viernes, 30 de octubre de 2015

miércoles, 28 de octubre de 2015

Buscaba algo que decía Juan Larrea y él se ha puesto a jugar al escondite y a decirme: cópiame






No era mi propósito competir con los satélites siderales de las grandes potencias, cabalgando sobre Clavileño, cuando en 1967 empecé a escribir las páginas de este libro al acicate de una intervención extranjera. Pero por sus derivaciones naturales, ellas mismas me condujeron a un punto en que las anteriores y otras preguntas no menos provocativas se hicieron dueñas de mi mesa de trabajo. He de concederles la palabra:



Nuestras vidas de individuos y de grupos humanos ¿no han de tener en el mundo que se entreabre algún sentido trascendente?¿Se ha de reducir nuestro paso por la vida y no sólo el nuestro, sino el de la Humanidad entera, a hacerlo en términos de nacer, crecer, existir pseudoengendrando, disputándonos sobre infinitesimalidades en expresiones que por lo pretenciosamente estulto pueden parecer de comadrejas, sobre todo, si se los compulsa con la infinita majestad y complejidad del Cosmos?¿Todas nuestras excelencias consistirían en defendernos y defender nuestras ilusiones, como vestimentarias, contra la resaca del tiempo, a la espera de ser arrojados al hoyo envueltos o no en latines o en cualquier idioma muerto, para que otros prosigan nuestro ir y venir, esquivando el tráfico, hablando y requetehablando en lenguas de hojarasca otoñifera... y así sucesivamente?¿Toda nuestra satisfacción, independientemente de las sensuales que en realidad nos domestican, se reducirá a saber que contribuimos con el sudor de nuestras frentes y angustias a la creación de un Leviatán Todopoderoso que a todos nos torne felices metiéndonos materialmente en cintura? Ante tan envilecida situación ¿no existiran ni subter ni superfugios?



Juan Larrea 

César Vallejo y el Surrealismo
Visor Libros

martes, 27 de octubre de 2015

La gente es maja.



-La gente es maja, Marta, la gente es muy maja, la gente, en general, es majísima, que te lo digo yo. Aunque siempre hay algún tontolaba que se quiere dar importancia, pero a esos se les pilla enseguida, 

Repite un amigo machaconamente, y en eso me venía pensando yo a las siete de la mañana del domingo cuando volví a casa después de pasar la noche con los chicos de la escuela, en darle otra vez la razón. También venía pensando que toda esa armónica noche proviene de algún sitio: tuvimos mucha suerte con nuestros maestros, con Jesús, Tomás, Cristina, Pablo, Manolo. Para empezar los tuteábamos. Y claro, pensé en el impacto que supone volver a ver a tanta gente treinta y cinco años después Y también pensé que quiero mucho a Manoli, que deja huella lo de compartir pupitre de los cuatro a los diez o doce.

¡Lo único que no hicimos bien fue no volver al recreo!


sábado, 24 de octubre de 2015

El otoño huele a patata,






Acaba de decir una niña en el parque.

Termina recompensándome esta sobredosis infantil. (!!!!y la que preguntó si las nubes estaban pegadas o sueltas!!!!)


A medio día siempre vienen un abuelo, un padre y un hijo y salgo a oirlos. Hablan y hablan y hablan y se ríen, en chino, pero tengo la impresión de que ya todo se entiende.

viernes, 23 de octubre de 2015

Apología de las adicciones y Nora Jones



Lo mejor de la semana ha sido que tengo una nueva adicción; los frutos rojos. Las adicciones son recomendables, como su propio nombre indica, y suelen tener un comportamiento ejemplar: cuando no caben todas, o cuando se gastan y dejan de dar placer, se relevan. De momento irme a la cama con un plato de frambuesas, endrinas, grosellas, fresas y moras casi heladas me está cambiando las noches, y le va a gustar mi nuevo vicio a la reumatóloga con la que paseo.


El sábado tengo una cena con los que eran niños conmigo en la escuela, como todos los que pasamos por esa situación siento una mezcla de curiosidad y terror. Lo que prefiero de todo lo que me pasó allí fue que me hice adicta a la pintura. Debíamos tener siete años cuando hacíamos trampa con las preguntas Davila y yo y nos aprendimos todas las láminas del diccionario Aristos. Lo peor eran los deportivos recreos y la crueldad con los torpes, entre los que me encontraba.





jueves, 22 de octubre de 2015

Enrique Banchs, un poeta que le gustaba a Borges.





Escucha, paloma, que tengo un secreto,
detiene tu vuelo, diré mi leyenda,
paloma que vuelas y giras y arrullas. ¿No sabes el cuento?
En una mañana de la primavera...
Colorín, colorado, y aquí está acabado.

Ábreme con tu pico la piel
y lleva mi grano por sobre la aldea...
[ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ]
La vendimia tan llena de risas
como barca con remos de seda 
se aproxima a los suaves impulsos del Tiempo senil. 

miércoles, 21 de octubre de 2015

Verbum



Cuánto más disfruto de la literatura menos interés siento por el mundo literario, estaba pensando estos días, y anoche se lo oí decir a Goytisolo.

Estoy en étapa de idilio, se me ha caído la baba con “El viceconsul” de la Duras; llevo anotando sus libros semanas, sus picardías literarias me parecen infinitas. Pero mientras buceaba en la Duras se estaba agitando Lautreamont recomendado por la Pizarnik, antes de alcanzarlo encontré un apeadero; Bachelard hablando de Lautreamont. Cuando necesito un cambio de aires me voy con los cronistas, esta semana con Villorro y la Licitra.

La cháchara de todos esos dispara la memoria y también me persigue algo que decía Valery: que la historia de la literatura podría ser contada sin citar a un solo autor; me hace ilusión pensar, cuando convivo con ese batiburrillo de gente, que sus palabras se imantan, resucitan, chocan, se interrogan, se bifurcan y que, al escucharlas, hasta me salen  hojitas, como a las estacas.

sábado, 17 de octubre de 2015

Apología peripatética





Escribir no es ni más ni menos que elegir palabras. Han descubierto que hay neuronas en el estómago, pronto descubriran que también las hay en las piernas; las palabras mejor elegidas son las que ellas señalan. 

Por eso hay textos que caminan, textos que corren, textos que se sientan y se balancéan y algunos que trotan.

jueves, 15 de octubre de 2015

Se escribe para ver morir a una mosca. Tenemos derecho a hacerlo.




Sigo bajo la mala influencia de la Duras. En "Escribir"  Doña Margarite consigna la hora exacta de la muerte de una mosca tras quince minutos de agonía. A partir de esa primicia se despeña en detalles e hipótesis que nadie debería perderse.

 La potencia del microcosmos. Si lo sabré yo ahora que les están saliendo hojas a mis estaquitas.

Concluye así

Todo escribe a nuestro alrededor, eso es lo que hay que llegar a percibir, todo escribe, la mosca, la mosca escribe, en las paredes, la mosca escribió mucho a la luz de la sala, reflejada en el estanque. La escritura de la mosca podría llenar una página entera. Entonces sería una escritura. Desde el momento en que podría ser una escritura ya lo es. Un día, quizás, a lo largo de los siglos venideros, se leería esa escritura, también sería descifrada, y traducida. Y la inmensidad de un poema legible se desplegaría en el cielo.

lunes, 12 de octubre de 2015

Permutaciones festivas

,


Cuando hay fiesta fuera es conveniente celebrar también  dentro, cometer pequeñeces excepcionales.

La primera rareza matinal ha sido la visita de la tía Emma. Le he enseñado el herbario. 

Mi madre era cronista de fuelle largo, Emma le daba el contrapunto, es aforista,  trastorna levemente el lenguaje con magníficos resultados, tiene oreja, es sagáz. Sigue marcando la acequía hasta la que deja que nos escapemos

La segunda rareza es que nos hemos puesto poéticas, al final le he regalado una antología de Gamoneda y cuando se ha ido me he puesto a leer sextinas.

Los libros son tramos de una escalera
horizontal; laberinto sin centro,
las líneas huyen deprisa hacia dentro,
abren puertas sin dintel ni madera.
Espacio exacto y cruel como la espera.

Ana Nuño


viernes, 9 de octubre de 2015

Entre buscar y encontrar hay una grieta.


Porque buscar es un hábito y encontrar un azar. ¿Se escribe para buscar o para encontrar? Puede que sólo la dialéctica entre hábito y azar sea fértil.

(¿Y si en lugar de escribir, escribimos leer, como Pierre Menard y sus secuaces?)


No sé de quién es la foto. La encontré

Día de estreno.



Cuando comentando un texto me sobrexcito les digo: ya me veo estrenando vestido en la presentación.

Hoy he estrenado vestido, me he ido de compras con mi padre por la mañana. "Caminar sobre la cuerda", la ocasión, lo merecía.

Sólo una cosa he echado de menos, a Ester Berdor al lado para chismorrear, y eso que estaba en una fila que hervía, con Juliana, Zoe y María José, sólo nos faltaba Elena para completar el núcleo duro. ¡Menudo reto y menuda suerte batirse el cobre con vosotras por una coma o por un adjetivo!

Felicidades y gracias Berdor.

martes, 6 de octubre de 2015

De un suculento menú y de las fauces lectoras.



Sigo con el firme propósito de empezar bien las semanas, ayer me fui a Antígona con un estupendísimo alumno y, como han puesto un bar con terraza en la mera mera puerta imantada, cada poquito me volvía a jalar el laberinto. Es rico interrumpir la conversación para salir pitando a buscar a viejos conocidos y presentárselos a David. Pocos momentos tan placenteros como esos en los que la bibliografía se pone en danza y se abren las fauces y la memoria.

Vivo en vilo desde que el maestro, que vino a comer el domingo, me trajo "Místicos y heterodoxos" de Jaime D. Parra. Un festín. Me esperan los últimos artículos de la Duras, inmejorables, El Manicomio de Mauricio Medo sigue abierto y es libro que merecería un retiro. Para terminar de arreglarlo me traje ayer "La antorcha" de Karl Kraus.

A Karl Kraus no sabía si me lo estaba guardando o es que se me había acumulado el miedo que le tienen todos los que lo citan. Después de sesenta páginas he llegado a la conclusión de que eran las dos cosas. Da igual de que hable, ¡qué amplitud!¡qué contundencia!



lunes, 5 de octubre de 2015

Problemas de época







Demasiados fáciles que se hacen los difíciles con ventaja; les basta con perorar profesionalmente sobre lo que no entienden.

domingo, 4 de octubre de 2015

Eduardo Chicharro



El amor.
El gran amor loco, de dimensiones desorbitadas
Aquel que brota con ímpetu de todo bicho viviente.
De la encina, de la casa, del alero y la briza de hierba,
del pecado y del odio
Que se posa con mansedumbre en la faz de las cosas más
sencillas, como por ejemplo, la hoja, la mosca, el almirez.

Al pasar junto a los viveros de pequeñas plantas el alma irradia en todas direcciones
y se pierde, entretenida en un juego no parecido a ningún otro.
Es el alma muda.
Alma sosegada
Alma a cuyos oídos no llegan rumores.

viernes, 2 de octubre de 2015

Del placer de hacer albóndigas oyendo a la Estrella. Y de la salud.

              

 

                      El lunes empezó de un modo inmejorable. Tenía que preparar lasaña y albóndigas y llegué a la cocina justo cuando empezaba un concierto de Estrella Morente. (1) (2)

                      Un rato después me contó mi padre que acababan de llamarlo de la Seguridad Social y le habían dicho que mi madre, que era voluntaria en una investigación y había pasado por gusto un montón de chequeos,  bueno, pues que estaba sana como una manzana.

Cada vez me gusta más cómo se murió; como era. Ella también hubiera disfrutado de la Estrella y los canelones un montón, disfrutar es el mejor ejercicio para la salud.