martes, 2 de noviembre de 2010

La secuencia ha sido:


Quería escribir pero no encuentro el cabo, además estaba leyendo a Twain; por lo tanto convencida de que sólo hay que leer y a los mejores. La memoria estaba servida y me he vuelto hacia Vallejo.


Intensidad y altura


Quiero escribir, pero me sale espuma,
Quiero decir muchísimo y me atollo;
No hay cifra hablada que no sea suma,
No hay pirámide escrita, sin cogollo.
Quiero escribir, pero me siento puma;
Quiero laurearme, pero me encebollo.
No hay voz hablada, que no llegue a bruma,
No hay dios ni hijo de dios, sin desarrollo.
Vámonos, pues, por eso, a comer yerba,
Carne de llanto, fruta de gemido,
Nuestra alma melancólica en conserva.
Vámonos! Vámonos! Estoy herido;
Vámonos a beber lo ya bebido,
Vámonos, cuervo, a fecundar tu cuerva.

Urceloy




Vagabundeando por blogs he encontrado este poema que me ha gustado y que yo dedicaría a B.D. y a R.R. Tengo ganas de conocer al autor, no sé por qué nunca coincidimos.

Algunos poemas casi tristes 23

Para A.R., J.C. y J.A.R.


Ser en la noche oscura el que os espera,
quien os alumbre, mis amigos, ría
cada historia a la vuelta, eso me basta.

No quien cuida del fuego, no quien duda
y es sabio por dudar, no quien sostiene
en el amor la sangre y sus derrotas.

Ser quien se queda, quien respire el humo,
quien salga al campo y fuerce la mirada
hasta ver una luz que se aproxima.

Entonces nada es importante, y el
abrazo es la más noble de las armas:
ser quien muere abrazado a sus amigos.

Jesús Urceloy / septiembre 2010