lunes, 22 de febrero de 2016

La Morada II





Necesito rápidamente un ornitólogo. No conozco a las visitas matinales, sólo a los colibríes.

Después me he puesto a limpiar cristales con Rubí, que trabaja a una velocidad impresionante.Y creo que haré lo mismo todos los lunes. En este estado presocrático en el que me encuentro hasta limpiar cristales se vuelve metafórico. La transparecia cuesta tanto porque no se sabe si el borrón está por dentro o por fuera.

Los lunes tengo reunión a la una con el Lado B, pero hoy se me he contagiado de la velocidad de Rubí y se me ha pasado, durante la comida me lo contarán.

Ya casi se ha recuperado el pasto, la grama, el cesped, el mantillo. Es muy reconfortante regar, y ahora hay que hacerlo por la mañana y por la tarde. Teníamos un jardín en la San Antonio casi perfecto, me ayudaba a cuidarlo Idoya, que era agrónoma. A veces estaba aquel corrito tan bello que nos atacaba Stendhal y lo trasplantábamos y lo volvíamos a cambiar. Aquí también me va a ayudar un jardinero, y Vladi en la distancia, y Miguel, y el mago Salamanca, que viene mañana, y estudió botánica, y sueña con olivos. 

El domingo por la noche Pablo trajo a una psicóloga estupenda, Alejandra, que casi se desmaya cuando entró al salón Bachelard, ella es forofa y no conocía a nadie que lo conociera. Un gran amigo de Pablo, de Gonzalo y mio, Arturo, está haciendo la tesis sobre Bachelard. Yo a Bachelard siempre me lo he tomado muy en serio, por eso le agradezco tanto al señor Escarpa que haya puesto el orden de las casa en mis manos. El rubio, que nos ha visto trabajar muchas veces juntos dice que  trabajando“parecemos un matrimonio hecho en el cielo”. Mi madre poco antes de morirse me dijo: vete con Gonzalo a México, lo que no sé es qué haces aquí.


Salgo a comprar una agenda. También sé de los lunes que tenemos reunión a las ocho.

Próximamente "Las memorias de Zeno", uno de los mejores libros que he leído,todavía lo digo con la boca chiquita y aún tardaré, pero voy a intentar dejar de fumar.