jueves, 30 de septiembre de 2010

Notas sobre un jueves huidizo




Cuenta Claudio Magris que dice en su biografía un indio siux llamado Alce Negro:

"vivir es amar lo verde"

También cita, como siempre, mucho, a Musil, y al gran Svevo:

"Escribir es similar a la senilidad. Es un modo de estar fuera del juego, observarlo y entenderlo mejor que quien está jugando. Si se literaturiza la vida poniéndola por escrito y leyéndola después, su escritura y su lectura nos sustraen a la horrible vida verdadera"

Luego he estado leyendo a Soledad Sanchez Parody que escribe:

O que nunca tuviéramos ganas de opinar en palabras
acerca de esa forma de ir desapareciendo.

Y más tarde he estado mirando cuadros de Helena Almeida, que cada día me gusta más.

martes, 28 de septiembre de 2010

Canta y pinta Alberto Acinas: publireportaje






Y la inauguración que me perdí



y +

domingo, 26 de septiembre de 2010

De piropos y reencuentros




Últimamente le he preguntado a unos cuantos ¿cuál es el mejor piropo que te han echado? Y la mayoría no recordaba nada.

El piropo feneció apisonado por enormes losas adjetivales: ahora, enseguida te dicen que lo que haces o dices es maravilloso, divino o surrealista, y claro, te vas a casa sabiendo que ni inspiras nada ni mereces ningún esfuerzo. Son de talla única alabanzas e insultos últimamente, cuando para significar deberían quedar ceñidos, ser hechos a la medida.

El piropo de verdad es instantáneo, es una inspiración, una urgencia que quiere quedar exacta. Yo cuando pienso en piropos siempre recuerdo a aquel chico de mi pueblo, incapaz, pero puesto en el disparadero por una forastera de ojos enormes

-Tienes los ojos...

Le decía, y quería decir grandes, pero con metáfora. Le quedaban tres segundos, mientras la otra pasaba, y no encontraba nada:

-Tienes los ojos mmmmmmmm, tienes los ojos mmmmmmmmm, tienes los ojos como una sandía abierta.

Le dijo, a la pobre.

El piropo, como todo lo que muere poco a poco, se fue volviendo lento. Yo no puedo presumir de ninguno que tuviera la lozanía de lo urgente, pero recuerdo dos que me parecieron inmerecidos y recios, los cuento porque estos días tengo aun menos pudor que de costumbre, o porque los dos son piropos transitivos: alguien dijo que le gustaba porque busco lo mejor de los demás, otro alguien dijo que soy la que ve al que ve.

El primero se convirtió en una intención, el segundo sería un don; la excelencia de algunos amigos, los reencuentros que confirman las intuiciones más viejas, en fin, los demás, me convencen a veces de que lo poseo.

el cuadro es de Rufino Tamayo

jueves, 23 de septiembre de 2010

L´ete c´est fini




El título y la foto, vaya la entrada entera, son de otro ángel hiperestésico: Inés.

Luego me ha contado que la hizo, nada menos, que estando con Vladimir en El Salvador, y
me ha parecido un bello broche para este verano.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Afinando con Joan Margarit, bien de mañana

Después de oír la conferencia de Joan Margarit puedo explicarme mejor las palpitaciones de esta mañana: dolor como desorden. Dolor que avisa de un error. Hasta he encajado ese sueño en el que no paraba de saltar fosos. Luego me ha llamado J, la compañía de la alpargata porque es mucho más pesimista que yo.

Pesimista pero pragmático; me propone que nos vayamos de excursión el fin de semana:

-Nos tenemos que ver más porque por lo visto nos vamos a morir cualquier día.

¡Cómo no!¡otra vez a Logroño! Me voy a apuntar si viene M que es entomóloga, es la única posibilidad de descubrir algo que no conozca de Logroño y alrededores: cambiar de dimensión.

Siempre quise conocer a un entomólogo ¡entomólogo sólo era una palabra que sonaba bien! Convivir con M (su pasión es la procesionaria y sabe explicarlo) ha colmado mis expectativas.

Voy a empezar a poner iniciales para no mencionar a nadie, pero abundan las Jotas, hay varias Tes, muchas Íes y más de una B. Puedo ponerles J(1) o B2. Y eso que últimamente nadie se queja porque lo nombre, más bien me leen los días siguientes a las visitas para ver qué digo de ellos. Terminaran como en Ayutuxtepeque, haciendo y diciendo cosas para salir en la novela. Tenemos un cacao impresionante con el sentido de la intimidad: hay quién dice preferir que se omita que se comió un chupa chups a las cinco y cuarto porque eso forma parte de su intimidad.

La anterior digresión es fruto del desorden. La escritura como espejo. Escribir por la mañana como si te estuvieras haciendo un moño y descubrieras unas espeluznantes orejas y las intentaras disimular.

Pero no hay nada que calme más que la voz de otro ser humano, así que me he dedicado a mis tareas mecánicas mientras oía una conferencia de Joan Margarit de la que he anotado:

-El poema como una caja negra, caja de la que se sale transformado, aunque sin saber qué ha ocurrido dentro exactamente.

-Tú tienes un instrumento que nadie puede tocar como tú, la memoria de tu propia vida, pero es como con cualquier instrumento, hay que practicar, hay que tenerlo afinado.

-Lea usted a aquel que parte de premisas absolutamente distintas a las suyas.

-No encuentro ninguna diferencia entre lo que busco cuando leo y lo que busco cuando escribo

-Una casa no debe ser ni suntuosa, ni original, ni hecha en vano

El cuadro es de Vasily Kandinsky


domingo, 19 de septiembre de 2010

"Pero habrá que empujarla para que pueda ser" Labordeta



Los hechos son tozudos, hoy más muerte, vaya con la parca, está hiperactiva.
Como todos los zaragozanos yo me he encontrado durante toda la vida con José A Labordeta por ahí: cantando, en el instituto, paseando, cenando y creo que, en una tierra donde somos más bien ingratos con los nuestros, consiguió algo dificilísimo: ser querido. Sospecho que porque andaba por la vida a la pata la llana, por aquí no nos gustan los héroes, venimos con una idea clara en la cadena genética los aragoneses: quien se da importancia es porque no la tiene.
Pero esta mañana de lo que me he acordado es de la primera vez que vi a Labordeta, en el salón blanco, en 1978. Y me han entrado unas ganas tremendas de contar lo que sucedía entonces. No tiene nada que ver con lo que pasa ahora y creo que explica matices de sus canciones, de las escritas cuando éramos todavía una comunidad de emigrantes.
Yo tenía trece años y en este pueblo, que es uno de los más grandes, hasta entonces no había octavo, creo que ya lo he contado, tampoco había biblioteca, venía una vez a la semana el bibliobús, eso no lo conté. Capitaneados por unos cuantos veinteañeros, éramos muy poquitos, le pedimos una casa de los maestros y un corral al ayuntamiento, nos la concedieron: uno era el hijo del alcalde. Llevamos nuestros propios libros a la casa, había cinco ejemplares de Requiem por un campesino español, que me acuerdo, y ya teníamos biblioteca. Desde la casa de enfrente nos cantaron una noche el cara el sol, uno tenía la impresión de que la historia era eso, pequeñas situaciones en muchos sitios, y que la historia estaba en aquel momento en marcha.
El corral lo pintamos de blanco, lo llamamos, haciendo un prodigioso esfuerzo de imaginación, “El salón blanco”. En aquel corral vi por primera vez a Labordeta, que acudió raudo a la llamada de aquellos adolescentes. De aquel día me quedó en la retina la emoción de la tía Enma, de mis padres, creo que no albergaban ningún sentimiento que pueda ser llamado con propiedad nacionalista, era más importante que allí y entonces, por primera vez en sus vidas, pudieran decir tan alto Libertad, y eso fue posible gracias a Labordeta, que fue un nacionalista cosmopolita y universal.

viernes, 17 de septiembre de 2010

La muerte

Hasta ahora me había ocurrido que siempre que me decían el nombre de un muerto, y sólo con decir el nombre y la palabra muerto, se borraba su retrato. A algunos los conocía de convivir, pero aún así todos se borraban.

Hace poco la palabra muerto perdió sus potencias amnésicas.

Ayer se mató con el camión Carlos de Paz y desde que lo sé lo veo entrar y volver a entrar; sonriendo, abrazando y diciéndome prima, aunque no nos alcanzaba un galgo.

No tenía ninguna conciencia de conocer tan bien su sonrisa, su tono de voz y sus rasgos.

“desde que se va al otro mundo alguien a quien quisimos mucho, ya estamos denunciados allí por seguir viviendo”

He recordado que decía Gómez de la Serna.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Árboles de fuego, esponjas trepadoras, jabón de tajo y un poco de hipocondría.




Acaban de llegar las doce semillas de árbol de fuego que nos ha regalado Gonzalo. Me parece una gran aventura invernal hacer que germinen, en las instrucciones dice que hay que ponerlas en agua hirviendo para que salgan de la cáscara y esa primera fase me tiene inquieta. Tatiana y yo llevábamos tiempo bromeando con que nos íbamos a preparar una sombra en el molino para cuando fuéramos viejas, pero no se nos había ocurrido soñar con una sombra roja. "A la sombra del flamboyant" ¡qué título!

Entre otras muchas han llegado también semillas de esponja ¡Menudo paso hacia la autosuficiencia tener una trepadora que da esponjas y saber hacer jabón! Empiezo a tener ensoñaciones: ya me veo haciendo jabón de tajo con lavanda entre árboles de fuego. Me enseñó la abuela, María Jesús, que era su vecina, me habla con metáforas arborescentes de ella.

-Parecía una sombra Raimunda, casi no se le notaba, pero era como un roble de fuerte, nos influía a todos, sabía hacer muchas cosas y era buena pedagoga.

Y siguiendo con lo del jabón me contó la historia de una chica a la que llamó su abuela porque le había preparado un regalo, su herencia, y se encontró con un cargamento inmenso de jabón de tajo, la señora había calculado el suficiente para que le durara hasta que se muriera. Había tanto jabón de tajo que la muchacha tuvo que renunciar a un armario, buen trozo de la cocina y a medía habitación de su hijo para guardarlo.


Como me urgen chistes sobre la hipocondría me acuerdo con frecuencia de Alberto.

-¿Eres hipocondríaco verdad?

Le pregunté después de oír la letra en la que dice “ay dolor, dolor...ay dolor que avisas de un error”

-Tan hipocondríaco que una vez me fui a morir a casa, jueves era.

Habían repartido en la universidad un folleto con los síntomas de la meningitis. Después de leerlos comenzó a tenerlos todos y claro, se fue a su casa a morirse, cuando llegó a su pueblo se encontró a su madre en la calle y ella le dijo, como si no tuviera ninguna importancia el inminente deceso del hijo.

-Ve a casa y tómate un termalgin, que yo tengo la vez en la peluquería.

¡Su propia madre!


P.D. Vladimir dame instrucciones para criar estos árboles de fuego, que yo no me atrevo a escaldarlos así como así.

martes, 14 de septiembre de 2010

domingo, 12 de septiembre de 2010

Itxascu



No es nostalgia, aunque la llevo buscando años y la llevo oyendo desde siempre sin posibilidad de volver a oírla, algunos que me conocen lo saben porque la canto. Es la letra que más me ha conmovido, es insuperable eso de "a una playa muy hermosa que conocen mis amigos", los coros son de Cristina Lliso, y nada más, que la he encontrado ¡por fin!

pd ¡qué dados somos los zaragozanos a los trampantojos! A Bea hasta le da la ventana del baño a uno, yo también pienso mucho en trampantojos últimamente

Bocas somos todos


Así se titula una entrada del blog de Paco, a quién vuelvo a leer a como si me lo bebiera. Porque Paco sabe contar y tiene qué.

La desintoxicación de un mes sin información rezada, el periódico sí lo leía, me devuelve con fuerza y ganas. Uno está muerto si no se indigna y no se duele. Si no imagina.

Inés viene unos días y estando aquí se entera de que han balaceado a cuatro compañeros, pero se vuelve, están en el hospital con protección para que no los rematen, pero se vuelve. Me deja un reportaje sobre el trabajo que la tiene atrapada, algo así como la defensa de los defensores de los derechos humanos en Guerrero. Después de verlo sigo convencida de que hay situaciones que están empeorando rápidamente, y también sigo convencida de que hay un arma en la denuncia y una necesidad urgente de cambiar esta información maniquea que, lejos de contarnos lo que pasa, nos programa para que no lo entendamos. Nunca hubo tantas imágenes del otro y tanto desconocimiento del otro, tan pocas posibilidades de imaginarlo.

Viendo el reportaje de Inés recobró una confianza vieja por lo que se está incubando entre cartones de huevos, ¡vaya metáfora! ¡qué rica imagen! ¡todas las emisoras de las radios locales del sur están forradas con hueveras!

En El Salvador las maras han convocado una huelga de dos días, El colatino dice que ha sido secundada por los empresarios y aprovechada por la extrema derecha, pero que la gente ha ido a trabajar andando, ni modo, más cornadas da el hambre. ¿Quién va a entender desde aquí que las maras, la salvatrucha y la dieciocho, los delincuentes bien organizados, planteen una huelga?

“242 mujeres y niños que fueron humillados y violentados entre el 30 de julio y el 3 de agosto de 2010 en una aldea en el Kivu Norte, a menos de 30 kilómetros de la base de los cascos azules. En otra aldea de Kivu Sur 250 personas fueron violadas en el mismo periodo. La ONU ha perdido perdón. No es suficiente” Lo copio de El País, Las Lolas llevan años desgañitándose para advertir.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Un viaje interior y un transporte otoñal


Ahora te vas a dormir, ha dicho la enfermera, pero dormirme me parecía imposible, no la he creído, es más, no había sentido una incredulidad tan rotunda en mucho tiempo. Cuando me he despertado en la pantalla estaban retransmitiendo primeros planos de mis tripas y hasta he visto como cortaban cachitos con un lazo.

Y a mi estas cosas, esas otras rutas del viaje interior, me siguen llamando la atención.


Lo de Louis Amstrong tiene que ver con la sensación de otoño, con el intenso placer de ponerme chaqueta, y con que es viernes.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Una regresión inducida por las judías verdes


Conclusión

Por algo, no tengo ni idea de por qué, pero he sido premiada, supongo que por cuidar con tanto esmero raicillas en macetillas todos los años de mi vida.

Después de aislar momentos de absoluto creo que lo menos previsto ha sido lo más intenso: coger judías. La memoria cada mucho nos vierte un minuto entero en otro, sin avisar y sin que intervengamos, después de una de esas raras sinapsis bajé a las siete de la mañana al huerto, la hora a la que todas las mañanas de verano iba al puente de la caña con la abuela Raimunda, y desde ese día me puse a repetir el rito de los veranos en casa de los abuelos, comíamos durante tres meses judías verdes recién cogidas y siempre estaban en la mesa a la una en punto.

Lo de la foto es presunción de huerto, ya sé, no se ve pero yo estoy mirando el calabazar, nadie lo fotografía pero las calabazas penden de aguacateros y olivos.

Y Puestos a presumir presumiré también de yuca y de fachada:






Las fotos son de Carmen Herrera

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Semanas, sola, en el jardín.


III

Es relinda la certeza, y aún más si crece.

No es fácil encontrar un lugar en el mundo, hasta resulta complicado averiguar que lo estamos buscando. Yo supe que lo buscaba cuando ya había tenido y perdido otros epicentros: la casa de mi abuela, la ponderosa, y esas noches más reales de Chalatenango.

Sabía que buscaba un sitio irregular, inconquistable, infinito, en el que me salieran al paso ranas, saltamontes y gecos. Un lugar donde todos los días se hiciera fuego y siguiera siendo posible el olor de la tomatera.

Lo encontré, y han crecido desde entonces tanto los árboles que tengo la impresión de haberme vuelto chiquita aquí.

Fracaso autonómico

El recipiente de 25 kilos de pintura que compré ayer terminó con mi ilusión de autonomía. Había tenido esa ficción tan importante momentos de amenaza en los últimos meses: cuando me dio por considerar, erróneamente, demasiado viejo mi coche o cuando asumí, erróneamente, que me daba miedo quedarme sola aquí. Después de siete días sin ningún miedo, muchos placeres y pocas dificultades, se cruzo ese cierre imposible de la pintura en mi vida y he tenido que agachar un poco las orejas.

Y hablando de orejas también me la estuvo crispando la polisémica frase de mi madre:

-No te quedes sola “allá arriba”

(más Musil)

¿Lo ves?

“Hay algo que no marcha; en el límite de lo que pasa dentro de nosotros y lo que pasa fuera, falta hoy alguna mediación, ambas cosas se mezclan y transforman sólo con inmensas pérdidas; casi podríamos decir que nuestros malos deseos son la parte oscura de la vida que llevamos realmente, y la vida que llevamos realmente sería la parte oscura de nuestros buenos deseos”

“La única característica sustancial de nuestra moral es que sus principios se contradicen. El más moral de todos los principios es: ¡la excepción confirma la regla!”

Robert Musil El hombre sin atributos vol III

Despejados algunos enigmas.

Una no sabe que hará consigo misma durante siete días seguidos sin interrupciones. Da tiempo a todo, pero no tenía previsto bailar y ¡vaya si he bailado! Esta cocina es para bailar, y esa italianada de abajo la que más me ha levantado de la silla

IV

Es tan difícil cerrar la casa como abrirla

Aunque después de aplicarle noventa kilos de pintura blanca, veinte litros de lejía, cuatro de amoniaco, dos tambores de jabón de lavadora, dos kilos de barniz, cuatro de pintura azul y el aspirador a todos los rincones puedo decir que la conozco mucho mejor que cuando llegué, y como también yo me conozco mejor después de esta etapa del higiénico encefalograma blanco, la fortaleza emocional hará que vaya cerrando habitaciones sin sensación de despedida, nostalgia o abandono.

Vino Carmen con su perra

Siempre me hace las mejores fotos Carmen, sea cual sea el atrezzo, también arregló el botiquín, la gusanillo es médico en secreto, y menos mal que lo ordenó: tenemos material suficiente para operar de lo que sea y sobran vendas para hacer un par de momias. También fuimos a la playa, y tuvimos un conflicto complejo con las dos perras que se habían venido a vivir aquí y la suya, no sólo territorial, una de las perras, aterrorizada por el tamaño de la visita, pasó más de seis horas escondida en el hueco del lavadero mientras la otra, la tuerta, fingiéndose masoquista (reaccionaba hacia los escobazos tirándose tripa arriba y moviendo el rabo con gusto) decidió aprovechar su menudencia para desquiciarnos, hasta se cago en la cama de Carmen y después, cuando se fueron, ella también desapareció. Complejo el mundo canino. Aunque a mi me canse tanto que me hablen de perros.

Se cayo Amanda del programa

Pero llegaron Alberto desde Berlín y Luján desde Madrid para estar un rato, volvió a sonar Albereto, es buenísimo el repertorio de su invierno berlines, me encantó volver a oír el ventilador en el porche mientras cocía las judías. Antes visitamos los árboles que pusimos juntos el año pasado y bajamos el huerto a por la comida. Luego nos fuimos a dormir a la playa, que había concierto de flamenquito. Dormir fue incómodo a pesar de la música de fondo, pero fue merveilleuse bañarse al amanecer para subir temprano a plantar, por fin, jazmines, un barranco de lavanda, romero, santolina, parsiflora, buganvilla, glicinas y muchas cosas más, con José, claro, con José.

José, el hombre

Yo siempre le digo “el hombre”, está también enamorado de este sitio, cuenta que cuando venían los molineros, que tenían ocho hijos “todos con carrera” subraya, el padre les daba clase en el porche, y al él también. José nació en unos cuantos barrancos más arriba y su mujer al otro lado del valle, entre las dos casas estaba el molino y ha vivido viendo crecer la yuca. Por eso manda mucho José aquí, porque sabe que sabemos y él elige dónde va a ir cada árbol y cada matita o una escalera.

Siempre hemos tenido dos casas cerca y la gente se trasladaba

Ahora tenemos un molino y una playa, se ha convertido en una sucursal de la casa la playa del muerto, no en vano es regentada por Justo Bagüeste, un gran saxofonista aragonés que monta allí conciertos.

Después de tanta superficie blanca ha venido la resaca inevitable, ahora veo gotitas sobre todos los colores, es lo que tiene la experiencia mística de blanquear tanto, que luego ves un sendero de minucias donde no son recomendables los entretenimientos.


La foto es de María Jesús Romero de Urbiztondo

La canción del verano molinero



para volver, pero poco a poco.