lunes, 10 de octubre de 2011

María Salgado




De vez en cuando me voy al blog de María Salgado, cuando tengo la impresión de tener tiempo para hacer un viaje largo, siempre me interesa lo que dice y lo que hace.

También de vez en cuando me la encuentro por ahí y entonces siento, además a raudales, simpatía y cariño por esa lúcida tan tierna.


Inthemoodfor

de noche hago un esfuerzo

por no de sapa re cer,

por arreglar mi carne,
mi cosa desembarcada del río.

Latir menos, trepar menos, no confiarle al ritmo mis presagios,
no intuir obscenas calamidades que con gusto abriría. No hay una cama, no
hay una cama, es sólo un espejismo en el desierto. Latir menos,
no subirme a la vocal de la fantasía ni esperar que una boca me trague.

y la nueve de julio, boluda, ésa sí
es una calle ancha,

como para respirar.

L'heure bleue

[poema visual que no suena]

Una alimaña de aire

(no) ha hecho presa en ti

para soplar su espiga

por tu espina.

Pareces mentira cuando

(no) bailas

porque (no) tienes copa

(n)i ramas siendo un animal

dentro del tubo de otro, algo

como una campana.

Si (no) bailas, detengo

los pulmones hondamente

en busca de la (des)aparición azul

de un nido.

En el arbor de tu

brazada muda, de tu

cuerno invertido

me quedo (sin) la boca y

talo mi salud un poco más.

Luego es ya la hora que NO tiene sonido,

estoy perdiendo aire,

así el deseo*

*verso de Claudio Rodríguez

Dos infartos


La muerte me noquea y no me deja otra alternativa que consignarla, si no lo escribo es como si me hubiera saltado un capítulo importante.

Marqués

Íbamos a cenar todos juntos unos días después y nada más saberlo pensé que me intentaría sentar con Marqués y con Liset.

Nos reunimos antes de lo previsto, en el tanatorio, yo creo que no había llorado desde hace años con tanto berrinche como cuando habló Liset en el funeral. Andrés Marqués tenía una empresa que mandaba las remesas de los inmigrantes a sus familias, como fue la antípoda de la usura lo lloramos juntos gentes de muchos países y muchas razas. Cuando miré alrededor vi que todos estaban llorando como yo, era un lloro infantil, primario, lleno de rabia. Creo que Marqués era tan adulto que todos nos sentíamos muy niños allí.

Al final, para consolarnos como hubiera preferido consolarnos él, un saxo tocó una samba

Félix

Actualizo el país mecánicamente, con frecuencia lo actualizo y ni lo miro, pero saltó de la pantalla la foto de Félix Romeo y la noticia de su muerte que me jalaron hacia un agujero en el tiempo; de pronto él tenia veinte y yo veintitrés y estábamos en Las Fuentes. Fui rodando de imagen en imagen y caí en la cuenta de que de Félix había bastantes en mi vida. No fuimos amigos, pero con los años empezaba a aparecer algo tierno en nuestra enemistad. A los dos nos gustaba polemizar hasta el paroxismo, y las enganchadas nos devolvían furos y tímidos a toriles. Luego, cuando nos encontrábamos en los eventos literarios, nos meneábamos la cabeza y si se terciaba pasar cerca nos chinchábamos un poco. A nadie dejaba indiferente, se le extrañará.