lunes, 29 de abril de 2013

Tiempo





Simultáneamente, todavía no, ya no (eventualmente todavía) son las tres formas fundamentales del tiempo. El decurso del tiempo, la apreciación del tiempo etc., son relativamente intrascendentes. Las formas fundamentales del tiempo no son puramente temporales.

Robert Musil

sábado, 27 de abril de 2013

Segundo diálogo en la sombra






Patrick Gonzalès


Segundo diálogo en la sombra




En la noche, tu mirada abolida
espía entre juncales de negrura:
no acepta de las sombras
su indiferencia, su aparente
estar ajeno a quien
las mira. Piensa
–como piensa el mirar, absorto
bajo los párpados–
si es nada lo que no ve, o si nada
son sus ojos porque no ven.

¿Hay diferencia?
Porque duda o no sabe
sigue buscando, y en la duda
una lumbre modesta se abre paso,
pone su cal
al fondo de los ojos.

Quien mira sabe
que algo le está mirando.

Porque la noche lo permite,
no buscas en su negrura siluetas
ni bultos para desmentir la nada,
buscas sus ojos que te están buscando
sobre un hilo que entonces se ilumina.

Jordi Doce.

jueves, 25 de abril de 2013

Diario: lugar para informarse a uno mismo formalmente de qué debería recordar anotándolo.






Pues venga.

(Constricción: la inmovilidad)

La onda del afrancesamiento no es más que otro modo de viajar que he añadido al único posible en este momento, recibir en mi pueblo.

Supongo que empecé porque me mataban las ganas de irme a París con las chicas. Pero no fue una decisión consciente. Atribuí la inmersión a lo rápido que bajaban las películas. Luego sumé a la dieta a Eluard, Bachelard, Renard y todos esos, y me dí cuenta de cuanto se puede descansar en otra lengua.

Entonces me avisó Ángel, que es gallego-parisino, de que venía a verme, y también pude viajar por mi pueblo. Porque cada visita que recibo rectifica mi modo de ver los mismos lugares y a las mismas personas, claro, y también porque aquí no tengo que elegir la ruta.

Primero está la espera en esa estación. Hasta Utebo se llega en un tren que finge que te va a dejar por lo menos en Berlin. Después un café en la terraza del que fue el bar de mis padres, delante de la casa en la que crecí, y una visita a María Jesús: nada me produce más optimismo que la soledad radiante de esa mujer podando en pijama. Además en su casa está el huerto y la introducción narratológica para que en el paseo que resta se imagine mucho más de lo que se ve. Luego, claro, la torre. Quizá una paradita en el bar de la plaza de la iglesia para luego dar la vuelta por la calle del Hospital, donde están las casas de las que hablamos antes: en el cogollito de la plazoleta estuvieron las tres bibliotecas enormes de los amigos de mi madre, la de Luis, la de Carmen y la de los padres de María Jesús, las bibliotecas y los jardines, y la sala de proyección de Luis, que siempre me  endulzaba las películas con Amareto (de tanto en tanto me compro o hago que me regalen una botella de Amareto y  mezclo su gran recuerdo con el olor de almendras dulces)

Ángel inaugura un género. Es un amigo avant la letre. No hay nada tan placentero como recibir a alguien de quién sólo sabes que será muy importante en el futuro,  a quien ya es un miembro de tu familia, de quién llevas años oyendo decir. Ni nada tan fácil como hablar de lo que importa con el amigo de tus amigos. Imagino pocas cosas tan profundamente halagadoras como su visita. Por fin existe y está cerca ese lector superbe que encontró la Blanch en Ángola hace beaucoup de años.

lunes, 22 de abril de 2013

Aujourd'hui, un autre jour






Me he despertado pensando que somos eslaboncitos, que partimos de donde nos dejaron, y eso me ha recordado que mi madre tenía moto. Me ha hecho muchísima gracia la relación optimista de ideas, así que he buscado esa fotografía

Después he visto otro par de películas de Agnes Varda mientras me destrozaba el sistema nervioso arreglando el ordenador,  cuando he conseguido las dos cosas, porque soy una baturraza, aunque no me guste, me he reencontrado con una reconfortante griega: Kiki Dimulá.


HE PASADO 

Camino y cae la noche.
Decido y cae la noche.
No, no estoy triste.

He sido curiosa y he estudiado mucho.
Sé de todo. un poco de todo.
Conozco los nombres de las flores cuando se marchitan,
sé cuándo reverdecen las palabras y cuándo sentimos
   frío.
Sé con qué facilidad se abre la cerradura de los
   sentimientos
con cualquier llave del olvido.
No, no estoy triste.

Hubo días de lluvia,
me instalé detrás de este
alambrado acuático
con paciencia y discreción,
como el dolor de los árboles
cuando cae su última hoja,
y como el miedo de los valientes.
No, no estoy triste.

He pasado por jardines, frente a fuentes
y he visto muchas estatuas que se reían joviales
sin saber por qué.
Y pequeños cupidos, presumidos.
Sus arcos tensos
parecían lunas menguantes en mis noches de ensueño.
He soñado muchos y hermosos sueños
y estuve a punto de perderme.
No, no estoy triste.

He pensado en los sentimientos,
de los míos y de los demás,
y hubo siempre espacio entre ellos
para que pasara el dilatado tiempo.
He pasado y he vuelto a pasar por Correos.
He escrito cartas y las he vuelto a escribir;
he invocado sin tregua al dios de la respuesta.
He recibido breves postales:
una cordial despedida desde Patras
y ciertos saludos
desde la torre de Pisa que se inclina.
No, no estoy triste porque el día se inclina.

He hablado mucho. A la gente,
a los faroles, a las fotografías.
Y mucho a las cadenas.
He aprendido a leer manos,
y a perder manos.
No, no estoy triste.

He viajado, es verdad. He ido aquí, he ido allá…
el mundo siempre a punto de envejecer.
He perdido aquí, he perdido allá.
He perdido por ser observadora
y también por ser distraída.
He ido al mar.
tenía derecho a un espacio. Supongamos que lo conseguí.

Tuve miedo a la soledad e imaginé a la gente;
a unos los vi caer junto a un polvo tranquilo,
traspasado por un rayo solar;
a otros junto al sonido de una campana mínima.
Y me llegó el sonido del toque de la campana
de la soledad ortodoxa.
No, no estoy triste.

Jugué con el fuego, y me quemé lentamente.
tampoco me faltó la experiencia de las lunas.
Sus fases menguantes, sombrías, sobre mares y ojos,
me han nutrido.
No, no estoy triste.
He resistido tanto como pude a este río
cuando estaba crecido, para que no me llevase,
y cuando fue posible he imaginado los ríos secos
que tenían agua, pero me arrastraron.

No, no estoy triste.
A la hora precisa cae la noche. 

jueves, 18 de abril de 2013

Yo sí soy la mujer que lee a Robert Musil


Franz Falckenhaus


No conocía a Gonzalo cuando empezó a recitar lo de  “yo no soy la mujer que lee a Robert Musil”. Ni a Jesús, cuando ambos utilizamos lo de “me carga el Dante” y Nacho me dijo que eso no era mío, y al final rebusqué y era de Ferlosio. Ni a René,  hasta que Blanca descubrió que repetíamos la misma maldición china: “Ojalá vivas tiempos interesantes”

Esta mañana, antes de ponerme a copiar y copiar, me he dado cuenta de esos tres azares o encuentros en una frase.

Y luego he seguido a lo mío para llegar pronto a la dieta primaveral: huerto, pelis francesas y Musil: 

-¡Pensamientos muertos y pensamientos vivos!

El pensamiento no es algo que observa un acontecimiento interior, sino que es el propio acontecimiento interior.

No es que pensemos en torno a algo, sino más bien que algo se piensa y emerge en nosotros. El pensamiento no consiste en que veamos con claridad algo que se ha desarrollado en nosotros, sino en que ese desarrollo interno se extiende hasta ese ámbito luminoso. En eso reside la vida del pensamiento; el en sí mismo es un contingente, un simple símbolo, es decir, que muy a menudo puede estar muerto; solo que, como es el miembro terminal de un desarrollo interior, suscita el sentimiento de perfección y seguridad.

-Vea usted, ahora tengo veinticuatro años y, desde hace un año, me he estado torturando con un asunto que me es indiferente. Una invención.

-Cada cual tiene su sistema nervioso y puede llegar a necesitarlo.

-No se dejaría sorprender por un milagro mucho más que por la caída de una piedra.

-Kerrr subraya de Shaw el hecho de que éste, como perfecto escéptico, nos muestra cómo los grandes acontecimientos se producen a partir de pequeños componentes y sólo así, aun cuando no nos demos cuenta. 

-Y porque ningún amor alcanza una intensidad total si no está protegido contra los factores que tienden a disgregarlo por alguna clase de coacción externa-matrimonio, costumbre. Sólo cuando los dos amantes están recluidos en sus sentimientos como en un pequeño establo son investidos por esa ilimitada obstinación recíproca.

-Carácter: Desprecio a esta mujer (Se puede pensar lo que se quiera sobre nuestra educación social, pero hay que reconocer que la gente que no ha gozado de ella comete de cuando en cuando terribles groserías temperamentales) Me resulta odiosa por el espíritu de casta que ha despertado en mí. Y, sin embargo, eso me hace comportarme con ella continuamente con una especie de amabilidad lastimera.

-El amor revela, incluso en la vigilia, esa misma capacidad enigmática de transposición. También allí aparece como algo completamente suelto, transportable. Mi conocimiento y mi juicio sobre A. no ha cambiado en lo más mínimo y, a pesar de todo la amo. Ha surgido algo que no puede descubrirse en ninguna parte. Es como una luz que pende sobre el pensamiento. 

-Es un intento de construir una vida a partir de las horas más sublimes. 

-En el momento en que se sintió libre, vio el abismo que lo separaba de sus anteriores puntos de vista.

-No existe el conocimiento del hombre: es bueno no perder de vista de vez en cuando que comprender a un hombre  no es otra cosa que reaccionar psíquicamente ante él de manera muy concreta. 

-El deseo es una voluntad que no se toma a sí misma del todo en serio ¿y por qué?

-Somos ridículos-pero por buenas razones


Robert Musil
Diarios
DeBolsillo

lunes, 15 de abril de 2013

La mitad de nuestra vida es expresión. ¿Y la otra mitad?







A la pregunta de qué le encuentro a Musil para volver y volver a él cada primavera, me respondí del tirón, en un estado somnoliento, casi en duermevela, antes de cerrar sus diarios, anoche:

-Es racional y sensual. Racionalmente sensual. Lógicamente voluptuoso.

Y me pareció tan cierto que casi me despierto para anotarlo.

Esta mañana he desayunado con Mª Jesús, con un conejo y un gato. No se me había olvidado. De hecho las palabras sensual y voluptuoso seguían siendo un sumidero. Es voluptuosísimo desayunar tan bien un lunes, oliendo la menta, que ya despunta, la maría luisa y el romero, mirando a un conejo comer hierba y a un gato que lo vigila.

-Casi tan voluptuoso como ir al cine por la mañana. ¡O más!

Hemos comentado antes de ir a comprar las semillas de lechuga. Mientras preparaba el plantero ha aparecido el tercer término del día: potencial.

jueves, 11 de abril de 2013

Divertimentos



Ángels Ribe


Ensayo para hablar conmigo misma como lo hacen los escritores importantes, como con alguien remoto.

El mejor ejercicio es darse órdenes. Práctico mucho,  incluso me doy órdenes de otros y en francés, por ejemplo esta de Char:

“Enfonce-toi dans l´inconnu qui creuse. Oblige-toi à tournoyer”.

Tampoco viene mal darse consejos:

La afectación  sólo es llevable durante la primera juventud, la afectación en alguien talludito produce espanto,  ridículo cósmico-me digo, impostando la voz.

O repetirse frases tranquilizadoras:

Casi todo es verdad, pero no simultáneamente.

martes, 9 de abril de 2013

+ Roberto Juarroz






Rostro contra rostro...

Rostro contra rostro,
piedra contra piedra,
para que el tiempo no se pudra
y conserve su forma de cinta de colores.

Tiempo contra tiempo
paciencia contra paciencia,
hasta que la piedra tome el dibujo del rostro
y el rostro la carne de la piedra.

Corriente de la mirada que no cambia
si mira o si no mira,
de la mano que es igual cuando toma y cuando da,
del corazón análogo para quedarse o para irse.

Piel contra piel,
mundo contra mundo,
tierra contra la tierra
y también contra el cielo,
hija de antiguos hijos,
bandera para el viento que ella misma ha engendrado.

Entre el sol y el maíz,
entre la lluvia y la muerte,
pájaro contra pájaro,
luz contra luz,
flor contra flor,
secreto de cobre amalgamado
con metal que respira,
brujería de un humo que desciende
a descontar los siglos.

Sed contra sed,
vaso para beber el vaso
y derramar el mundo.

domingo, 7 de abril de 2013

De cuando lo que buscas te encuentra.







Siempre me alegra el ánimo detenerme en Forcalquier, comer en casa de los Bardouin, dar un apretón de manos a Marius el impresor y a Figuière. Este peñasco de valientes es la ciudadela de la amistad. Todo lo que obstaculiza la lucidez y frena la confianza ha sido expulsado de aquí. Nos hemos desposado de una vez por todas ante lo esencial.

Dice René Char. Y yo he pensado que ese texto me viene al pelo sustituyendo Forcalquier por Satsuma y por Amapolas en octubre. Siempre me digo que tengo que hablar por aquí de Joaquina Prados y de Isabel Mercadé, esas dos desconocidas mías y desconocidas entre sí que aparecieron en la mujer sin atributos hace seis años y ahora forman parte de mi intimidad.

La calidad de tu vida depende a veces mucho más que de la salud, del dinero y del amor, de las personas con quienes te comunicas.

A Isabel no la he visto nunca pero con los años descubrimos dos amigos comunes: Joaquín María Aguirre y Francisco Fernández Buey, nada menos. Nunca nos hemos visto pero hasta hemos llorado un par de muertes juntas. A Joaquina, que es, además de musiliana convencida, la psiquiatra con quien siempre soñé, la vi cinco minutos, vino a la fiesta de despedida de Nacho para conocernos a Sonia y a mí.

Con cada nota en fb o en sus blogs siento que me dicen mira y nunca me defraudan. ¡Lo que habré aprendido de esas dos en estos seis años! Además puedo desayunar absolutamente sola durante quince días seguidos en medio del campo y sentirme estupendamente acompañada: gracias chicas. De pocas cosas tengo más ganas que de ese par de abrazos pendientes.