanto que no era prioritario rabiar contra los elegantes agrónomos franceses que cobraban veinte veces más que los salvadoreños por el mismo trabajo e ignoraban, por supuesto, que eran conocidos como “lombrices sin fronteras”

También pateé muchas cooperativas con el pequeño comandante, el hombre que hipnotizaba hasta a las gallinas. A cada desmovilizado le habían dado tres manzanas de tierra, pero al año siguiente tuvieron que vender una para comprar los insumos de las otras dos. David no quería que vendieran, les insistía para que se juntaran. Él nunca dió por perdida una guerra.

Pero sobre todo viaje con Vladimir, a la desembocadura del Lempa.

Luego poco más, lo que leo, los puerros de mis tíos que llegan con barro, la sensación de que alguna certeza me dirige, y por eso lo único que he comprado en mi vida es tierra, y el pánico después de oír al indio megalómano del documental que cultiva kilómetros de rosas.

Parece que la pesadilla de los transgénicos y la monsanto se está quedando chiquita.


lunes, 16 de mayo de 2011

Un monólogo de Ramón Gómez de la Serna


Que me venía muy bien esta mañana.

La realidad es mentira. Eso se nota sobre todo cuando la relata un buen novelista de realidades pero aún más cuando es un mal novelista.

¿Quizás el único goce de la realidad está en vivir en el más oscuro reducto como la carcoma de la madera y del hierro?

Yo no he querido quedar ni me importa “no quedar”. Yo he querido gulusmear la vida bien de cerca, desde un deseo de evidencia y de bohemia.

En mis muchos libros, si hay algo importante son las señales de esa realidad imponderable que he encontrado a través de la vida.

¿Cuál es el asa fehaciente de la realidad?¿Ese momento en que la gallina se baja sus bombachas y pone el huevo?¿Ese goce de coronas cuando las flores han muerto?¿Esa maleta nueva en que los punzones de las hebillas aún entran con dificultad?¿Ese vibrar de cristales en que el cristalino del ojo entra en la inquietud?¿El disparo de esos cañoncitos en el balcón que hacen su salva cuando el rayo del sol meridional enciende la pólvora con su lupa?¿El pío-pío de esos pájaros de alero que cuidan las cornisas? ¿El pisar el pedregullo del jardín y tomar chocolate con migas?¿Ese espacio abandonado ingratamente por todos en la plataforma del tren?¿El olor a coche frío de la vuelta de los entierros?¿Ese cristal hecho como los alambres de niebla y detrás de cuya trama se ve la más directa sombra?¿Aquellas máquinas para hacer cigarrillos que estaban entre las trompetillas para sordos y máquinas de recortarse las uñas?¿Ese babeo de la máquina del tren a la sombra del andén?¿Quizá el ver al partir de viaje esas luces que corren a través de las ventanillas del tren parado y sin luz en la vía paralela a la nuestra?

Estoy en el diálogo perpetuo conmigo mismo buscando esa señar de lo real absoluto:

-Quizá lo que sea revelador es un conjunto de cosas, casualidades y proezas…Tarde de frío…pasar cerca del cuartel de los electrotécnicos…ver una tapia con cristalitos rotos en la cresta.

-¡Tampoco!¡Tampoco! No nos engañemos, lo que palpita en la autonomía de lo que sucede no es eso…Vivir, haber vivido no es eso.

-¿Será la mayor cercioración al haber visto una enredadera seca, como inutilizadas todas la líneas de sus hojas?

-No. Tampoco.

-¿Cuándo soñamos con un tenedor matamos a un escorpión?

-Tampoco

¿Cuándo vimos orugas y comimos moras del árbol?

-Tampoco

¿Cuándo pasamos por la calle de piedras levantadas a la hora de la risa del sol y todo eso visto con hambre de ir a almorzar?

-Quizá, quizá…¿Pero te acuerdas si te tocabas un lápiz en el bolsillo?

-No me acuerdo, pero sí de que acababa de tragarme la hora de pan candeal del reloj del Municipio.

Ese monólogo dialogado conmigo mismo será interminable hasta el fin de la vida.

No encuentro la señal, no la encuentro.

Automoribundia

miércoles, 11 de mayo de 2011

José Luis Pardo Torío



Nada endereza más el día que escuchar tempranito un discurso sensato.

martes, 10 de mayo de 2011

Expedición a un cementerio y el libre albedrío

Quizá lo más importante es decidir qué se va a contar, por eso me bloquea que los motivos se impongan. Escribir es también crearse una buena neurosis, pero elegida.

Temía la persecución desde que mi madre dijo:

-Vamos a llevar a tu tía Aurora al cementerio de T (1)

Supe enseguida que una expedición a tal lugar, un día de tanto aire ¡y con esas tres! no iba a caer en saco roto.

Y estos días me hubiera apetecido hablar de las chicas: de las sobrinas, las hijas de los amigos, las amigas y la hijastra, ese montón de mujeres jovencísimas y comprometidas que no paran de hacer y de cambiar el mundo: Inés, Amanda, Ester, Sara, Nerea, Taida. Se me cae la baba cuando pasan por casa a pensar en voz alta y me involucran en sus proyectos. O del escaparate que estoy pensando para la Pantera Rosa ¡creo que estoy cociendo un brebaje textual! o del libro que estoy leyendo “Literatura y periodismo” de Albert Chillón, o de las noches de juerga que terminaban cantando "ay abeja reina", o del ataque paralizante seguido de un subidón de tensión con trombo después de ver Inside Job, leer las cifras de los diez hombres más ricos del planeta, y concluir otra vez que este es el más absurdo de los mundos posibles, o de las sesión de cine árabe con mi hermana, o de una tarde de whiskies (bebida que no entiendo) con el maestro. Incluso aquella historia que me contó Blanca del artista que no pudo montar la exposición porque la consideraron una instalación eléctrica y tenía que pagar varios epígrafes como industrial, hubiera podido contar. Hasta me hubiera gustado hablar de la plaza ¡cómo gritan en esa plaza!

Mas no.

La expedición del viernes con las Aina me ruge ¡qué me cuentes!

(1)No seré yo quién vuelva a identificar una localidad, son aún más susceptibles que los individuos,

lunes, 9 de mayo de 2011

Invocando el buen humor


Aunque sea lunes, que hay que transgredir.

viernes, 6 de mayo de 2011

La pluma


Hace veinte años de todo, y Pirineos Sur no iba a ser menos. Yo creo que uno de los conciertos que más he disfrutado allí es el de Compay Segundo y Omara Portuondo, además me he acordado de que contaron ese día que la letra de esta canción era un encargo para un anuncio de papermate.

miércoles, 4 de mayo de 2011

En la perspectiva de la atención









"El tiempo de la atención se parece a un nunc stans, a una miniatura de eternidad (...)

Por este rasgo la atención se opone precisamente a la curiosidad. El conocimiento de lo esencial no se obtiene por la acumulación de lo diverso, sino por una profundización continua (¿infinita?) de lo mismo (...)"

Simone Weil. La conciencia del dolor y de la belleza



La foto es de Roberto Lobera