Ayer se murió el Pichi. Llevaba unos
trece años piándole durante el desayuno, poniéndole música y
bajando las luces al anochecer, cuando protestaba. Ha vivido
exactamente el doble que los de su especie.
Carlos, que es animista, con ese pájaro
era fácil serlo, le dejó preparada una caja, así que me voy a
enterrarlo al río, por fin se ha parado (casi) el aire.
(Si sería importante el pichi que éste
blog empezó con él)