lunes, 9 de enero de 2012

Días de papel en blanco




“La novela holandesa” (Harry Mulisch “El descubrimiento del cielo”) iba a cobrar su sentido en mi vida unas semanas después de que apareciera. ¿Hay algo más recomendable en navidad que haber leído cuatrocientas páginas, que aún queden seiscientas, y dejarte el ánimo ahí, esperando en el sofá, iluminado por un cono amarillento y arrebujado en una manta?

Después de esa larga ausencia me fui a jugar con Ramón Gómez de la Serna y encontré esto:

Así como a veces sale un día esqueleto, sale también un día de papel en blanco.
No necesita ser un día nivoso, sino escuetamente no escrito, sin una nota, sin una apetencia, sin nada; en blanco.
La ciudad se ha quedado pálida, indiferente, sin fisonomía, como si la hubiesen lavado con un reactivo.
Se piensa que quizá sirva como papel de cartas para escribir una carta sincera y aclaratoria pero no corre la tinta en su blancura, no se puede escribir nada.
Unos días dicen que sí y otros que no, pero el día del papel blanco no dice ni sí ni no, es como esa hoja que tienen incólume los libros y que no es ni siquiera aquella en que se escribe la dedicatoria.
Así como en la ciudad salen días de muchos sitios, un día de Sevilla, otro de Florencia, y hasta hay un día bretón, ese día de papel en blanco no es de ninguna parte.
No es un día de piedra blanca, ni un día enyesado, no, es un día de papel sin maculatura, como esas planas de un diario que no ha marcado nada la máquina.
Hay que tener delicadeza y cuidado con el día de papel blanco, pues puede agujerearse y por ahí irse lo que tiene de vital aun en su inestampación.
Hay que dejarlo pasar con esa apatía con que el niño no hace la composición escolar que tenía obligación de hacer.
Sorprende siempre ese día de papel en blanco como sorprende el otoño con su caída de la hoja a los que creían que no iba a volver más el otoño.
Debemos aprovechar ese día para ir a esa calle a la que queríamos volver hace tiempo y así grabaremos algo en el día de papel en blanco.

Que me viene muy bien para despabilar al del sofá y empezar el año.

La imagen es de Anish Kapoor