jueves, 28 de septiembre de 2017

Reprogramando la tarde.






El terremoto me despertó la pituitaria, era una nariz en el mercado y luego la calle olía a guayaba, a Inés le revolucionó lo onírico, me estoy haciendo adicta a sus sueños, están brillantes.

Ayer rugió el Popocatepetl, Don Goyo, Samantha se tuvo que encargar de tranquilizarme. Y es que cuesta mucho desasustarse y todos damos un bote cada vez que pasa un camión y reverbera. Pero quizá sean cierta esa esperanza tan compartida estos días, quizá de un susto tan gordo se desasusten del todo los Méxicanos. Ojalá que no baje la oxitocina y siga el apego. 

Estoy repartiendo las plantas. A Mely le va a tocar el jazmín. Para que cuando se haga muy grande y huela mucho se acuerde de mí la mamacita linda.

Llueve, hace frío, amerita comprar una botella de vino y compartir la tarde con Ely viendo una serie muy larga que nos lleve un rato a otro sitio. 

Luego leeré a Chantal Maillard, acabo de reencontrar este poema y me ha devuelto las ganas.

Intermedio

Entre una imagen tuya
y otra imagen de ti
el mundo queda detenido.
En suspenso. Y mi vida
es ese pájaro pegado al cable
de alta tensión,
después de la descarga.

De "Lógica borrosa" 2002

Y en eso estamos.





Ya he vuelto a Puebla, son fuertes como robles las compis, ayer era martes y los martes nosotras salimos. Aunque intentemos evitarlo vamos de la hora feliz a la terminal.

He comido en el mercado y me he llevado una buena ración de abrazos. ¡Cada vez me gusta más la gente mexicana! Es mejor oír a la señora que nos da de comer hablar del terremoto que a muchos poetas de alto vuelo hablar de sus temblores.

Siempre les digo a mis alumnos: evita la acumulación de partículas vacías de significado. Hoy me lo he dicho a mí misma.

También las malas fotos tienen su encanto.

lunes, 25 de septiembre de 2017

La ciudad más trepidante.



Poco me queda por contar de mi visita a Ciudad de México, lo han contado todo las redes y los periódicos.

En un terremoto los anfitriones se la juegan, y estar con Karla e Inés estos días ha sido un lujo ininterrumpido. ¡Esa suavidad con la que me tocó el pie Karla para despertarme cuando sonó la alarma el sábado!

Estaba poniéndome una bota  el martes, me iba hacia el centro, cuando empezó a cimbrearse el salón: por segunda vez en quince días esa inexplicable maleabilidad de las paredes, de la ventanas, ese minuto eterno delante de la cerraja que no se abría. Llegaban los gritos desde el patio, sobre todo los de la madre de Paola, una nicaragüense de Managua que sabía. Mientras intentaba abrir la puerta recordé que escaleras no y que entre el frigorífico y la pared, pero no quedaba hueco. Me dio por hablarle bajito al terremoto: ¡venga!¡ya estuvo suave!¡tranquilo ya! le decía, y repitiendo ese mantra alcancé la calle, donde por fin había abrazos humanos dispuestos.

El primer auxilio son los abrazos, salí a buscar Internet para saber de Inés y de Karla y todo el barrio se abrazaba. Espero no dar un paseo tan escalofriante como ese nunca más.  El parque se llenó de gente, todos íbamos buscando el cielo abierto y casi no había, todos nos mirábamos a los ojos para sostenernos mientras llegaba el próximo y no cabía más miedo ni más tristeza.  Para colmo, al pasar por un frutería oí en la radio que el epicentro estaba en Puebla. Entonces volví al patio, con los vecinos, y ya sabían que esas dos estaban bien y que me buscaban a mí. Y entraron dos mensajes milagrosos al FB, uno de Juan y otro de Malu: mis poblanos estaban bien. Y Paola saco vino, y el abuelo de Jero conoció a todos los anarquistas españoles de la FAI y trabajó con ellos. Y Jero es un melómanos imposible de 17 y Miguel librero, y Paola filósofa y Daniela dirige teatro, y Alejandra es una María Felix.

Al día siguiente no nos vimos, cada cual andaba en lo suyo, en lo de todos, arrimando el hombro, intentándolo porque son 20 millones y no es así nomasito organizarse.


Ayer volvimos a reunirnos para comer. Entre tanto ocurrieron muchas cosas. 
Samantha me ha dicho esta mañana:
-Escribe una crónica chida de tu experiencia.
Y se lo he prometido, lo haré.

El susto me trastornó el olfato. La casa de una amiga olía a anís, el perímetro de la maquila hundida a sandía, las calles a humo.


lunes, 18 de septiembre de 2017

Por fin en CDMEX









Maya Goded


Con mis chicas pasan estas cosas, nos metemos tan hondo en las conversaciones que luego no recordamos bien si  al salir del patio estará Zaragoza, Utebo, Amsterdam, Santander, París o la yuca. Para conocer Ciudad de México yo me esperé a que estuviera Inés, eso también es apropiacionismo: correr con la lengua afuera adosándose a la vida de otro durante unos días.


Es un gustazo salir de tan adentro y llegar tan afuera y volver tan adentro: yo no soy fetichista, ni admiro demasiado, pero ¡he jugado tantas veces a imaginarme esta ciudad! Siempre me ayudaron Luis Buñuel y Max Aub, así que tenía muchas ganas verlos de lejos sentados en una terraza de Coyoacan,  hablando de sus cosas. Fue Constantinopla ese barrio, pero no hicimos el recorrido turístico, nos fuimos a programar nuestras propias peripecias a casa de una vecina del lugar. Por el camino me encontré a Nicolas, acababa de encontrarme a dos amigas poblanas en la exposición, ¡para esto tantos millones de habitantes, me quedé pensando! Me encantó volver a ver al Cancino, casi no hablamos, de la sorpresa solo nos salían apapachos. Nicolas aún no es conocido pero lo será.  La última vez lo vi en "El abrazo de la serpiente" y aún en ese papel de malo tuve ganas de darle un abrazo a la serpiente.  El azar me sigue rodeando de gente a la que conozco de antes, el viernes estuve en una tertulia lúcida y al final de la noche me di cuenta de que Amador era Amador Fernández Savater, lo suelo leer con mucho gusto. Acabo de escribirle a Maya Goded, me quedé con un tronco de brasil suyo hace quince años, ha crecido un montón, entonces ya intuí que esa mujer aparecería en los escritos. Si alguien no ha visto todavía "Plaza Soledad" que intente hacerlo.

Y lo dicho, creo que doy buena suerte, no hay más que arrimarse. Y también que me gusta vivir en un mundo tan túpidito de amigos y amigos de amigos. A saber dónde me van a llevar hoy las botas y a quién me encontraré. ¡Me he dado una semana para caminar sola esta ciudad infinita mientras la niña estudia y trabaja!¡Soy una suertuda!






jueves, 14 de septiembre de 2017

Periodismo: oficio que reproduce el error o reproduce la verdad o bien ¡sin amigos ni una liebre!



Ya no estábamos hablando de trabajo, habíamos llegado a lo divino y lo humano cuando Samantha me dijo que ella necesitaba saber la verdad,  vivir en la realidad siempre. ¿Quizá es una deformación profesional? No lo averiguamos. Pero debo decir que también abundan los buenos vicios en este gremio tan denostado. 
Yo soy una nómada sedentaria, me interesan mucho más las gentes que los paisajes, con esa cuadrilla de buscadores de la verdad se confirma continuamente que solo entre todos podemos pensarlo todo y también que llegué al mejor de los lados, Lado B. ¡Qué mejor regalo que ese ramillete de cabezas pensando a una!
Ayer encontré esto de abajo y ahora iba a mandárselo a Sami.
VERDAD
Un niño aprende una lección de geografía para tener una buena nota, o por obediencia a las órdenes recibidas, o por dar gusto a sus padres, o porque siente una poesía en los países lejanos y en sus nombres. Si ninguno de estos móviles existe, no aprende su lección. Si en un momento dado ignora cuál es la capital de Brasil y al instante siguiente lo aprende, tiene un conocimiento más, pero no está más próximo de la verdad que momentos antes. La adquisición de un conocimiento en algunos casos nos acerca a la verdad y en otros casos no. ¿Cómo distinguir los casos? Si un hombre sorprende a la mujer que ama, y a quien había dado toda su confianza, en flagrante delito de infidelidad, entra en contacto brutal con la verdad. Si sabe de una mujer a la que no conoce, de la que oye hablar por primera vez, en una ciudad que no conoce, que ha engañado a su marido, esto no va a cambiar de ningún modo su relación con la verdad. Este ejemplo nos da la clave. La adquisición de conocimientos nos acerca a la verdad cuando se trata del conocimiento de algo que amamos, y en ningún otro caso.
·
“Amor a la verdad” es una expresión impropia. La verdad no es objeto de amor, no es un objeto. Lo que amamos es algo que existe, y que pensamos y por eso puede ser la ocasión de producir verdad o error. Una verdad es siempre la verdad de algo. La verdad es el esplendor de la realidad. El objeto del amor no es la verdad, sino la realidad. Desear la verdad es desear un contacto con una realidad, es amarla. No deseamos la verdad nada más que para amar en la verdad. Deseamos conocer la verdad de lo que amamos. En lugar de hablar de amor a la verdad, sería mejor hablar de un espíritu de veracidad en el amor. El amor real y puro desea siempre y por encima de todo mantenerse entero en la verdad, sea cual sea, incondicionalmente. Toda otra expectativa de amor desea sobre todo satisfacciones, y por ello es un principio de error y de mentira. Es el espíritu santo. La palabra griega que traducimos por espíritu significa literalmente soplo ígneo, soplo (aliento) mezclado con fuego, y designaba en la antigüedad, la noción que la ciencia designa hoy con la palabra energía. Lo que traducimos por “espíritu de veracidad” significa la energía de la verdad, la verdad como fuerza agente. El amor puro es esa fuerza activa, el amor que no quiere, a ningún precio, en ningún caso, ni la mentira ni el error.
Simone Weil.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Hay que...



Chema Madoz

Hay que alcanzar esa mirada
que mira a uno como si fuera dos.
Y después mira a dos
como si fuera uno.
Y luego todavía
mira a uno y a dos
como si fueran ninguno.

Es la mirada que escribe y borra al mismo tiempo,
que desdibuja y suspende las líneas,
que desvincula y une
simplemente mirando.
La mirada que no es diferente
afuera y adentro del sueño.
La mirada que se crea a sí misma al mirar.

Roberto Juarroz
Poesía Vertical.

martes, 12 de septiembre de 2017

¡La intimidad!



Cada día aprendo términos nuevos, cualquiera por aquí utiliza en una conversación quince o veinte que solo había visto en los escritos. Pero sobre todo me dejan perpleja las metamorfosis que cada palabra tuvo cruzando el charco,  las diferentes acepciones prestas para generar unas veces encantamiento y otras malos entendidos.

Ayer, por ejemplo, comí en casa de Samantha, teníamos que corregir una entrevista. En una pregunta apareció la palabra íntimo y ella la veía fuera de contexto. Poquito a poco descubrimos entre las dos que en México la palabra íntimo solamente se utiliza para hablar de relaciones sexuales, está absolutamente erotizada. ¡Cuántas veces habré dicho la palabra íntimo fuera de contexto! ¡Como el día que pasé por una tienda de lana y dije que me iba a hacer una chaqueta! Y aquí hacerse una chaqueta es masturbarse.

Intimus, lo que está más adentro de todo, es de las pocas acepciones que me gustan mucho más en español. ¡Qué sería de mí sin vosotros, los íntimos! ¡esos a los que se os cuenta todo aunque no estéis!¡esas otras cabezas fuera que basta recordar para que iluminen lo de más adentro del todo!

P.d La foto se salió de algún archivo con la intención de recordarme algo, somos la Blanch y yo en alguna comunidad remota de El Salvador hace 23 años.

Otra P.d: hace treinta años leí una noticia que decía que para tener salud mental era imprescindible mantener relaciones de intimidad al menos con dos personas, debo estar como un roble.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Temblor







Hacía mucho que no estaba en un temblor. Desde San Salvador, la ciudad de las hamacas, el piso siempre había permanecido firme. El de ayer fue fuerte y largo, pero como estaba viendo Twin Peaks que es tan rara, me costó creer que el pendulear el bolso, el traquetear de la mesa y la ductilidad loca de la ventana fueran anormales. Con dudas y todo agarré la manta verde y salí a la calle, aún se movían las escaleras. Me relajó mucho la conversación con el vecino.

-ha temblado ¿verdad?

Dije yo.

-obvio, fuerte, pongamos la tele

Me respondió desde la ventana.

A punto estuve de decirle que yo la tenía puesta ya. El agente Cooper seguía ganando todo el dinero en máquinas tragaperras cuando volví.


Cuando terminó el capítulo, mientras esperaba las réplicas, me puse a revisar los terremotos que habían afectado a mi vida, los temblores que me habían recorrido, aún montada en un vehículo temporal, la música de Baladamendi.

P.D. En los temblores sólo me acuerdo de las cerrajas. Los salvadoreños estaban divididos en dos bloques férreos, los que recomendaban cerrar las puertas porque los robos eran frecuentes, y los que lo consideraban una locura porque si tienes la llave echada y hay temblor se atora. ¡Qué alivio que las puertas se abran!

domingo, 3 de septiembre de 2017

Gramática de la relatividad




Quizá ni el tomate es tan puro
ni el tabaco tan mortal como comentan.
Me caen bien los extraños, me siento segura
en los países muy desordenados.
Protegerse está bien, pero a veces confiar
es mejor revulsivo para una vida larga.
Ni es cierto que no importe lo de lejos, ni es cierto
que no haya sitio en el mundo
para la literatura.
Pero la publicidad nunca es poesía.
Confío en mi cuerpo
más que en buena parte de los médicos,
y algunas drogas nos ayudan a dormir.
El amor existe.
Abrazarse a muchos cuerpos no es sinónimo de calma,
no hacerlo tampoco ayuda demasiado.
He tenido jefes que eran mis amigos
y compañeros que no.
El sentido común falla a menudo.
Si te cuidas demasiado, entonces eres presa fácil.
Los juicios no marcan la línea que separa el bien y el mal,
no marcan casi nada.
La verdad no tiene un solo nombre.
Cinco manzanas al día
son demasiadas manzanas.

Y la palabra es
como un juego de niños:
cuando llega a tus manos hay que abrazarla fuerte
y escaparse corriendo del enemigo.
Y,  luego, lanzarla a quien sepa
guardarla mejor.
A quien corra más.

Laura Casielles

viernes, 1 de septiembre de 2017

Me pone muy buen humor la Krall



Feliz curso.

Concibo la memoria como el oficio de devolver a las aldeas su soberanía.






Todo lo inverosímil representa una verdad para alguien,
el unicornio es inverosímil, el ángel es inverosímil, la raya del horizonte es inverosímil.
Lo imposible es indulgente con la maravilla,
llamo maravilla al pez de obsidiana y al vértigo de otro abismo desde los puentes de mimbre.

todo es Juan Carlos Mestre, un buen reencuentro.