jueves, 15 de octubre de 2015

Se escribe para ver morir a una mosca. Tenemos derecho a hacerlo.




Sigo bajo la mala influencia de la Duras. En "Escribir"  Doña Margarite consigna la hora exacta de la muerte de una mosca tras quince minutos de agonía. A partir de esa primicia se despeña en detalles e hipótesis que nadie debería perderse.

 La potencia del microcosmos. Si lo sabré yo ahora que les están saliendo hojas a mis estaquitas.

Concluye así

Todo escribe a nuestro alrededor, eso es lo que hay que llegar a percibir, todo escribe, la mosca, la mosca escribe, en las paredes, la mosca escribió mucho a la luz de la sala, reflejada en el estanque. La escritura de la mosca podría llenar una página entera. Entonces sería una escritura. Desde el momento en que podría ser una escritura ya lo es. Un día, quizás, a lo largo de los siglos venideros, se leería esa escritura, también sería descifrada, y traducida. Y la inmensidad de un poema legible se desplegaría en el cielo.

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