lunes, 17 de febrero de 2014

No sé



Sarolta Ban



Paisaje


Y cuando se fueron a vivir a Arévalo, pues era igual pero no era lo mismo, y le preguntaban los muchachos de Arévalo que cómo era su pueblo de niño: Fontiveros.
-Pues un pueblo-decía el niño.
Pero que estaba lleno de cosas y tenía la torre, y la iglesia, las campanas y la cigüeña, la plaza y las calles, los palacios, las casas y las nagüelas; los corralones, los cobertizos, los establos, los zaguanes, los portales, las puertas, los portones, las portadas, las puertas traseras, los portillos, las portezuelas, los canceles, las ventanas, las claraboyas, las gateras, los miradores, las celosías, los balcones, las buhardillas, los ojos de buey; las verjas, las rejas, las vallas, los aleros, las chimeneas, los salientes, los colgadizos, los huertos, las huertas, las bardas, los cigüeñales, los arrabales, las cijas, las ovejas, los perros, los asnos, las mulas, los bueyes, los caballos, las vacas, las terneras, los corderos, las cabras, los cabritillos, las gallinas, los gallos, los pollitos, los conejos, las palomas, las torcaces, los dormideros, los mochuelos, los aguiluchos, las alondras, los tordos, las perdices, las codornices, las garzas, las avutardas, los topos, los erizos, los grillos, los sapos, los lagartos, las lagartijas, las ranas, los saltamontes, las aceiteras, las lombrices, las orugas, las mariposas, las rosas, los lirios, los geranios, los pensamientos, las azucenas, los acianos, los escaramujos, las zarzas, las retamas, el hinojo, el tomillo, el romero, la menta, la hierbabuena, el yantel, las acederas, el espliego, el cantueso, los berros, los espárragos, las coles, las lechugas, los judigüelos, los ajos, las cebollas, los manzanos, los perales, los guindos, las higueras, los membrillos, los álamos, los chopos, las parras, las vides, las encinas, los robles, la luna, las estrellas, el carro triunfante, las Tres Marías, el lucero del alba, la estrella del pastor, el sol de agua, la solanilla, la sombra, la lluvia, la primavera de mayo, el aire austro, el verano, la otoñada, la siembra, el cierzo, el ventisquero, la nieve, el ventarrón, los truenos, los relámpagos, los rayos, las exhalaciones, los trabajadores, los gañanes, los truhanes, los trujimanes, los alarifes, los albañiles, los maestros de obras, los carpinteros, los ebanistas, los tallistas, los podreros, los peones, los caleros, los yeseros, los ladrilleros, los baldoseros, los enlosadores, los aguadores, los carreteros, los odreros, los taberneros, los mieleros, los melcocheros, los queseros, los aceiteros, los molineros, los horneros, los anacalos, los panaderos, los amasadores, los pasteleros, los recaderos, los verederos, los propios, los correos, los mayorales, los pastores, los rabadanes, los zagales, los esquiladores, los pelaires, los zurradores, los pelleteros, los tejedores, los burateros, los sastres, los buhoneros, los plateros, los sombrereros, los zapateros, los chapineros, los remendones, los herreros, los cerrajeros, los guadañeros, los joyeros, los boneteros, los labradores, los hortelanos, los maestros de niños, los dómines, los latinistas, los médicos, los boticarios, los cirujanos, los sangradores, los curas, los hidalgos, los nobles, los frailes. Las monjas, las beatas, las damas, las dueñas, las señoras, las criadas, las esclavas, las fregadoras, las recaderas, las amas, las ayas, las cereras, las amortajadoras, las lloradoras, las curanderas, las mondongueras, las lavanderas, las costureras, las bordadoras, las que dan hierro, las enamoradas. Las torrenteras, el río, los regatos, las lagunas, los labajos, los manantiales, las fuentes, los caños, los pinares, las alamedas, los encinares, los robledales, los trigales, los cebadales, los centenos, los garrobales, los barbechos, los guisantazos, los vados, los zanjones, lo llano, la niebla, el rocío, la montaña que se ve a lo lejos y hace así alabeando. Y los cristianos y los moriscos,  y muchas cosas y muchos oficios más.
-¿Y cómo se llama tu pueblo?
-Fontiveros
-¿Y cómo va a haber tantas cosas en tu pueblo, si es más pequeño que Arévalo?
Y el niño respondía:
-No sé.
José Jimenez Lozano El mudejarillo.


Estaba escribiendo “eliminación de la diversidad” y me parecía un crimen decir algo tan grave, otra vez, sin que albergara ni un poquito de sentido.  Ha venido en mi auxilio la memoria compartida. El privilegio de andar por ahí con discos duros  como el de  Antuan. Ayer, después de tanto hartazgo de tosquedad y riqueza, me volví a leer El Mudejarillo, así que vuelvo de un viaje muy largo.

P.D. En este momento le estoy agradecidísima también a Matías, que me obligaba a ir a Casetas andando para aprender mecanografía. ¡Se me subía el ritmo de esa enumeración por los dedos cuando la copiaba!  Ahora "eliminación de la diversidad", de la poca que nos queda, significa más cosas.