miércoles, 21 de octubre de 2009

No habiendo conseguido superar el desorden




Esta mañana le he leído por teléfono un par de citas a Sonia, para apuntalar la conversación que versaba sobre la moral, luego han desaparecido. Es una de mis ocupaciones más frecuentes pasar y pasar página leyendo en diagonal, buscando aquello que estaba subrayado y requetecontrasubrayado, y que aún así, quizá por eso, se esconde mejor.

En los dos o tres intentos he encontrado otras perlas, pero esas dos citas no, me he encorajinado-y eso que me siento como una cirujana fina, porque es difícil: la escritura de Musil crece en todas las direcciones y es casi imposible podarla; sus secuencias , que son un poema y también un ensayo, funcionan solamente cuando está cada palabra en su sitio, al cortar las frases, sin el drenaje de las otras, se encogen sin sentido...y hay que volver para copiar también la frase anterior y la que sigue, y así seguir zurciendo hasta encontrar la apertura y el cierre

dije yo misma, en otro momento, seguramente parecido

Las perlas:

Porque lo que distingue a una persona sana de un enfermo mental es precisamente el hecho de que el sano tiene todas las enfermedades mentales, y el enfermo no tiene más que una.

O

Si hay que explicarlo todo, el hombre jamás cambiará nada.

O

Existe un asombro que olvida toda pregunta

O

Mira, en la vida entiende uno muchas cosas sin estar de acuerdo con ellas; de ahí que la posibilidad de estar de acuerdo con alguien antes de entenderlo es una insensatez tan bella como un cuento de hadas, es como cuando, en primavera, el agua baja hacia el valle desde todas partes.

Mañana busco las que eran Sonia.

La imagen es de Alfredo Jarr