martes, 7 de agosto de 2018

PSSSSSSSSSS¡Habla bajo que está tu padre durmiendo!






No paro de predicar, a veces me oigo con eco. “Lo mejor a lo que se puede aspirar es a una vida llena de contradicciones y bien conversada”. Por eso me he tirado por un barranco de silencio durante cuarenta días. Sospechaba la cifra pero lo tuve que constatar luego.  Ha sido  una cuarentena reveladora:  aprendí a distinguir ruido y sonido, atravesé todos los ánimos  sin nombrarlos, recordé mucho mejor los sueños y, poco a poco, casi consigo oírme callada: pero cuando más próxima estaba de esa meta escuché a mi cerebro aplaudiendo, dándome las gracias por la ampliación del espacio.