VIII
¿Y qué era la amistad sino el dibujo
de una elegía por sentir lo otro
tal cual y sin llenársenos las manos
ni el corazón de grasa,
de acanemias,
de surrealismo gago,
o de rugoso y oxidante oficio?
Di de ti para mí:
Vuelven las nubes, menos cansadas. Vuelve con menor daño
la amargura.
¿Vuelve Lázaro?
Escribe en negro para hacerse gris:
Ocho o nueve palabras sobre el papel mojado.
Sobre ti. Sobre mí. ¡Ay de tan poco!
Desplegarlas mañana como raíces. Como dibujos. Como
pájaros húmedos de buen augüero.