El “aquí entonces era” me dice: frívolo, monótono, superficial pero jondo, creativo, displicente, esteta, provinciano, cosmopolita, comprometido, rompedor, burgués, amable, cruel, divertido, veloz, solidario- insolidario, esteta, demasiado esteta, dos veces, y no hay dos sin tres. Divertido, muy divertido.
Menos mal que
han llamado al timbre.
-No abras que
han llamado poco
Dice la otra.
Hay que desdoblarse para seguir
dialogando. La mejor estrategia para combatir el monótono monólogo es la duda. Sobre
el “aquí entonces era” se avalanza "el aquí de ahora es", y, para intentar que el
pasado el presente y yo cambiemos hay que volver a dar una vuelta muy larga.
No entendía “el amor a la tierra”
de Mauricio nada. Por eso hablamos tanto. Tampoco sabía entonces de qué tenía ganas, me costó un montón de
sufrimientos descubrir que tenía ganas de irme. Debería ser un poco más clara
la comunicación con nuestros propios deseos.
Lo de irse es para conocer a otra
tribu y cuando vuelves identificar todos esos acuerdos arbitrarios que te caracterizan, los tics de la tuya. Después ese tratamiento se queda el yo bien chiquito.
Como diría el rubio “vete, te deconstruyes,
te reconstruyes y vuelves”.
Ahora ya hace mucho que entiendo
a Mauricio. Por si me quedaban dudas él me presentó al Barreiro.
-Mauricio no tenemos un nabo, nos
van a cortar la luz
-Pues yo canto el día que quieras
y libe la gente.