jueves, 18 de abril de 2013

Yo sí soy la mujer que lee a Robert Musil


Franz Falckenhaus


No conocía a Gonzalo cuando empezó a recitar lo de  “yo no soy la mujer que lee a Robert Musil”. Ni a Jesús, cuando ambos utilizamos lo de “me carga el Dante” y Nacho me dijo que eso no era mío, y al final rebusqué y era de Ferlosio. Ni a René,  hasta que Blanca descubrió que repetíamos la misma maldición china: “Ojalá vivas tiempos interesantes”

Esta mañana, antes de ponerme a copiar y copiar, me he dado cuenta de esos tres azares o encuentros en una frase.

Y luego he seguido a lo mío para llegar pronto a la dieta primaveral: huerto, pelis francesas y Musil: 

-¡Pensamientos muertos y pensamientos vivos!

El pensamiento no es algo que observa un acontecimiento interior, sino que es el propio acontecimiento interior.

No es que pensemos en torno a algo, sino más bien que algo se piensa y emerge en nosotros. El pensamiento no consiste en que veamos con claridad algo que se ha desarrollado en nosotros, sino en que ese desarrollo interno se extiende hasta ese ámbito luminoso. En eso reside la vida del pensamiento; el en sí mismo es un contingente, un simple símbolo, es decir, que muy a menudo puede estar muerto; solo que, como es el miembro terminal de un desarrollo interior, suscita el sentimiento de perfección y seguridad.

-Vea usted, ahora tengo veinticuatro años y, desde hace un año, me he estado torturando con un asunto que me es indiferente. Una invención.

-Cada cual tiene su sistema nervioso y puede llegar a necesitarlo.

-No se dejaría sorprender por un milagro mucho más que por la caída de una piedra.

-Kerrr subraya de Shaw el hecho de que éste, como perfecto escéptico, nos muestra cómo los grandes acontecimientos se producen a partir de pequeños componentes y sólo así, aun cuando no nos demos cuenta. 

-Y porque ningún amor alcanza una intensidad total si no está protegido contra los factores que tienden a disgregarlo por alguna clase de coacción externa-matrimonio, costumbre. Sólo cuando los dos amantes están recluidos en sus sentimientos como en un pequeño establo son investidos por esa ilimitada obstinación recíproca.

-Carácter: Desprecio a esta mujer (Se puede pensar lo que se quiera sobre nuestra educación social, pero hay que reconocer que la gente que no ha gozado de ella comete de cuando en cuando terribles groserías temperamentales) Me resulta odiosa por el espíritu de casta que ha despertado en mí. Y, sin embargo, eso me hace comportarme con ella continuamente con una especie de amabilidad lastimera.

-El amor revela, incluso en la vigilia, esa misma capacidad enigmática de transposición. También allí aparece como algo completamente suelto, transportable. Mi conocimiento y mi juicio sobre A. no ha cambiado en lo más mínimo y, a pesar de todo la amo. Ha surgido algo que no puede descubrirse en ninguna parte. Es como una luz que pende sobre el pensamiento. 

-Es un intento de construir una vida a partir de las horas más sublimes. 

-En el momento en que se sintió libre, vio el abismo que lo separaba de sus anteriores puntos de vista.

-No existe el conocimiento del hombre: es bueno no perder de vista de vez en cuando que comprender a un hombre  no es otra cosa que reaccionar psíquicamente ante él de manera muy concreta. 

-El deseo es una voluntad que no se toma a sí misma del todo en serio ¿y por qué?

-Somos ridículos-pero por buenas razones


Robert Musil
Diarios
DeBolsillo

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