miércoles, 5 de diciembre de 2012

Cefalópodos encantados


Alma Alloro



Tengo, en un altarcito, abierto, en mi habitación, un libraco enorme y viejísimo de aracnología e invertebrados. Lo compramos hace muchos años Carlos, Fran y yo, en la plaza Ula-Ula. Las ilustraciones son hermosísimas, puedes estar horas pasando esas páginas.

Nos costó diez pesos y, como los reunimos entre los tres y la cosa era disfrutarlo, anduvo de casa en casa como un relicario. Cuando yo me venía lo echamos a suertes y me tocó. Ahora es uno de mis pocos tesoros.

Por eso, encontrarme ese híbrido de calamar y mariposa ocelada parpadeando, me ha sobresaltado.  Es como si se hubiera salido del libro y hubiera venido, desde mi cuarto hasta la pantalla del ordenador, a darme alguna encomienda.